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Cinco formas en las que el amor verdadero es más satisfactorio que la pornografía

El amor, la intimidad y la conexión con un ser humano real siempre será infinitamente más gratificante que un mundo de fantasía sin fin de sexo extremo que se encuentra en línea.

¿Alguna vez has pensado cómo, de alguna manera, la pornografía es totalmente lo
opuesto del amor y la intimidad real? Muchas personas persiguen una versión del amor
que ven en las películas o en la televisión o que leen en los libros. Es fácil idealizar una
versión de algo que se representa como “ideal”, ¿no es cierto? ¿Pero qué pasa si esa
representación de lo “ideal” en verdad está completada alejada de la realidad?

Para muchos consumidores, mirar pornografía es otra versión de esa búsqueda de
aquello “ideal”, de una conexión, de sentirse vivo; quieren perseguir una euforia que
encuentran en la pornografía. El hecho es que, lo que suele ofrecer es una imagen
exagerada y retorcida de un vínculo amoroso. Si bien se puede sentir gratificante en el
momento, la pornografía ni se acerca a lo que es el amor verdadero de una relación.

Eso no quiere decir que la realidad y el amor verdadero sean “fáciles” o siempre
perfectos, pero los altibajos de la vida tienen mucho más para ofrecer que cualquier
contenido pornográfico de fácil acceso o en alta definición. La pornografía le da a
quienes la consumen un escape temporario, pero no hará que se conviertan en mejores
amigos, parejas o familiares.

La pornografía le hará creer a sus consumidores que muestra la mejor versión posible
del sexo y las relaciones. Por lo que muestra, no vale la pena el esfuerzo que conlleva la
dura tarea de conocer a alguien, relacionarse y construir una relación.

Si lo que se muestra en la mayoría del contenido pornográfico más popular es verdad,
todo lo que necesitas es sexo constante y sin filtro para lograr un estilo de vida
gratificante y saludable, y una pareja no objetora con la que hacer todas estas cosas.
Alguien que consuma pornografía puede pensar: “si tan solo tuviera una pareja como
esa”. Mirar porno puede sentirse bien por un tiempo, pero queremos decirte que el amor
real y comprometido es mucho más auténtico que cualquier cosa que pueda mostrarte la
pornografía. Aquí van algunas razones.

1. El amor hace que las buenas cosas de la vida sean mejores

Las mejores cosas de la vida son aún más increíbles cuando se comparten con una
pareja o un amigo que las experimenta a tu lado. Piensa cómo la pornografía deja de
lado la mejor parte del amor y las relaciones. El amor y la conexión con otra persona se
extienden más allá del acto sexual constante. La pornografía elimina el antes y el
después del sexo, pasando por encima del increíble y maravillosamente complicado
proceso de conocer a alguien y enamorarse. Se salta el estrecho vínculo que puede
surgir de una relación comprometida.

En la pornografía, no se muestra lo que significa el tomarse de las manos, las citas, la
fase de conocerse o la superación de obstáculos en la relación. Es muy falsa e hipócrita, deja fuera todo lo que es real del sexo y el conectar verdaderamente con alguien. A
menudo, si alguien consume suficiente porno y ve el sexo y las interacciones poco
realistas que allí se muestran como un «estándar de oro», puede tener expectativas
deformadas de todo lo que ocurre en las relaciones y creer que las personas reales no
valen la pena. No importa quien seas, mereces algo mejor que te comparen con una
fantasía falsa.

2. El amor vale más que cualquier cosa que pueda ofrecer la pornografía

La pornografía no puede amarte. Te dejará tal como te encontró: con un sentimiento de
ansiedad, soledad, aburrimiento y estrés. La pornografía no puede luchar por ti, no
puede cuidarte y no te hará apreciar las pequeñas cosas de la vida. En cambio, el amor
ofrece compañía, amistad y un vínculo estrecho que ningún contenido porno puede
replicar.

Es un hecho biológico: los humanos están programados para sentir amor y vincularse
con otra persona tridimensional que pueda vivir la vida a su lado. El amor puede
volverte más generoso y a dar de forma desinteresada, asegurándote de que tu pareja se
sienta amada y cuidada.

La pornografía exprime la idea de que el placer y el disfrute son la prioridad, sin
importar el sufrimiento, dolor o abuso de otros. Si bien todos merecen sentir placer
sexual, esto no es más importante que el consentimiento, el respeto, la igualdad y la
reciprocidad en una relación.

Los actores que ves en el contenido pornográfico nunca te tomarán de la mano ni
envejecerán contigo, pero el amor puede durar más allá de las adversidades y períodos
de la vida, y luchar junto a ti hasta el final. Luchar por amor significa luchar por las
cosas de la vida que son sanas y valen la pena, y hacer frente a las ideas tóxicas de la
pornografía.

3. El amor te desafía a ser una mejor persona y más saludable

Al igual que ocurre con otras drogas o conductas adictivas, las personas suelen recurrir
al porno cuando experimentan emociones negativas a las que no quieren hacer frente.
La cuestión es que mirar pornografía como una forma de escapa de la realidad no
funciona. Lo que parece ser una simple distracción de la ansiedad o la depresión
posiblemente empeore estos problemas en el largo plazo. La vida está llena de
sorpresas, y algunas de ellas pueden ser difíciles de afrontar, pero la pornografía jamás
será la respuesta para superarlas o para tener una vida más saludable.

En el mundo de la pornografía, a los consumidores no se les plantea que piensen en el
consentimiento o si la persona que están viendo en la pantalla realmente quiere estar
ahí. El porno no quiere que veas más allá de tu persona ni que pongas a los otros
primero. ¿Cómo inspira la generosidad, la bondad y la compasión vivir en ese estado de
ánimo durante años viendo porno?

La verdad es que el amor real y sano inspira a las personas a seguir buscando la mejor
versión posible de sí mismas, que piensa en los demás y se preocupa por la felicidad de
los otros. Cuando las personas están motivadas por el amor, sus relaciones y amistades
prosperan. El amor unifica a las personas, ayuda a nuestra sociedad y hace que la vida
sea mucho mejor y más vibrante.

El amor motiva a las personas a tomar decisiones más sanas, mientras que la
pornografía solo las obstaculiza. Elige la realidad y el amor, no el porno, y estarás
eligiendo una mentalidad más sana, incluso cuando sea difícil.

4. El amor anima a la gente a ver a los otros como algo más que un conjunto de partes del cuerpo

La pornografía reduce a las personas reales con historias y anécdotas a un conjunto de
partes para ser usadas, a veces abusadas, y luego descartadas. Al ver una imagen
pornográfica, los consumidores rara vez tienen en cuenta la vida de los actores fuera del
rodaje. Hacerlo sería “arruinar la fantasía” de que estos actores existen solo para el
placer de la visión y por ninguna otra razón. No comen, no tienen el corazón roto, no
han sufrido abusos, no necesitan dinero desesperadamente, no tienen familia. No son
víctimas de la trata, ni intentan escapar de la pobreza o superar abusos pasados
trabajando en la industria del porno.

El consumo de pornografía conmueve la cosificación de hombres y mujeres, dejando de
lado verdadero valor y potencial más allá de lo que la industria retrata. Ellos tienen más
para ofrecer de lo que se les pide o lo que se muestra. Luchar por amor es luchar por la
humanización de los que están a nuestro alrededor y de quienes están detrás de la
pantalla.

5. El amor es mejor porque es real

Vivir en un mundo de fantasía de sexualidad explícita no te enseña cómo enfrentar la
realidad. Sabemos que esta es la razón por la que la gente consume pornografía, pero
tenemos un punto.
El porno no exige nada a los consumidores, salvo su tiempo. El porno duro y extremo
no reta a los consumidores a ser mejores personas, más compasivas, y de hecho puede
tener exactamente el efecto contrario. Peor aún, la industria de la pornografía desprecia
a sus consumidores, su salud y el éxito de sus relaciones. No te conformes con nada que
no sea real y lucha por tu amor.

