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Alteré mi fertilidad… ¿Es fácil restaurarla?

No es un secreto y, de hecho, mis colegas ginecólogos seguro estarán de acuerdo conmigo en que la infertilidad es un síntoma cada vez más común. Los cambios que han ocurrido a lo largo de los años y, particularmente, en la última década, han generado múltiples alteraciones temporales o permanentes en la fertilidad femenina y masculina. 

Estas alteraciones dificultan la búsqueda del embarazo. Así, entre ellas se encuentras: los desequilibrios hormonales por disruptores endócrinos, las enfermedades metabólicas debidas a los hábitos no saludables del estilo de vida (alimentación rica en azúcares y carbohidratos, falta de ejercicio, etc.), las patologías ginecológicas que afectan la ovulación, la cavidad intrauterina, la permeabilidad de las trompas de falopio y/o la producción de moco cervical; y la exposición constante a toxinas ambientales y campos electromagnéticos, Dichas alteraciones han  ocasionado, sin duda alguna, un impacto significativo en la salud procreativa. 

Anticoncepción y fertilidad

Hay un factor poco mencionado que inhibe la fertilidad femenina temporalmente: los anticonceptivos hormonales. Realmente pueden ser disruptivos, incluso, después de su suspensión. Como ginecóloga, me parece fundamental que, si una pareja toma la decisión de usar estos anticonceptivos, sepa, exactamente, los efectos adversos agudos (el folleto gigante de letra pequeña de síntomas secundarios que te resumo en el anexo). Estos son afecciones en la salud que se pueden generar a corto o mediano plazo. Otra consecuencia, además, son las repercusiones que puede tener para laa fertilidad en los años venideros y en la vida futura. Este conocimiento es lo único que garantiza que realmente puedan tomar decisiones libres.

En los últimos años de mi práctica como ginecóloga, se ha hecho cada vez más evidente la no existencia de lógica en el bloquear por unos años la fertilidad para después buscar que retorne inmediatamente cuando así se desea. Nuestros cuerpos femeninos no se apagan y prenden como un interruptor. Hay mucho para decir sobre lo que esta supresión hormonal implica en el lenguaje del cuerpo durante el acto sexual entre los esposos y en nosotras. Sin embargo, nos negamos con estos anticonceptivos parcialmente a lo que somos y a la integración de nuestra ciclicidad inscrita en la naturaleza femenina. La ciclicidad es constitutiva de nuestro cuerpo, psique, sociabilidad y espiritualidad. En este artículo, me enfocaré meramente en los componentes que afectarán la fecundidad biológica (fertilidad).

Efectos de los anticonceptivos en la fertilidad

La anticoncepción hormonal puede ser combinada, con estrógenos y progestágenos. También puede ser simple, sólo progestágenos. Es prescrita en múltiples vías de administración: oral, mediante anillo vaginal, inyectables, por DIU hormonal o mediante implantes bajo la piel.

La anticoncepción combinada, en cualquiera de sus variantes, dificulta el desarrollo folicular y, en teoría, impide la ovulación. No obstante, con los anticonceptivos más modernos se ha disminuido mucho la dosis de estrógenos, por lo que el desarrollo folicular puede darse, en ocasiones presentándose la ovulación y la consiguiente fecundación. Así, al encontrarse el embrión con un endometrio atrófico (muy delgado) que no le permite implantarse, ocurrirá un aborto indirecto. También, la anticoncepción combinada provoca que el moco liberado por el cuello uterino sea siempre infértil. 

Por su parte, la anticoncepción simple no impide la ovulación. Actúa espesando el moco cervical infértil y alterando el endometrio atrofia y el movimiento de las trompas.

A continuación, explico claramente las consecuencias en los diferentes elementos de la fertilidad femenina de la anticoncepción hormonal, tanto combinada como simple, durante e incluso por un tiempo variable posterior a la suspensión de estos (meses para las alteraciones ováricas, tubáricas y endometriales y, años para aquellas a nivel vaginal y cervical).