El significado detrás de esto

No creemos que nadie que vea porno sea una persona terrible, pero sí creemos que las
personas que consumen porno se están privando de lo que la vida y el amor pueden
ofrecer. No luchamos por el amor solo porque la pornografía sea tan dañina (aunque
realmente lo sea).

La verdad es que luchamos por el amor porque es mucho mejor que cualquier cosa que
alguien pueda ver en una pantalla. Luchamos por el amor porque legítimamente merece
la pena luchar por él. Nosotros, como generación, defenderemos el amor y exigiremos
más de lo que ofrece el porno. Cada uno de nosotros merece algo mejor. ¿Estás de
acuerdo?

ORIGINAL: https://fightthenewdrug.org/why-love-is-better-than-porn/

¿Cómo realmente te afecta el n0p0r?

¿Alguna vez te has preguntado cómo afecta a tu cerebro realmente el consumo de pornografía? ¿Y a tus relaciones? ¿Y a tu visión del mundo? En el contexto actual, donde la pornografía está fácilmente accesible a través de internet, es crucial explorar las implicaciones de su consumo. Aquí, examinaremos tan solo tres consecuencias negativas del consumo de pornografía. Consideraremos los aspectos neuronales, relacionales y filosóficos. Además, incluimos, al final del artículo, las referencias a los estudios científicos o documentos.

1. Alteración de la plasticidad cerebral

Investigaciones recientes han demostrado que el consumo regular de pornografía puede tener efectos perjudiciales en la estructura y función del cerebro. La pornografía activa los mismos circuitos neuronales que las drogas adictivas. Libera dopamina en el cerebro y crea un ciclo de búsqueda de gratificación. 

Esta sobreestimulación puede conducir a la desensibilización, lo que significa que se necesita más pornografía o contenido más extremo para alcanzar el mismo nivel de excitación. Estudios como el realizado por Kühn y Gallinat (2014) han encontrado una disminución en la materia gris en áreas del cerebro asociadas con el control de los impulsos en personas que consumen pornografía con frecuencia.

2. Distorsión de la intimidad y las relaciones interpersonales

La pornografía promueve una visión distorsionada de la sexualidad y la intimidad. El cuerpo humano no es algo que tenemos, como si fuera un accesorio. Por el contrario, es expresión de nuestra persona y nuestro valor. Por lo tanto, tiene un significado intrínseco y sagrado. Es así que su uso (o abuso) en la pornografía como un objeto de gratificación sexual trivializa esta realidad.

 El consumo regular de pornografía puede dificultar la formación de relaciones íntimas auténticas, ya que fomenta una mentalidad consumista y despersonalizada hacia los demás. Estudios como el realizado por Perry y otros autores (2018) han encontrado que el consumo de pornografía está asociado con una menor satisfacción en las relaciones románticas y una disminución en la intimidad emocional.

3. Desintegración de la dignidad humana y la trascendencia

Desde una perspectiva filosófica, el consumo de pornografía socava la visión única sobre la dignidad humana, visión que nos permite ver el valor intrínseco de la persona y el amor que ella merece. En la Teología del Cuerpo, el Papa San Juan Pablo II enseña que cada persona es un ser único e irrepetible, creado a imagen y semejanza de Dios. Por lo tanto, merece ser tratado con respeto y dignidad. 

La pornografía, al reducir a las personas a meros objetos de placer, niega esta dignidad inherente y perpetúa una visión utilitaria y materialista de la sexualidad humana. Además, al centrarse exclusivamente en la satisfacción física, aleja a las personas de la búsqueda de la trascendencia y el significado más profundo de la sexualidad humana.

***

En conclusión, el consumo de pornografía nos pone delante de una especie de lentes que dificultan, oscureciendo, nuestra capacidad de ver. No nos permite ver la realidad del ser humano tal y como fue creado. Tampoco, el amor del que es merecedor. Es por ello que es tan fundamental volver a una visión personalista de la sexualidad humana, como la presentada por San Juan Pablo II. Este modo de ver la sexualidad eleva el cuerpo al nivel de la persona. Nos permite ver que cualquier ataque al cuerpo es un ataque a nuestra dignidad. Como afirma el último documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, tenemos una dignidad infinita, fruto de haber sido creados a imagen y semejanza de un Dios que nos ama infinitamente.

Referencias

Kühn, S., & Gallinat, J. (2014). Brain structure and functional connectivity associated with pornography consumption: The brain on porn. JAMA Psychiatry, 71(7), p. 827-834. 

Perry, S. L., Cavanaugh, L. E., & Grov, C. (2018). Understanding the role of pornography in the sexual lives of men: Protocol for a mixed methods study. JMIR Research Protocols, 7(3), p. 69. 

Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe «Dignitas infinita sobre la dignidad humana», 08.04.2024, disponible en: https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2024/04/08/080424c.html

Testimonio: Cómo luchar contra la pornografía nos unió

Quiero compartir mi historia[1]. Es una prueba increíble de cómo el amor triunfa por sobre todas las cosas.

Cuando tenía unos 15 años, empecé a salir con un compañero de clase. A los seis meses de relación, descubrí que era un gran consumidor de pornografía. De alguna manera, esto me impactó. No obstante, en retrospectiva, no fue una gran sorpresa. 

Cuatro años de dolor

Me afectó mucho y me sumió en un mundo de depresión y autolesiones. La relación continuó durante 3 años hasta que decidí darle fin. No imaginaba que esta sería mi primera exposición a una larga experiencia con consumidores frecuentes de pornografía. 

Un año después, salí con otro chico que juraba nunca haber visto porno. Días después de romper, descubrí que también consumía ese contenido en gran cantidad. Me sentí desolada, como si todos los hombres fueran iguales. Sentía que el porno era el tema común de mi vida.

El amor, a unas cuadras de casa

Mientras tanto, a unas cuadras de mi casa, estaba quien sería el amor de mi vida. La primera vez que él había visto pornografía fue en la casa de un amigo. Debido a que ese grupo de amigos con el que se juntaba consumía mucho contenido pornográfico, lo normalizaban. Así, lo incentivaban porque era algo que todos los chicos hacían.

Cuando estaba rindiendo sus exámenes finales, se obsesionó con la pornografía. La veía como una manera de aliviar el estrés. También, cayó en la adicción a los juegos y a la comida. Al entrar en la universidad, esos aspectos oscuros de su vida continuaron.

Las palabras sanan

Nos conocimos en 2014. Debido a mi pasado y a mi recién descubierta pasión por hablar contra la trata de personas y la pornografía, me sentía muy abierta para hablar sobre el tema y una noche tuvimos una conversación muy profunda sobre ello. Gracias a mi sinceridad, se sintió lo suficientemente seguro como para compartir su lucha conmigo, siendo la primera vez que lo hablaba con alguien.

Esa noche, algo dentro suyo cambió. Algunas de las cosas que dije le abrieron los ojos. Pudo ver los efectos dañinos que tenía esta adicción. A partir de ese mes, nunca más volvió a ver pornografía. Casi 4 meses después, empezamos a salir.

***

En la actualidad, trabajamos con jóvenes para concientizar sobre esta problemática. Lo más increíble es que, si ninguno hubiera pasado por esta situación, no hubiéramos podido unirnos tan estrechamente para luchar por amor.

Queremos inspirar a otros para que valoren el amor por encima de la vacía satisfacción temporal, y formar una generación de hombres y mujeres que vean la belleza del sexo, en lugar de su degradación.

—E.


[1] https://fightthenewdrug.org/true-story-our-struggles-with-porn-helped-us-grow-closer/

Series e hipersexualización

Tiempo atrás, quien consumía contenido sexual, debía buscarlo con algún esfuerzo, pues no era tan fácil adquirirlo, en revistas, películas o canales de TV pagos, etc. Hoy es accesible fácilmente y gratuitamente. No es necesario buscarlo: está en todas partes. 

Esta facilidad y gratuidad han hecho que las personas sanas y que nunca buscaron explícitamente este contenido se vean afectadas en su salud mental, en su afectividad y en su sexualidad. Casi todas las plataformas de streaming (NetflixPrime VideoHBO, etc.) en su contenido incluyen a menudo escenas sexuales explícitas. Escenas innecesarias e inapropiadas. Escenas que dañan buenos argumentos literarios con un contenido irrelevante y nocivo. 

Las consecuencias son similares a los efectos del consumo de pornografía, con el agravante de que tenemos la falsa sensación de no estar consumiéndola solo porque la obra no se cataloga como pornográfica.

Entre los efectos en nuestra mente podemos encontrar los siguientes:

Primer efecto: percepción irreal de la sexualidad y baja autoestima

Las representaciones exageradas y ficticias de la sexualidad en los medios pueden afectar la percepción de lo que es normal o esperado en términos de comportamiento sexual. Conducen a expectativas poco realistas y a presiones sobre la apariencia física y el rendimiento sexual

Presentan un sexo irreal, ficticio y no replicable. Las mujeres, así, tienden a creer que entregando su cuerpo son amadas. Tienden a tolerar ser sexualmente agredidas (sadomasoquismo). Los hombres son más propensos a volverse agresivos. Creen que la agresión es lo que las mujeres quieren: porque eso es lo que ven en este contenido e influye en el pensamiento. 

También, este tipo de contenido normaliza y vende como normativos los comportamientos o las circunstancias que no lo son. Entre ellos, tener muchas parejas sexuales, pensar que toda relación sexual termina en un orgasmo, tener encuentros sin ningún tipo de compromiso, sin amor y sin responsabilidad.

La constante exposición a cuerpos idealizados y situaciones sexualmente sugerentes afecta la autoestima debido a la comparación con estándares poco realistas. Esto conduce a sentimientos de insatisfacción con el propio cuerpo y con el propio desempeño. Además, la representación de personas como objetos sexuales contribuye a la cosificación.

Psicológicamente, también aumenta la tendencia al egoísmo y al autoerotismo. Además, acrecienta una mayor agresividad física y verbal en el ámbito sexual y no sexual. Disminuye la satisfacción sexual, el afecto, la valoración física negativa de la pareja, la confianza, la lujuria. 

Desarrolla las diferencias sociales entre hombres y mujeres. Amplia la infidelidad y el divorcio, como también, las dificultades en los vínculos con el sexo opuesto, la compulsividad sexual, la preocupación sobre la orientación sexual, la frustración y el miedo al fracaso por no conseguir lo esperado. 

Esto conduce a depresión, ansiedad, vergüenza y culpa. En resumen, hay una ruptura de lo afectivo con lo sexual.

A nivel social, contribuye al tráfico sexual. La pornografía es la tercera forma más común de tráfico sexual. Es usada, a su vez, para desensibilizar a los niños que son víctimas de abuso y tráfico sexual. Igualmente, los actores son presionados e, incluso, amenazados para realizar estas escenas, ya que ellos no son realmente actores porno, sino actores convencionales. 

Segundo efecto: daño neurológico y adicción

El consumo de este contenido hipersexualizado genera desgaste de la corteza prefrontal del cerebro. También, alteraciones en el núcleo accumbens y el núcleo ventral estriado, que es el sistema de recompensas del cerebro. A su vez, produce que el cerebro pida cada vez dosis más altas de dopamina, la hormona del placer. Esto conduce a que los estímulos sean cada vez más fuertes. Se genera, así, un efecto de tolerancia y de dependencia, como sucede con cualquier droga. 

Nos lleva a escalar en el tipo de estímulos que buscamos, porque lo anterior ya no es suficiente. Así, comenzamos viendo una serie de forma inocente y, sin darnos cuenta, nos encontramos buscando algo más fuerte. 

Las funciones ejecutivas se ven alteradas. Se dificultan, entonces, la toma de decisiones, el control de los impulsos, el razonamiento. Se alteran la personalidad, la moralidad, la memoria, la atención, la flexibilidad mental, la planeación y ejecución de metas. 

Tercer efecto: disfunciones sexuales

Todo lo mencionado anteriormente puede generar alteraciones en el funcionamiento sexual. Si bien esto no pasa en todos los casos, muchas personas desarrollan disfunciones eyaculación precoz, disfunción eréctil, pérdida de sensibilidad o anorgasmia.

Algunos profesionales niegan estas consecuencias y aseguran que solo ocurren estas disfunciones cuando se realizan excesos. No obstante, ninguno sabe determinar cuándo hay un exceso. Aunque la frecuencia sea baja, las alteraciones psicológicas mencionadas anteriormente estarán presentes. 

***

Recomendaciones

1. Evitar los autoengaños: pensar que uno controla el consumo y que no le hace daño a nadie.

2. Evitar justificarse con excusas como, por ejemplo, “mi pareja no me satisface” o “todos tenemos necesidades”, con el fin de realizar estas prácticas.

3. Evitar el exceso de dopamina: buscar solamente placer por varios medios solo nos traerá desesperación y enfermedad.

4. Educarse en el sacrificio, haciendo pequeños actos de mortificación.

5. Formarse en una sana sexualidad, como la Teología del Cuerpo, y en una moral sexual.

6. Buscar ayuda especializada. 

Para más consejos, encuéntrame en Instagram como @psicoalexandraguzman.

Sound of Freedom y la pornografía

El estreno de la película Sound of Freedom ha traído una gran conmoción sobre el tráfico sexual de niños. Una película fuerte, cruda, alarmante, que te destroza por dentro. Sin embargo, es poco el dolor del espectador comparado con la crueldad que viven miles y miles de niños, pues, tristemente, esta película muestra la realidad.

Una frase que resonó muy fuerte en la película es: “la droga es vendida una vez al día, pero los niños son vendidos de 5 a 10 veces al día.” Pensar en esos niños que son comercializados —y en esos padres que todos los días ven las camas de sus niños vacías—, no solo nos debe producir tristeza, sino que nos debe interpelar a movilizarnos para erradicar la explotación sexual infantil. 

La pregunta obligada e inmediata es: “Y yo, ¿qué puedo hacer? No soy un agente de rescate como Tim”. La respuesta es: Tal vez hoy no lo seas, pero te podes convertir en uno. En nuestras manos está el poder rescatar a esos niños aun con pequeños actos cotidianos. Concientizar, visibilizar y no tomar una postura de indiferencia, nos puede conducir a vivir la experiencia de salvar el futuro de miles de niños.

No seamos cómplices

La explotación sexual infantil no es posible con una sola persona: se necesitan de muchos actores que actúen en complicidad. Así, intervienen quienes investigan sobre los niños, quienes los roban, quienes los trasladan, quienes los controlan, quienes los someten, quienes silencian a distintas autoridades a través de coimas, quienes consumen, y quienes conocen del consumo pero prefieren mantenerse en silencio. Estos últimos, actuando tan cobardemente, también son cómplices.

Tal vez aún no te hayas identificado con ningún perfil de complicidad, pero hay otro eslabón importante. La trata de personas no inicia cuando el niño es secuestrado o cuando se difunden sus imágenes. La trata de personas comienza mucho antes: comienza con la hipersexualización de los menores a través de la música que escuchan, la manera en que los visten, el tipo de bailes erotizados en los que participan, y las letras de canciones con contenido sexual y violento que escuchan. 

Los niños desde muy temprana edad son expuestos a ver programas de televisión o diferentes medios sociales que están pornificados. Se ha perdido el sentido común de los adultos que aplauden a un niño que se está siendo hipersexualizado. Hipersexualizar a un niño es promover el consumo de pornografía infantil.

Dejemos de romantizar el consumo de pornografía

La aceptación social y cultural del consumo de pornografía significa naturalizar la relación utilitaria con otro, quien solo viene a cumplir la función de otorgar placer sexual.