1- A nivel ovárico

A nivel ovárico se da una interferencia con el mecanismo ovulatorio, al alterar el desarrollo folicular y la ruptura del folículo. Esto se traduce en una fase lútea o postovulatoria corta (por ovulación imperfecta y una deficiente formación del cuerpo lúteo) asociada con abortos espontáneos tempranos y con un típico patrón mucoso  fértil ausente o alterado (por ovulación y/o producción de moco defectuosas) que no permite la fecundación (el moco fértil es fundamental para la capacitación de los espermatozoides). 

2- A nivel endometrial

A nivel endometrial, por la progestina que contienen los anticonceptivos, el endometrio (capa interna uterina) se encuentra atrófico (muy delgado) lo que impide que se soporte y mucho menos que permita la implantación embrionaria. Esto se manifiesta con sangrado menstrual escaso, sangrado pre-ovulatorio irregular y goteo en fase lútea anormal (segunda fase del ciclo).

3- A nivel vaginal

A nivel vaginal, en la fase lútea, bajo la influencia de la progesterona, las bolsas de Shaw desecan el moco cuando atraviesa la vagina, pero este mecanismo se daña al no presentarse esta reabsorción (lo que lleva a flujo constante)  o que no este sincronizada con los cambios en el patrón mucoso fértil por lo que el moco se seca excesivamente en la parte inferior de la vagina. Así, se vuelve difícil detectar su presencia en la vulva y que  no se evidencie el comienzo del síntoma mucoso (vital para identificar el periodo fértil con precisión, específicamente el momento periovulatorio, tiempo en el que se deben dirigir las relaciones sexuales para la búsqueda del embarazo).

4- A nivel tubárico

A nivel tubárico, normalmente nuestras hormonas controlan el sensible mecanismo del movimiento del embrión por las trompas hacia el útero, pero las hormonas sintéticas alteran esta sincronización al hacer el pasaje del embrión muy lento. No llegua al endometrio si no que se implanta en la trompa (embarazo ectópico tubárico) o se acelera el pasaje del embrión a través de la trompa llegando al útero demasiado temprano, fuera de la ventana de implantación, lo que ocasionará un aborto temprano.

5- A nivel cervical

A nivel cervical, la anticoncepción hormonal ocasiona un crecimiento excesivo de las células productoras de moco “G” en la parte baja del canal cervical (moco infértil) o pueden atrofiar las células P y S que son las que producen el moco necesario para la vitalidad y el transporte espermático. Las mujeres que experimentan esto verán trastornos del moco a lo largo del ciclo o ciclo seco (moco ausente). De hecho, Erik Odeblad, médico sueco quien estudió por más de cincuenta años el moco cervical estableció: «el embarazo rejuvenece el cérvix 3 o 4 años y, por cada año de tomar la píldora, el cérvix tiene un año de más», es decir, la pastilla anticonceptiva acelera el proceso de envejecimiento natural del cérvix.

Anexo:  posibles fectos adversos agudos de los anticonceptivos

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Siendo esto así, es completamente evidente cómo los anticonceptivos no sólo tienen evidentes efectos deletéreos para la fertilidad de los esposos, sino que desencadenan una clara distorsión de la ciclicidad femenina, completamente ausente durante su uso y con disrupción variable en extensión y temporalidad después de dejarlos, de acuerdo con la particularidad de cada paciente.

Entonces, como sociedad, debido a estas consecuencias, deberíamos preguntarnos: ¿alterar la fertilidad por años para luego restaurarla? Es momento de contemplar otras alternativas para posponer el embarazo cuando sea necesario por circunstancias graves. Una de ellas es el reconocimiento de la fertilidad. También, es tiempo de considerar distintos tratamientos para las patologías ginecológicas, como la medicina funcional y la naprotecnología, con suplementación y reemplazo hormonal natural, dejando la terapia hormonal sintética para aquellos casos específicamente complejos. Llegó la hora de que nos embarquemos en una era post-anticonceptiva por el bien de la salud femenina, de la vida humana, de la dignidad de las mujeres y los hombres, es decir, de toda la humanidad.