Es enorme el daño que está causando al desarrollo afectivo de los adolescentes y jóvenes el consumo de pornografía. En efecto, esta muestra una realidad sexual que no solo no es sana, sino que es violenta y humillante. No es la realidad sexual que, como hombres y mujeres estamos, llamados a vivir y experimentar. 

Cuando el modelo de  educación sexual es la pornografía, terminamos actuando lo que vemos. Al hacerlo, las personas pasarán a ser objetos. La pornografía no es más que un foco de contaminación de las mentes.

Consumir pornografía desata una adicción peor a la de cualquier sustancia nociva. Como cualquier adicción, el cuerpo va a pedir una mayor dosis para mantener el nivel de excitación. Se despierta un apetito sexual insaciable. La insatisfacción conduce a la búsqueda de nuevas experiencias, y el mismo consumo de pornografía dispone la mente a esperar satisfacción sexual a demanda y gusto del consumidor. Este avanza consumiendo cada vez contenido más explícito y violento —pues la pornografía presenta el dolor y el sufrimiento como un medio para obtener placer—. 

Esa sensación de insatisfacción hará que se busque pornografía cada vez más “fuerte”, y el millonario negocio de la pornografía está preparada para ofrecerlo. Claro está, sin importar que esto se haga a costa de un daño a personas vulnerables. 

La pornografía es un camino que confluye con la trata de personas

Cada vez que se produce y distribuye pornografía, se ha producido trata de personas. Catherine Mackinon, profesora de leyes de Harvard, decía al respecto: “Consumir pornografía es una experiencia de sexo comprado”. Y comprar sexo crea un hambre de seguir comprando, deshumanizando, y actuando según lo que se ha visto. 

La pornografía es publicidad para el tráfico de personas porque los traficantes utilizan fotografías de sus víctimas para promocionar lo que ellos consideran “su producto”. La pornografía no viene más que a deshumanizar a las personas, a utilizarlas como mercancía, como un producto. Y luego de cumplir su “función” de otorgar placer, el producto puede ser desechado.

Sin consumo no hay trata

El tráfico sexual terminará cuando no exista demanda. La demanda dejará de existir cuando el deseo sexual desordenado, torcido, corrompido y pervertido deje de ser promovido.

Un documental sobre el tráfico sexual, Rape for Profit —Violación Lucrativa— expresó lo siguiente: “La prostitución es el acto principal, la pornografía es el ensayo de vestuario. Lo ven, lo desean, van y lo actúan. Cuando una sociedad está demandando más pornografía, está demandando más mujeres prostituyéndose.”

Vivimos en una sociedad que presenta la pornografía como un medio de educación sexual. Es natural entonces que la cultura busque sexo como si fuera un bien de uso. Visto así, el tráfico sexual se convierte en una práctica “natural”. “Natural” no significa correcto; en este contexto, significa egoísta, hedonista, perverso, y todo lo malo que a usted, lector, se le pueda ocurrir. 

***

La pornografía es el germen de la trata de personas y del abuso sexual infantil. La pornografía es una causa raíz que alimenta la demanda de más víctimas de explotación sexual.

Enfrentar la pornografía significa confrontar la cultura. Las mentiras en torno a la pornografía necesitan ser disipadas. La gran mentira de la pornografía como la triple A —Asequible, Accesible y Anónima— ha hecho que esta perversión avance, se establezca y se promueva culturalmente. La pornografía no solo no satisfará el deseo sexual del consumidor, tampoco le ayudará a construir relaciones sólidas, dañando más bien la mente de quien la consume.

Sin consumo, no hay trata. La toma de conciencia y el aporte de cada uno de nosotros en esta lucha puede cambiar la realidad de miles de niños. Todos podemos ser un héroe como el agente Tim. Con una denuncia, con un click, o con un “no”, estamos promoviendo una infancia una y sexualidad más sanas.

¿Qué hago si mi pareja ve pornografía?

Enterarte de que tu pareja ve pornografía puede ser difícil de asimilar. Frente a este hecho, pueden surgir varias preguntas: ¿Realmente me quiere? ¿Cómo afecta la pornografía la forma en la que me ve? ¿Podremos continuar con nuestra relación?

Si uno mismo ha luchado y ha podido salir del vicio de la pornografía o está luchando contra él, va a ser mucho más fácil comprender la situación del otro. En cambio, si uno nunca ha tenido este problema, muy probablemente tienda a hacer juicios muy duros respecto de su pareja y le sea mucho más difícil comprender su situación.

Puede que uno haga un balance y, viendo todo lo que han vivido juntos, quiera seguir apostando por la relación. Pero, ¿esto es posible? Creo que sí es posible siempre y cuando se tengan en cuenta estos cuatro elementos. Si todos ellos son favorables, la relación es viable.

#1 ¿Qué piensa la otra persona: está bien o está mal?

Ya sea que te hayas enterado de que tu pareja ve pornografía porque te lo contó voluntariamente o porque accidentalmente la descubriste, es fundamental que sepas qué piensa al respecto. Si dice que no le parece que esté mal, que se trata de algo normal, o trata de justificar dicho comportamiento o minimizarlo de alguna manera, ese no es un buen signo.

Una respuesta favorable sería algo como: “sé que está mal, pero me cuesta dejar de hacerlo”. Una respuesta como esta expresa dos cosas: que la persona se encuentra en una lucha y que muy probablemente nos encontremos frente a un vicio o una adicción. Sobre esto profundizaremos en los siguientes puntos. Sin embargo, una respuesta como esta es la que nos permite continuar con la relación.

Una negativa a abordar el tema o respuestas evasivas frente a preguntas directas son también un mal signo.

#2 ¿Lo tiene bajo control?

Si esa vez que tu pareja vio pornografía fue un acto aislado, no hay mayor dificultad. Un acto aislado es algo que nunca había ocurrido, o que no ocurría hace años. Sin embargo, si no se trató de un acto aislado, muy probablemente tengamos que caracterizar el problema como un vicio o una adicción.

Un vicio o una adicción es una herida en la voluntad. La voluntad se encuentra tan debilitada que, frente a las tentaciones, uno experimenta que es incapaz de resistir. La sensación es la de “no puedo salir solo”. Uno sabe que está mal y, a pesar de eso, sigue repitiendo dicho comportamiento. 

Para que nos encontremos frente a una adicción no necesariamente tiene que darse un comportamiento compulsivo que a uno lo lleve a tener sus sesiones de pornografía diariamente o varias veces al día. Basta que uno “no pueda evitar” hacerlo con cierta periodicidad —una vez por semana, cada 2 semanas, 1 vez al mes— para que nos encontremos frente a una adicción.

Para entender mejor el problema, es importante considerar que la edad promedio de acceso a la pornografía es 13 años. Otros comportamientos potencialmente adictivos —casino, alcohol, tabaco— tienen una barrera de acceso legal que, en el caso de la pornografía, no existe en la práctica. Por eso, un niño o un adolescente con un celular está expuesto a un gran riesgo de desarrollar una adicción. Y para cuando se dé cuenta del daño que le genera dicho comportamiento y quiera dejarlo, muy probablemente tenga que remontar una adicción que se ha venido arraigando durante años.

Si ocurre con cierta frecuencia y la persona viene luchando con esto hace algún tiempo pero dice que “lo tiene bajo control”, eso es un mal signo. En un adicción uno nunca “está bajo control”. Un muy buen signo es el reconocimiento de que uno tiene un problema y necesita ayuda para sarlir. Esta es la respuesta con la que se puede continuar la relación.

#3 ¿Está dispuesto o dispuesta a aceptar tu ayuda?

Antes de hacer esta pregunta, es importante que tú te preguntes si estás dispuesta o dispuesto a ayudar a tu pareja. No necesariamente dicha ayuda tiene que venir de un psicólogo. Por el vínculo emocional con tu pareja, tú puedes ser de una gran ayuda. Es más, esto puede ayudar a fortalecer mucho la relación, pues tu pareja te está mostrando una gran vulnerabilidad —una herida muy dolorosa y, sobre todo, vergonzosa— y tú estás haciendo un gran acto de amor en esa aceptación. Si tú estás dispuesto o dispuesta a ayudar a tu pareja y ella está dispuesta a aceptar tu ayuda, la relación puede continuar. Pero, ¿cómo ayudar a tu pareja?

Generalmente, hay ciertos elementos que son constantes en las caídas. Podríamos denominarlos los “ingredientes de la pizza del desastre”. Estos elementos pueden ser los siguientes. El lugar: ¿En casa, en la oficina, en mi habitación, en el baño. El tiempo: Fines de semana o algún día particular de la semana, en la noche, cuando me quedo despierto de madrugada. Estados de ánimo: Cuando estoy triste, cuando estoy estresado, cuando estoy deprimido. Otras circunstancias: Cuando no tengo nada que hacer o tengo mucho tiempo libre, cuando tengo muchas obligaciones que me tensionan, etcétera.

Cuando estos elementos se conjugan, tu pareja se encontrará en una situación muy difícil de resistir, y aquí es donde tu ayuda será fundamental. Cuando se vayan juntando los “ingredientes de la pizza del desastre”, una visita —no a solas, obviamente—, una llamada telefónica, una salida a tomar un café, o cualquier otra cosa que se te ocurra puede ayudar. Dado que la voluntad de tu pareja se encuentra muy debilitada, tu presencia tus —palabras, tus gestos— deben buscar aportarle esa fuerza adicional.

#4 Frente a las caídas, no juzgues a tu pareja

“¿Cómo tú, siendo catequista o líder de tu comunidad vas a hacer esto?” “¿Cómo tú, siendo creyente, vas a seguir cayendo en estas cosas?” Comentarios como estos, definitivamente no ayudan. Estas y muchas otras cosas peores ya pasan por la cabeza de la persona que experimenta la adicción. Frente a sus caídas, de nada sirve juzgar a la otra persona ni avergonzarla. Esto solo hará que la adicción vuelva a la clandestinidad y sea más difícil luchar contra ella.

Más que avergonzar a tu pareja, él o ella necesita que la animes. Es importante que le recuerdes que, mientras mantenga una actitud de lucha, no está cayendo en el mismo lugar: está moviéndose, está un paso más cerca de la libertad. No te enojes con ella, sino más bien acompáñala a buscar tan pronto sea posible la confesión y sigue rezando por ella —y con ella—. Recuerda que una adicción bastante arraigada puede tomar mucho tiempo en curarse, y uno debe tener mucha paciencia.

* * *

Así como hay enfermedades o males físicos, un vicio o una adicción puede ser caracterizada como una “herida del alma” —una herida en la afectividad—. Si tu pareja tuviera un accidente y se rompiera la pierna, acompañarla en su recuperación demandaría ciertos cuidados de tu parte. Bueno, aunque salvando las distancias, algo similar puede decirse respecto de un vicio o una adicción.

Es importante recordar que, si bien un vicio o una adicción pueden tomar su tiempo en curarse, estos no necesariamente incapacitan a una persona para estar en una relación. El hecho de decidir seguir en la relación y encarar este problema juntos puede fortalecer mucho el vínculo entre ambos.

Porno: Orgasmos unilaterales

Por: Fight the New Drug

 

¿Ver pornografía para aprender sobre sexo? No es recomendable seguir los consejos de una industria que se lucra con orgasmos falsos (o inexistentes).

 

Los vídeos más populares de las páginas porno no muestran el placer mutuo

 

La pornografía muestra muchas cosas, pero te diremos una que los vídeos más populares de la mayor página porno del mundo no muestran: el placer mutuo.

 

Y aunque no tengas una relación sexualmente activa, no pasa nada. Esto no deja de ser información importante y relevante sobre por qué la pornografía es una pésima educación sexual.

¿Qué enseñan estas imágenes explícitas y retocadas a los consumidores que probablemente empezaron a ver contenidos explícitos antes de tener sus propias experiencias sexuales en la vida real?

 

La pornografía se produce principalmente con fines de entretenimiento, no educativos, pero las ideas que vende no favorecen una comprensión sana del sexo, la sexualidad o el placer mutuo.

De hecho, los estudios confirman que las mujeres son el blanco de la agresión o la violencia en el porno aproximadamente el 97% de las veces[1], y que sólo el 18,3% de las mujeres que aparecen en los videos porno más populares (frente al 78% de los hombres) alcanzan el clímax[2].

 

Dinámicas de placer desiguales

 

No es ningún secreto que la pornografía es muy poco realista y a menudo muy tóxica, pero los resultados de la encuesta también mostraron que más de la mitad de los chicos de 11 a 16 años (53%) y más de un tercio de las chicas de 11 a 16 años (39%) afirmaban creer que la pornografía era una representación realista del sexo, y el 44% de los chicos que veían porno afirmaban que la pornografía en línea les daba ideas sobre el tipo de sexo que querían probar[3].

 

Al igual que los anuncios de cigarrillos suelen mostrar a personas sanas fumando en lugar de mostrar el potencial cancerígeno, la pornografía ofrece con frecuencia una idea completamente deformada y poco realista de cómo son en realidad el sexo y las relaciones sanas.

 

¿Qué dicen las investigaciones?

 

En 2018, algunos investigadores de la Universidad de Quebec, en Montreal, dirigidos por la investigadora graduada Léa J. Séguin, investigaron cómo el porno actual podría estar afectando el funcionamiento sexual de las mujeres.

 

En palabras del propio estudio:

 

“Las representaciones sociales, que aparecen en diversos medios de comunicación, pueden influir en la forma en que se perciben y comprenden las experiencias sexuales. Aunque la pornografía no es el único medio en el que se representa el orgasmo, sí es el más explícito, y está muy extendido y es de fácil acceso. Como tal, la pornografía es un medio ideal para examinar las representaciones del orgasmo masculino y femenino”.

 

Traducción: lo que la gente ve en los medios visuales (películas, televisión, porno, etc.) suele conformar lo que espera de sus experiencias en la vida real.

 

Consumidores jóvenes

 

Aunque la pornografía suele ser denominada como “material para adultos», muchos de sus consumidores son menores de edad[4]. Los estudios demuestran que la mayoría de los jóvenes están expuestos al porno a los 13 años[5], y según una encuesta nacional representativa de adolescentes estadounidenses, el 84,4% de los varones de 14 a 18 años y el 57% de las mujeres de 14 a 18 años han visto pornografía[6].

 

Esto significa que la mayoría de los jóvenes reciben al menos parte de su educación sexual de la pornografía, lo quieran o no. De hecho, un estudio muestra que aproximadamente el 45% de los adolescentes que consumían porno lo hacían en parte para aprender sobre sexo[7]. Del mismo modo, los resultados de una encuesta también muestran que uno de cada cuatro jóvenes de 18 a 24 años (24,5%) señalaba la pornografía como la fuente más útil para aprender a tener relaciones sexuales[8].

 

Por lo tanto, observar cómo la pornografía retrata el placer tanto para hombres como para mujeres, teniendo en cuenta que muchos adolescentes ven porno con la intención de aprender sobre sexo, puede arrojar luz sobre lo que la gente espera realmente experimentar en la habitación.

 

Nuevos estudios

 

En ese estudio que mencionamos antes sobre los orgasmos mostrados en la pornografía, en 2018, los investigadores vieron y codificaron los 50 vídeos más vistos de todos los tiempos en Pornhub, buscando actos que indujeran placer e indicadores claros de disfrute por parte de los intérpretes. Se utilizó el análisis de contenido para codificar y analizar los datos, y los resultados se analizaron según la teoría del guion sexual y de investigaciones previas sobre el orgasmo.