Bibliografía: 

Carbajal, J. et al; Eficacia y efectos adversos de anticonceptivos hormonales. Estudio comparativo. Rev Med Inst. Mex. Seguro Soc. 2008; 46 (1): 83-87

Dr. John y Evelyn Billings. Enseñanza del Método Billings Parte 2: Variaciones del ciclo y salud reproductiva. WOOMB Internacional, 2016

El método de ovulación de billings después de la anticoncepción. Unidad 7. WOOMB Internacional.

Organización Mundial de la Salud y Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health. Family Planning: A Global Handbook for Providers. 2022 edition (en inglés). https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/260156/9780999203705-eng.pdf?sequence=1.

Romero, E. et al. Los métodos anticonceptivos: tipos, eficacia, riesgos. https://www.reproduccionasistida.org/metodos-anticonceptivos/

Situaciones Especiales II: Stress, Pospíldora e Infertilidad. IVAF 2020

El apoyo del guía espiritual y de una comunidad frente a la fertilidad

El apoyo espiritual es imprescindible durante un proceso de infertilidad. ¿Cómo afecta la infertilidad a nuestra vida espiritual?

Los desafíos a los que se enfrenta una pareja con infertilidad pueden afectar profundamente el sentido de la vida e identidad de una persona. Ello hace que el apoyo espiritual sea esencial para mantener la esperanza y vivir una vida plena, aunque haya un sufrimiento en ella.

No obviemos que la infertilidad puede ser una experiencia emocionalmente desafiante para muchas parejas. A menudo genera sentimientos de dolor, pérdida, frustración e incluso culpa. Si bien las intervenciones médicas desempeñan un papel crucial a la hora de abordarla, el apoyo espiritual también puede ser inmensamente beneficioso. En este artículo te explicamos es el por qué.

Hacer frente a la incertidumbre

La infertilidad, a menudo, implica una gran incertidumbre sobre el futuro y surge la duda de si, alguna vez, ocurrirá la concepción. Atravesar la montaña rusa emocional de la infertilidad a menudo requiere un ancla espiritual para encontrar consuelo y significado en medio de la incertidumbre. Ahí es donde entra el juego la comunidad y nuestro guía espiritual. La creencia religiosa puede proporcionar un marco para comprender y aceptar esta incertidumbre. Ofrece, así, un consuelo y una sensación de paz en medio de lo desconocido.

Encontrar significado y propósito a nuestra historia

Las creencias religiosas pueden ayudar a las personas a encontrarle un significado y un propósito a su lucha contra la infertilidad. Pueden ver, también, su experiencia como parte de un viaje espiritual más amplio. A menudo, presentan oportunidades para el crecimiento personal, la resiliencia y la comprensión.

También, El viaje de la infertilidad, usualmente, genera profundas preguntas existenciales. Entonces, el guía espiritual ofrece un marco para comprender y llegar a aceptar quizás los hijos no vendrán, pero que nuestro Padre tiene un diseño perfecto para nosotros, más bello del que nosotros podemos imaginar.

Proporcionar consuelo y esperanza

La religión puede ofrecer consuelo y esperanza a quienes enfrentan la infertilidad. Inculca un sentido de fe en un poder superior y en un propósito mayor. Creer en la intervención divina, en la idea de ser parte de un plan más amplio, puede brindar tranquilidad en tiempos difíciles.

La infertilidad puede tensar las relaciones y poner a prueba la fe, lo que hace que el guía espiritual sea crucial para ayudar a las parejas a mantenerse conectadas y encontrar significado a sus luchas.  No son pocos los que ven vacilar su fe ante el sufrimiento, es por eso que hay que apoyarse mutuamente y, cuando vemos que nuestro marido o nuestra esposa está pasando por un mal momento, no dudar en pedir ayuda y rezar por él/ella.

Fortalecimiento de las relaciones

La infertilidad puede tensar las relaciones, ya que las parejas suelen experimentar sentimientos de culpa, resentimiento o insuficiencia. Además, cada uno vive el sufrimiento de una manera diferente. Por tanto, podría, surgir discrepancias en la pareja que los lleven a malentendidos. El apoyo espiritual, de este modo, puede fomentar la comunicación, la empatía y el perdón. Ayuda al matrimonio a navegar sus emociones y fortalecer el vínculo.

Crear comunidad

Como todo sufrimiento, cuando puede ser compartido con la tranquilidad de no sentirse juzgados, viene vivido de otra manera. Saber que se tiene el apoyo de un grupo y de un guía espiritual puede proporcionar una sensación de estructura, significado y conexión a los creyentes que atraviesan luchas similares.

A través del apoyo espiritual, las parejas que luchan contra la infertilidad pueden encontrar consuelo al creer que no están solos y que su viaje tiene un propósito más elevado. En este sentido, es imprescindible buscar un sacerdote que posea formación eclesial para acompañar las parejas que sufren infertilidad. Los sacerdotes aconsejan siguiendo la doctrina de la Iglesia. No encontramos en ellos un guía que se apene de la pareja. Recemos por ellos, por su formación y confiemos en el Espíritu Santo que los ilumina en el acompañamiento.

Abordar el dolor emocional

La infertilidad, a menudo, desencadena un dolor emocional intenso. Incluye sentimientos de pena, tristeza e ira. El apoyo espiritual puede ayudar a procesar estas emociones de manera saludable. Brinda una sensación de consuelo y curación. En muchas ocasiones, sobre todo cuando hay problemas orgánicos y tratamientos médicos que seguir, se deja de lado este aspecto, que es sumamente importante.

Fomentar la aceptación

La espiritualidad enfatiza varias experiencias como, por ejemplo, la aceptación, la rendición y el abandono del control. Estos principios pueden ser particularmente útiles para las personas que luchan contra la infertilidad. Así, aprenden a aceptar sus circunstancias. Se entregan a lo desconocido con gracia y resiliencia.

La oración, la meditación y otras prácticas religiosas ofrecen un refugio a las parejas infértiles, proporcionándoles una sensación de paz interior y renovación en medio de la adversidad. Aunque en ocasiones sea difícil porque nuestra petición consiste en que nuestro Padre nos dé lo que nosotros queremos.

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En resumen, las intervenciones médicas son cruciales para abordar la infertilidad. A su vez, el apoyo espiritual y de una comunidad pueden desempeñar un papel importante para ayudar a las personas y a las parejas a afrontar los desafíos emocionales, psicológicos y existenciales de este viaje.

Por una parte, conectarse con una comunidad espiritual solidaria puede ofrecer a las parejas infértiles un sentido de pertenencia y aceptación, brindándoles un apoyo emocional y moral invaluable.

Por otra, el guía espiritual proporciona una fuente de fortaleza y resiliencia, ayudándoles a afrontar las complejidades de su viaje. Al brindar consuelo, esperanza, significado y conexión, la espiritualidad puede ofrecer un apoyo invaluable a quienes atraviesan las complejidades de la infertilidad. A su vez, ayuda a las parejas infértiles a cultivar un sentido de gratitud por las bendiciones en sus vidas, incluso en medio de los desafíos que enfrentan.

Descubre la verdad sobre la planificación familiar natural: un enfoque saludable y amoroso para el futuro

En el mundo actual, donde las opciones de anticonceptivos parecen estar en cada esquina, es crucial detenerse un momento. Es imprescindible, también, considerar las verdaderas implicaciones de nuestras decisiones de planificación familiar. ¿Qué tal si te dijera que existe un enfoque que no solo respeta tu cuerpo y tu salud, además, fortalece la relación con tu pareja? Bienvenidos al mundo de la planificación familiar natural (PFN).

¿Qué es la Planificación Familiar Natural?