 

¿Las conclusiones? En los mejores vídeos, el 78% de los hombres tuvieron un orgasmo, frente al 18,3% de las mujeres.

 

La conclusión de la investigadora es que “las representaciones del orgasmo masculino y femenino en la pornografía convencional pueden servir para perpetuar creencias y expectativas poco realistas en relación con el orgasmo femenino y el rendimiento sexual masculino” y, según Séguin, “que el orgasmo masculino es primordial”.

 

En otras palabras, la pornografía vende ideas perjudiciales sobre que el placer mutuo no es importante, y lo grafica como una fantasía sexual. Además, la pornografía suele normalizar la idea de que las mujeres no disfrutan del sexo y de que los hombres deben llevar siempre las riendas en la habitación. Estas creencias no solo son inexactas, sino también para nada saludables.

 

Por qué es importante

 

Un estudio reciente sobre el consumo de pornografía entre los adolescentes concluyó que los principales mensajes que transmite el porno son la dominación masculina, la hipermasculinidad y la prioridad absoluta del placer sexual masculino.

 

¿Qué tipo de educación es esa?

 

“Es triste”, dice el Dr. Gary Brooks, profesor de psicología que estudia los efectos del porno. “A los chicos que se inician en el sexo a través de estas imágenes se les adoctrina de una forma que puede les acompañe por el resto de sus vidas”[9]. Sin mencionar que pueden empezar a creer que, para ser realmente un “hombre”, tienen que ser agresivos y buscar la dominación en la cama.

Y piensa también en esto: ¿qué mensajes envía este tipo de contenido a las mujeres jóvenes y a las niñas? Les dice que disfrutar del sexo con una pareja comprometida y consentida no es importante, y que tienen que aceptar ser controladas y dominadas.

 

¿Qué podemos aprender de estos estudios? Para empezar, que los efectos nocivos del porno también se aplican a la satisfacción en las relaciones y al respeto mutuo. ¿Y no es también otra razón más para evitar la pornografía?

 

Recibir consejos sexuales por parte de una industria que se lucra con orgasmos falsos (o inexistentes) no es nada recomendable.

***

 

Esta traducción fue hecha por Sofía de Sábato, del equipo de Ama Fuerte. El título original del artículo es One-Sided Orgasms: Porn Sites’ Popular Videos Don’t Show Mutual Pleasure.

[1] Fritz, N., Malic, V., Paul, B., & Zhou, Y. (2020). A Descriptive Analysis of the Types, Targets, and Relative Frequency of Aggression in Mainstream Pornography. Archives of sexual behavior, 49(8), 3041–3053. https://doi.org/10.1007/s10508-020-01773-0 [2] Séguin, L. J., Rodrigue, C., & Lavigne, J. (2018). Consuming Ecstasy: Representations of Male and Female Orgasm in Mainstream Pornography. Journal of sex research, 55(3), 348–356. https://doi.org/10.1080/00224499.2017.1332152 [3] Martellozzo, E., Monaghan, A., Adler, J. R., Davidson, J., Leyva, R., & Horvath, M. A. H. (2016). ‘I wasn’t sure it was normal to watch it’. London: NSPCC. Retrieved from https://learning.nspcc.org.uk/research-resources/2016/i-wasn-t-sure-it-was-normal-to-watch-it [4] Peter, J., & Valkenburg, P. M. (2016). Adolescents and pornography: A review of 20 years of research.53(4-5), 509-531. doi:10.1080/00224499.2016.1143441 [5] British Board of Film Classification. (2020). Young people, pornography & age-verification. BBFC. Retrieved from https://www.bbfc.co.uk/about-classification/research [6] Wright, P. J., Paul, B., & Herbenick, D. (2021). Preliminary insights from a U.S. probability sample on adolescents’ pornography exposure, media psychology, and sexual aggression. J.Health Commun., 1-8. doi:10.1080/10810730.2021.1887980 [7] British Board of Film Classification. (2020). Young people, pornography & age-verification. BBFC. Retrieved from https://www.bbfc.co.uk/about-classification/research [8] Rothman, E. F., Beckmeyer, J. J., Herbenick, D., Fu, T. C., Dodge, B., & Fortenberry, J. D. (2021). The Prevalence of Using Pornography for Information About How to Have Sex: Findings from a Nationally Representative Survey of U.S. Adolescents and Young Adults. Archives of sexual behavior, 50(2), 629–646. https://doi.org/10.1007/s10508-020-01877-7 [9] Paul, P. (2007). Pornified: How Pornography Is Transforming Our Lives, Our Relationships, And Our Families. New York: Henry Hold & Co., 187.

8 maneras de ayudar a alguien que quiere dejar el n0p0r

Aquí hay algunos consejos para ayudarte a acompañar a un ser querido (amigo, familiar o pareja) que está intentando dejar de consumir pornografía.

 

Impacta en tu cerebro, lastima a tu pareja, deforma tu concepción sobre el sexo, y mucho más. En pocas palabras: la pornografía no es saludable. Es dañina para ti y para los que te rodean. Pero el hecho de que la pornografía sea tóxica no significa que quienes la consumen sean “malos” o inherentemente “tóxicos”.

 

La historia de una pareja no tiene que definirse por la pornografía o terminarse gracias a ella, creemos que hay esperanza, especialmente para aquellas parejas en las que ambas personas quieren luchar por su relación. A veces, los más cercanos a los consumidores compulsivos de pornografía son los que deben cultivar y mantener la esperanza en el futuro. Aun así, cada persona debe decidir qué es lo mejor para ella, si quedarse con una pareja que está superando un problema con la pornografía o no.

 

Si estás luchando contra la pornografía o eres la pareja de alguien en esa situación, te animamos a que busques ayuda y te apoyes en tus amigos, tu familia o tu pareja. Aquí tienes algunos consejos que pueden ser de ayudar para apoyar a un ser querido mientras decide dejar de ver pornografía.

 

#1 Sé paciente con sus avances

 

El progreso no suele ser algo lineal, y dejar la pornografía de un momento al otro es la excepción y no la regla. Recuerda que las recaídas no son derrotas, sino parte del proceso. Enfócate en el progreso y no en la perfección. La recuperación lleva tiempo, y eso es normal.

 

#2 Evita la vergüenza

 

La pornografía es un tema sensible, y es posible que tu ser querido sienta mucha vergüenza por este hábito. De cualquier manera, las investigaciones confirman que la vergüenza puede alimentar hábitos pornográficos poco saludables en lugar de motivar un cambio real. En lugar de resaltar esa vergüenza, recuérdale que es una persona amada y que tiene valor por sí misma, incluso si le lleva tiempo dejar la pornografía.

 

#3 Pasa tiempo con ellos

 

Cuando se quiere dejar un hábito que no es saludable, lo mejor es reemplazarlo con otros hábitos que sí lo son, por lo que una de las mejores maneras de ayudar es participar activamente con tu ser querido en salidas sanas. Elijan un nuevo pasatiempo, hagan ejercicio o descubran un nuevo lugar para tomar café. ¡Simplemente pasen tiempo juntos!

 

#4 Identifica qué es lo mejor para ti

 

Mientras ayudas a tu ser querido, no dejes de lado tus propios límites y tus necesidades. Tómate un tiempo para evaluar lo que es mejor para tu salud emocional tanto ahora como en el largo plazo.

 

#5 Admite que el cambio no siempre es automático

 

Esto va dirigido a ti y a tu ser querido: el proceso puede ser frustrante para ambos, y está bien si se equivocan de vez en cuando. Lograr un cambio lleva tiempo y práctica, así que sé paciente contigo y con tu ser querido, y sigue intentándolo.

 

#6 Infórmate

 

Aprender sobre los efectos negativos de la pornografía puede hacer que tanto tú como tu ser querido se motiven para seguir en el camino de la recuperación. Puedes informarte leyendo este artículo, en donde se sintetizan todos los datos sobre el impacto de la pornografía, incluyendo por qué puede ser difícil dejarla.