La planificación familiar natural, en adelante, PFN, es un enfoque respetuoso y saludable para la regulación de la fertilidad que se basa en el conocimiento del ciclo menstrual y la fertilidad de la mujer. En lugar de confiar en métodos artificiales como la píldora anticonceptiva o el DIU, la PFN utiliza métodos científicos para identificar los días fértiles y los no fértiles del ciclo menstrual de la mujer. Entonces, permite tomar decisiones informadas sobre tu salud y tu futuro reproductivo.

Beneficios de la planificación familiar natural

En relación a la salud femenina, la PFN respeta el ciclo natural del cuerpo de una mujer, sin introducir hormonas sintéticas u otros productos químicos que pueden tener efectos secundarios negativos. Al permitir que tu cuerpo siga su curso natural, puedes experimentar una mejor salud menstrual y hormonal a largo plazo.

Vinculada con la salud de la pareja, la PFN fomenta la comunicación abierta y la colaboración entre tú y tu pareja. Al aprender juntos sobre el ciclo menstrual y la fertilidad, fortalecerán su relación y se apoyarán mutuamente en su viaje hacia una familia saludable y feliz.

A propósito de la efectividad, contrariamente a la creencia popular, la PFN es altamente efectiva cuando se practica correctamente. Los estudios científicos han demostrado que posee una eficacia del 95-99% para evitar el embarazo cuando se sigue correctamente.

En cuanto a la conexión con la naturaleza, al adoptar la PFN, te conectas con los ritmos naturales de tu cuerpo y del ciclo menstrual. Esta conexión te ayuda a sentirte más en sintonía con tu cuerpo y tu feminidad.

Ligada al respeto por la vida, la PFN respeta la vida desde su inicio, al no interferir con el proceso natural de la fertilidad. Esto significa que estás tomando decisiones que son coherentes con tus valores y creencias sobre la dignidad y el respeto por toda vida humana.

El Amor real y la entrega total

La PFN no se trata solo de evitar o lograr el embarazo. Consiste en vivir un estilo de vida basado en el Amor real y la entrega total. Al adoptar este enfoque, estás diciendo sí a una vida de compromiso mutuo. Respetás el cuerpo y la salud. Establecés, a su vez, una profunda conexión con tu pareja y con tu entorno.

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Cerramos con una aclaración: hoy en día, también, existen muchas aplicaciones móviles donde la mujer realiza registros de su ciclo. Estas proponen una falsa predicción de la ovulación. Tengamos en cuenta que las aplicaciones no son un método de planificación familiar. Las aplicaciones se basan en cálculos alejados de los biomarcadores de las mujeres.

Hay varios métodos de PFN, cada uno con sus particularidades de enseñanza. Todos respetan los ciclos del cuerpo y la no dependencia a dispositivos, cálculos, etc. Asegúrate bien de conocer su base científica y su metodología para tomar esta decisión tan importante.

Anticoncepción e infertilidad

En la sociedad usualmente se habla de “cuidarse”. De este modo, se refiere a la anticoncepción. Por ende, no hay cabida, en este discurso, para la infertilidad. Por eso el tema de la infertilidad sigue siendo un tabú. 

Es difícil enfrentar la situación de un embarazo que no llega. Se complica, además, cuando desde la adolescencia, o incluso la infancia, escuchamos hablar de la anticoncepción como si fuese algo normal, mucho más cuando se la concibe como un ideal. 

Es necesario pensar cómo decimos lo que pensamos

Todavía recuerdo la primera vez que una mujer me preguntó: ¿tu cómo te cuidas? Pensé en mi alimentación, sana. También, en si dormía bien. A su vez, en si hacía ejercicio. No obstante, en ningún momento se me ocurrió asociar la pregunta sobre cómo me cuido con los anticonceptivos. Creo que es importante que empecemos a cambiar el lenguaje que utilizamos.

Comencemos con algunos interrogantes

¿Es una enfermedad el embarazo? ¿Es una infección que se deba evitar a toda costa? Quizás relaciones estas preguntas con la etapa de la adolescencia. En ese caso, siguiendo esa asociación. ¿por qué no hablar de castidad como el anticonceptivo más eficaz? 

¿Por qué nos referimos a la anticoncepción como algo bueno para nuestra salud? 

Quizás sean dos temas diferentes entre ellos, el de la anticoncepción y el de la salud.  No obstante, si durante toda nuestra vida hemos pensado que los anticonceptivos sirven para cuidarnos, ¿qué pasa cuando no llegan los hijos? ¿No nos hemos cuidado bastante? ¿O nos hemos cuidado demasiado?

Ideas en torno a la dificultad de concebir

En muchas ocasiones he escuchado a parejas comentar que les parece increíble cómo, después de haber evitado durante tanto tiempo el embarazo, ahora no llegue. Este discurso sigue la línea del engaño: como si los hubiesen burlado durante mucho tiempo y, en el momento de abrir los ojos, aparece el arrepentimiento de haber utilizado los anticonceptivos.

A muchos matrimonios les habían inculcado el mito de que, de cualquier relación coital podía nacer un niño. Así, la fertilidad se convertía en algo que había que temer. Se gasta, siguiendo esta perspectiva, tiempo, dinero y energía en evitar un embarazo, quizás durante años. Por lo tanto, cuando no llega, es un duelo aún más difícil.

Engaño certero: algunas confirmaciones

De hecho, tienen razón: la anticoncepción es un engaño. El ardid se contempla desde varios puntos de vista. Puede conllevar problemas de salud que interfieran en nuestra fertilidad futura.

Para muchísimas personas en esta situación, llegan las reflexiones sumadas a algunas preguntas, por ejemplo: “yo, que siempre me he cuidado tanto, que he sido una persona tan responsable, ¿cómo puede ser que ahora no me vengan los hijos? ¿qué he hecho mal?”. 

No quiero que penséis que para los demás, los que nunca han utilizado anticonceptivos, no es un duelo igualmente doloroso. Lo es, sin duda, pero os aseguro que no les atenaza la culpabilidad del pasado. 

Con esto no quiero decir que haya personas mejores o peores. Simplemente, necesitamos erradicar la cultura de la anticoncepción como una cuestión generalmente normal. Urge instaurar la cultura del respeto. Urge vivir la cultura de la donación. Urge pensar en posicionar el embarazado en un momento debito de nuestra.

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Necesitamos un cambio radical. Es necesario que la educación a la sexualidad no se base en temer al embarazo. Cambiemos el foco sin explicar nada más. No podemos seguir cerrando los ojos ante las consecuencias de la anticoncepción. 

¿Planificar nuestros hijos?

La llegada de un hijo cambia, definitivamente por completo, la vida de una pareja. Es un regalo maravilloso. Transforma el hogar. Llena de alegría y amor. 

La Iglesia Católica nos enseña la importancia de la planificación familiar. No se concibe a esta planificación como una limitación. Es una forma de reflexionar y prepararse para recibir a los hijos, estos preciosos regalos de Dios, en el momento adecuado.[i]

La esencia de la planificación familiar

La planificación familiar va más allá de simplemente decidir cuándo tener hijos. Implica también reflexionar sobre cómo podemos ofrecerles lo mejor, tanto en términos materiales como espirituales. Es un acto de responsabilidad y amor hacia los hijos que deseamos traer al mundo.[ii]

También contempla el estar preparados para afrontar caminos a veces largos, que nos exigen más trabajo. En otros casos, ese regalo puede venir manifestado en otras formas de amor.

La perspectiva católica

La Iglesia Católica nos recuerda constantemente la importancia de acoger la vida con generosidad y responsabilidad. 