 

#7 No seas controlador

 

Sé un lugar seguro para que tu ser querido comparta lo que le pasa abiertamente y con sinceridad, pero intenta no controlar todos sus movimientos. No es tu trabajo mantenerle en el buen camino. Comprueba cómo le va, pero no le obligues a compartir detalles que no sean útiles para ninguno de los dos.

 

#8 Emplea recursos

 

Hay muchos recursos que pueden ayudarte a ti y a tu ser querido a lo largo del camino: plataformas de recuperación, grupos de ayuda, programas de conversación, recursos para padres, etc.

 

¡No estás solo!

 

Genera un cambio, recompone la relación

 

La investigación es contundente: la pornografía no es un pasatiempo inofensivo, sobre todo cuando perjudica a la pareja. Pero también está claro que la vergüenza no es una forma eficaz de motivar a alguien para que cambie.

Según un estudio sobre personas que intentaban dejar la pornografía, los investigadores descubrieron que la vergüenza predecía un aumento del consumo de pornografía, mientras que la culpa predecía un cambio sostenible.

Así que, si tu ser querido está intentando dejar la pornografía, sé amable contigo y ten paciencia con sus progresos. Como todo, el cerebro tarda tiempo en recuperarse, pero los esfuerzos diarios marcan una gran diferencia a largo plazo.

 

A primera vista, la pornografía puede parecer inofensiva, o incluso una buena forma de aprender más sobre sexo. Tal vez una relación comprometida parezca lejana en el futuro, o te sientas seguro de que un poco de porno no dañará tus relaciones. Pero los estudios son claros: la pornografía puede tener efectos devastadores en las relaciones, tanto sexual como emocionalmente.

 

No hay sustituto para la conexión real, y no vale la pena arriesgarse con el porno.

 

ORIGINAL:

https://fightthenewdrug.org/ways-you-can-support-someone-while-they-quit-porn-mini/

¿Hay diferencia entre el arte y la pornografía?

En junio de 2021 una docente de arte de una escuela cristiana enseñó a sus alumnos “El David” de Miguel Ángel, una escultura del rey bíblico completamente desnudo. Los padres de la comunidad escolar interpretaron esa clase como exhibición de pornografía y la forzaron a renunciar. Entonces podemos hacernos la pregunta, ¿hay alguna diferencia entre obras como la de El David o la Capilla Sixtina (que también exhibe cuerpos desnudos) y la pornografía? ¿Por qué unos debieran ser respetados y contemplados mientras que otros parecieran ser causa de vergüenza o desprecio? ¿El consentimiento por parte de quienes participan de la industria pornográfica no debiera ser suficiente para poder ver ese contenido sin preocupación? Al fin y al cabo, tanto unos como otros exhiben lo mismo: el cuerpo humano al desnudo.

 

En éste artículo no examinaremos temas que, generalmente, todos estamos de acuerdo en que son inaceptables: la distribución de imágenes donde aparecen menores, la trata de personas que muchas veces concluye en pornografía, los abusos o violencia de éste tipo de producciones, etc. Simplemente nos centraremos en la exhibición del cuerpo humano y la forma en que lo percibimos.

 

¿Qué es el cuerpo humano?

 

Es que, como advierte el título, no hay diferencia entre el cuerpo humano al desnudo en el arte y en la pornografía. Eso, claro, si no sabemos qué es el cuerpo humano. Y aquí enfrentamos el primer problema, ¿qué es, entonces, el cuerpo humano? De acuerdo a San Juan Pablo II, en su teología del cuerpo, “el cuerpo expresa la persona”. Es decir, si yo quiero conocer a otra persona (su corazón, sus ideas, su historia, etc.), no puedo hacerlo en abstracto. Conozco al otro a través de su cuerpo. Son sus gestos, sus palabras, sus actos y todo su cuerpo concreto que me revelan quién es. Y cuando llegamos a ése nivel de conocimiento de la otra persona, probablemente también nos damos cuenta de que tiene un deseo que subyace a todo lo demás: es el deseo de ser amado. Es ése deseo que compartimos todos, en todo tiempo y en todo lugar. Todos buscamos ser amados, porque queremos ser felices.

Sin embargo, sólo podemos caer en la cuenta de ésta verdad si tenemos la capacidad de ver realmente quién es el otro. Y éso es lo que intenta hacer el arte… el buen arte.

 

¿Porque el cuerpo desnudo es aceptado en el arte?

 

Es el buen arte el que intenta devolvernos la capacidad de ver la realidad como Dios la ve, es decir, ver la bondad y la belleza del ser humano tal cual fue creado, porque después de crearnos desnudos: “Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno” (Gn 1, 31). Es decir, en el principio de la creación la desnudez no era algo vergonzoso ni que debiera ser ocultado, precisamente porque ésa desnudez externa era la expresión de la desnudez interna. Adán y Eva podían verse realmente el uno al otro tal y como eran. Eran capaces de verse como personas, merecedoras de amor y cuya dignidad provenía del hecho de haber sido creadas a imagen y semejanza del Dios que es Amor.

 

Es precisamente por ello que Juan Pablo II afirmó que:

 

“Al parecer, Miguel Ángel, a su modo, se dejó guiar por las sugestivas palabras del Génesis que, con respecto a la creación del hombre, varón y mujer, advierte: « Estaban ambos desnudos, pero no se avergonzaban uno del otro » (Gn 2, 25). La capilla Sixtina, si se puede hablar así, es precisamente el santuario de la teología del cuerpo humano.” (Homilía de Juan Pablo II, 8 de abril de 1994). Es decir, el buen arte nos ayuda a ver quién es realmente el ser humano. El “arte cuyo tema es el cuerpo humano en su desnudez” nos permite ver “el entero misterio personal del hombre” (Juan Pablo II, Teología del Cuerpo, 63:5). Cuando vemos lo que el cuerpo humano realmente significa, es la desnudez física lo que nos permite ver con claridad la desnudez del alma humana: nuestros deseos y búsquedas mas auténticas.

 

¿Es entonces la pornografía tan profunda como el arte?

 

Ciertamente que no. Pero el problema de la pornografía no es que muestre demasiado del cuerpo humano, por el contrario, ¡muestra demasiado poco de la persona! Es decir, “oscurece” a la persona. Si el arte me ayuda a ver y amar al ser humano, conociéndolo y respetando su dignidad; mas bien podríamos decir que en la pornografía no me interesa qué o quién es el otro, no me interesa su historia, simplemente quiero utilizarlo como un objeto para lograr un placer momentáneo.

 

Así podemos comprender que la pornografía mira al ser humano simplemente como un objeto para ser utilizado. Porque, ciertamente, lo contrario al amor no es necesariamente el odio. Lo que mas atenta contra nuestra dignidad es el usar al otro. Si el anhelo mas profundo de nuestro corazón es ser amados, buscados y elegidos; la respuesta contraria a ése deseo es ser usados, rechazados y desechados. Ésto es lo que causa una profunda herida en cada uno de nosotros. Porque, de alguna manera, éste es el modo en que la pornografía y la hiper-sexualización nos enseñó a vivir las relaciones humanas.

 

Cuando obramos así, en palabras de Juan Pablo II, convertimos a la persona “en objeto, que con facilidad se envilece, pues sólo ante los ojos de Dios el cuerpo humano puede permanecer desnudo y descubierto, conservando intacto su esplendor y su belleza.” (Homilía de Juan Pablo II, 8 de abril de 1994)

 

Volviendo a la noticia del inicio

 

Retornemos a las preguntas iniciales. Los padres que forzaron a la docente a renunciar, ¿veían en la desnudez de “El David” la revelación de un personaje bíblico, con toda su historia y grandeza, o simplemente estaban acostumbrados a mirar a la persona humana a través de los lentes de un mundo hiper sexualizado? Y en todo caso, ¿el problema se encuentra en “El David” o en nuestro corazón? Porque recordemos que el Salvador de la humanidad murió completamente desnudo. Entonces debiéramos preguntarnos, ¿ésa desnudez también tendría que ser causa de escándalo o es, mas bien, la revelación mas clara de amor de un Dios apasionado?