El Papa Juan XXIII nos habla sobre la importancia de que las jóvenes den sentido a su trabajo. Enfatiza lo imprescindible de que se preparen para ser apóstoles en la sociedad. Esto incluye también la vocación de ser padres en el momento adecuado.[iii]

El Papa Pío XII nos exhorta a educar a las futuras generaciones con dedicación y cuidado.  Insiste en que la juventud es un tesoro que debemos proteger y guiar. Esto implica prepararnos para ser padres que puedan ofrecer a sus hijos una educación sólida y valores cristianos arraigados en el amor a Dios.[iv]

En el discurso de apertura del «Año de la Fe», el Papa Pablo VI nos invita a hacer que nuestra fe crezca y se fortalezca en nuestras vidas. Así, a que podamos ser testigos del amor de Dios en el mundo. Ser padres es una de las formas más hermosas de vivir nuestra fe, educando a nuestros hijos en el camino de Cristo y guiándolos hacia una vida plena en Dios.[v]

El cuidado de la familia: la planificación de la paternidad

La planificación familiar nos permite también cuidar de nuestra propia familia. Nos asegura que podamos ofrecerles a nuestros hijos todo lo que necesitan para crecer felices y sanos. Esto incluye aspectos materiales. Además, educación emocional y espiritual. 

Ser padres merece ser planeado para poder brindar a nuestros hijos un ambiente estable y amoroso. Es imprescindible para que ellos puedan desarrollarse plenamente.

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En resumen, la planificación familiar no es solo una cuestión de decidir cuándo tener hijos. Implica reflexionar sobre cómo podemos ser los mejores padres posibles. Es un acto de amor y responsabilidad hacia nuestros hijos, hacia nuestra familia y hacia Dios. No olvidemos que es Dios Padre quien nos confía estas preciosas vidas para que podamos guiarlas hacia la plenitud y la felicidad en Él.


[i] [To the participants in the World Young Women’s Christian Association (April 23, 1960) ](https://www.vatican.va/content/john-xxiii/es/speeches/1960/documents/hf_j-xxiii_spe_19600423_gioventu-femminile.html)

[ii] [Radio message to the participants in the Catechist Conference of Barcelona (April 7, 1946) ](https://www.vatican.va/content/pius-xii/es/speeches/1946/documents/hf_p-xii_spe_19460407_catechistico-barcelona.html)

[iii] [29 June 1967: Inauguration of the «Year of the Faith» on the 19th centenary of the martyrdom of the Holy Apostles Peter and Paul ](https://www.vatican.va/content/paul-vi/it/homilies/1967/documents/hf_p-vi_hom_19670629.html)

[iv] [Radio message for the closing of the Inter-American Congress on Catholic Education held in La Paz, Bolivia (October 6, 1948) ](https://www.vatican.va/content/pius-xii/es/speeches/1948/documents/hf_p-xii_spe_19481006_educacion-bolivia.html)

[v] [General Audience of 4 September 1974 ](https://www.vatican.va/content/paul-vi/it/audiences/1974/documents/hf_p-vi_aud_19740904.html)

El problema de los anticonceptivos es que mienten (parte 2)

El mes pasado publicamos un artículo acerca de las mentiras respecto a los anticonceptivos. Fue desarrollado desde el punto de vista biológico y filosófico. Puedes leerlo aquí. En esta segunda parte, analizaremos algunos aspectos teológicos del mismo tema.

¿Por qué tanto alboroto?

Muchas veces nos resulta difícil comprender la enseñanza de la Iglesia sobre los anticonceptivos. Suele hasta parecernos ridícula. 

¿No representa la anticoncepción un innovador avance moderno que libera a las personas de las restricciones de otros tiempos? ¿No permite a los solteros explorar su sexualidad sin el riesgo de embarazos no deseados que podrían alterar sus planes de vida? ¿No brinda la oportunidad de garantizar la compatibilidad sexual antes del matrimonio? ¿No proporciona a las parejas ya casadas la posibilidad de disfrutar del sexo sin el temor del embarazo?

¡Estamos creados para el Amor!

Nuestra sexualidad es tan fundamental en nuestra creación que aparece desde el principio, en las Escrituras, en el Génesis. En el origen de nuestra historia Dios dijo que » los dos serán una sola carne» (Gn. 2, 24), con el siguiente objetivo: «fructifíquense, multiplíquense y llenen la tierra» (Gn. 1, 28).