 

El Amor eterno se desnudó ante nosotros

 

Cuando la desnudez física es tratada preservando la dignidad del ser humano, se convierte en la muestra mas bella de quiénes somos y para qué estamos creados. Somos imagen y semejanza de un Dios que es Amor y que crea vida. Estamos creados para entrar en comunión con ése Dios y que Él nos regale la Vida que realmente anhelamos. Quizás es por ello que Cristo entregó su vida completamente desnudo.

Por qué es difícil dejar de consumir pornografía

Cuando hablamos de pornografía, una de las preguntas más comunes es si realmente puede ser adictiva o no. Según muchos expertos en adicciones, es absolutamente posible que lo sea.

 

¿Te suena el nombre “Pavlov”?

 

Si no es así, aquí hay un resumen: Ivan Pavlov fue un investigador ruso de principios del siglo XX que se hizo famoso porque tenía un laboratorio lleno de perros. Eso era porque un día descubrió que, a la hora de comer, los perros salivaban, no solo cuando veían su comida, sino cuando escuchaban los pasos de sus cuidadores.

 

Este descubrimiento dejó a Pavlov totalmente fascinado, así que empezó a experimentar. En la versión más popular de esta historia, él hacía sonar una campana cuando alimentaba a los perros y, efectivamente, pronto empezaron a salivar cada vez que escuchaban la campana.

 

A partir de estos famosos experimentos ganadores del Premio Nobel, la respuesta pavloviana, o “condicionamiento”, se ha convertido en la base de muchas teorías psicológicas, como también una referencia habitual de la cultura pop (“¿Quieres una menta, Dwight?”). En esencia, lo que Pavlov descubrió es que nuestros cerebros pueden formar asociaciones subconscientes entre cosas, incluso si esas cosas pueden parecer no relacionadas. Y, una vez que se forman esas asociaciones, pueden producir poderosas respuestas psicológicas, emocionales y fisiológicas.

 

¿Y qué tiene que ver todo esto con la pornografía?

 

La ciencia del conductismo ha recorrido un largo camino desde el descubrimiento de Pavlov. Entendemos mucho más hoy sobre las asociaciones que nuestros cerebros pueden crear, y algunos investigadores han teorizado que ciertos tipos de condicionamiento pavloviano podrían ayudar a explicar dos de los grandes misterios de las adicciones y los comportamientos compulsivos: 1) ¿Por qué las personas continúan involucradas en estos comportamientos, incluso cuando no les generan más que vacío o sufrimiento?, y 2) ¿por qué es tan fácil recaer en estos comportamientos, a veces incluso años después de que la persona haya dejado de comportarse así?

 

¿La pornografía puede ser adictiva?

 

Ahora, antes de continuar, hablemos del elefante en la sala: la adicción a la pornografía. Para empezar, queremos dejar en claro que no todos los que consumen pornografía son adictos. De hecho, los expertos han señalado que, si bien algunos individuos pueden volverse adictos a la pornografía, la mayoría de los consumidores no lo son.

 

Aunque este artículo se enfoca en la ciencia detrás de la adicción a la pornografía, ten en cuenta que muchos de los efectos negativos del consumo de pornografía pueden afectar a los consumidores, independientemente de si sus hábitos califican como adicciones diagnosticables.

 

Entonces, ¿qué es lo que hace que algo califique como adicción? Según la Sociedad Estadounidense de Medicina de las Adicciones, se entiende por adicción a “una enfermedad médica crónica tratable que involucra interacciones complejas entre los circuitos cerebrales, la genética, el medio ambiente y las experiencias de vida de un individuo. Las personas con adicción usan sustancias o participan en comportamientos que se vuelven compulsivos y a menudo continúan a pesar de las consecuencias perjudiciales”. Muchos expertos coinciden en que el consumo de pornografía es una conducta que, de hecho, puede calificarse como adicción en casos graves .

 

Debido a que gran parte de la adicción ocurre de manera neurológica, algunos expertos han determinado cuatro principales cambios cerebrales comunes en los cerebros de los adictos: sensibilización, desensibilización, hipofrontalidad y un mal funcionamiento del sistema de estrés. Spoiler alert: la investigación confirma que cada uno de estos cambios cerebrales se pueden encontrar en los casos de consumo de pornografía .

 

¿Qué es la sensibilización?

 

De acuerdo con una teoría sobre las raíces de la adicción, la teoría de la sensibilización de incentivos, participar repetidamente en comportamientos adictivos puede crear recuerdos y asociaciones poderosas entre la sustancia o el comportamiento y las cosas que lo rodean.

 

Debido a esas poderosas asociaciones, ciertas señales pueden generar intensas respuestas psicológicas o antojos que luego pueden hacer que el adicto regrese a la sustancia o al comportamiento. En las conversaciones cotidianas, a veces nos referimos a la sensibilización como la sensación de estar “provocado”. Por ejemplo, un exfumador puede decir con total sinceridad: “Odio los cigarrillos. Los cigarrillos arruinaron mi salud. Espero no volver a ver otro cigarrillo en mi vida”. Y, sin embargo, si experimenta ciertas “señales” —el olor a tabaco, el lugar donde solían fumar o incluso una determinada hora del día—, puede sentir impulsos repentinos, en ocasiones increíblemente difíciles de resistir.

 

Estas conexiones a veces pueden durar años, incluso después de que se haya abandonado ese hábito. Este mismo proceso de sensibilización puede ocurrir con la pornografía. De hecho, docenas de estudios han demostrado el papel de la sensibilización en el consumo problemático de pornografía, incluidos varios estudios que también ilustran la similitud entre la adicción a sustancias y el consumo compulsivo de pornografía .

 

Uno de los aspectos más interesantes de la sensibilización es la distinción que establece entre la gran y poderosa parte de nuestro cerebro de “querer” y la parte relativamente pequeña de “gustar”. En el caso de la pornografía, por ejemplo, el consumo repetido puede hacer que la parte de nuestro cerebro que “gusta” se vuelva insensible a los efectos de la pornografía, incluso cuando las conexiones que se forman por la parte de nuestro cerebro que “quiere” son cada vez más arraigadas.

 

Entonces, por ejemplo, una persona que continuamente mira pornografía cuando se siente sola o aburrida puede descubrir que la soledad o el aburrimiento desencadenan un intenso deseo de ver pornografía. Incluso cuando la pornografía en sí misma le brinda cada vez menos placer. Combinada con los otros cambios cerebrales inherentes a la adicción, la sensibilización puede hacer que dejar la pornografía sea increíblemente difícil.

 

* * *

 

La buena noticia, sin embargo, es que el cambio es absolutamente posible. Las investigaciones y las experiencias de miles de personas han demostrado que, con el tiempo, los efectos negativos de la pornografía pueden controlarse y revertirse en gran medida .

 

De hecho, incluso en casos de adicciones graves a drogas y otras cosas, las investigaciones muestran que, con el tiempo, el cerebro puede curarse con un esfuerzo prolongado . También indican que, si bien la culpa puede motivar un cambio saludable, la vergüenza en realidad alimenta hábitos pornográficos problemáticos. Entonces, si estás tratando de dejar la pornografía, sé amable contigo mismo y sé paciente con tu progreso.

 

Como para todo, el cerebro tarda en recuperarse. Pero los esfuerzos diarios marcan una gran diferencia a largo plazo. Es lo mismo que con un músculo que se vuelve más grande y más fuerte cuanto más lo usas: cuanto más tiempo te mantengas alejado de la pornografía, más fácil será hacerlo. Todo lo que se necesita es práctica.