Antes incluso de recibir estas directrices, se nos informa que Dios nos creó a su imagen, hombre y mujer, para poder entrar en comunión de amor y crear vida. El Papa San Juan Pablo II, en su Teología del Cuerpo, explica que al ser Dios un amante y, al haber creado a los seres humanos a su imagen, estamos destinados a ser amantes. 

Nuestros cuerpos, según San Juan Pablo II, tienen un significado que va más allá de su naturaleza física. Están diseñados para expresar algo verdadero sobre nuestra realidad interior. Esa realidad es nuestra vocación a amar.

El significado esponsal del cuerpo

¿Cómo expresan nuestros cuerpos que estamos destinados a ser amantes? Los cuerpos masculinos y femeninos están claramente diseñados para estar unidos. Son precisamente nuestras diferencias las que nos permiten complementarnos al punto tal de hacernos uno. El deseo apasionado de unirse subraya la verdad de que no estamos completos. Necesitamos de la otra persona para ser felices.

El hombre aporta su masculinidad y la mujer su feminidad. Así, crean lo que Juan Pablo II llama el significado esponsal del cuerpo. Es precisamente ese significado el que nos señala que estamos destinados a lograr una comunión de amor tan grande que es capaz de engendrar vida. En definitiva, ¡estamos creados para una fiesta de bodas! 

La unión física de los cónyuges ofrece a los seres humanos la oportunidad de escapar de la soledad fundamental y de conectarse de manera más completa con la pareja. La alegría pura de Adán por la creación de Eva refleja la necesidad innata de las personas de estar unas en relación con otras. Adán y Eva estaban destinados a utilizar su sexualidad para construir una vida juntos, buscando no solo el placer físico momentáneo, sino una unión que pudiera dar origen a una familia, una tribu, una nación y, en última instancia, a una comunión de santos.

La armonía anhelada

Imaginemos la vida de Adán y Eva antes de la caída como una existencia de armonía feliz. Nuestros anhelos insatisfechos indican un deseo de unión completa con otro, de afirmación mutua y de convivencia armoniosa. Aunque esta armonía es difícil de lograr en un mundo lleno de seres humanos imperfectos, Dios nos exhorta a profundizar en ese anhelo y a dejarnos redimir para vivir la armonía que Adán y Eva experimentaron. Además, nos promete la gracia necesaria a través de los sacramentos para ayudarnos en esta tarea.

El amor que se entrega

Después del pecado, lo que nos frena en la tarea de alcanzar la felicidad a través de nuestras relaciones sexuales es nuestra tendencia al egoísmo. Buscamos nuestra satisfacción personal por encima del bienestar de los demás. Utilizamos a los demás para satisfacer nuestros pequeños deseos. Este uso resulta incompatible con el verdadero amor.

Al reconocer esta realidad, Juan Pablo II, antes de ser elegido Papa, abordó este tema en su libro Amor y responsabilidad. Allí, nos ayuda a transformar nuestro impulso sexual centrado en la satisfacción personal, en un amor dirigido al bien del otro. 

Este amor es conocido como ágape. Busca afirmar y amar al otro. No pretende utilizarlo. El ágape implica adoptar una actitud de entrega.

Cooperando con Dios

En 1968, el Papa Pablo VI afirmó en su encíclica «Humanae Vitae» que es misión de los cónyuges cooperar con Dios en la transmisión de la vida humana. Es el máximo de los regalos para los cónyuges colaborar con Dios en la creación de nuevos seres humanos destinados a estar con Él eternamente.

El amor siempre crea vida, ya sea espiritual o biológica. Por lo tanto, hacer el amor, naturalmente, va ligado a la creación de la vida. Cada acto sexual conyugal significa: «me estoy entregando por completo a ti». Es un regalo posible gracias al don de la sexualidad, un don hecho por Dios a cada uno de nosotros. 

La anticoncepción excluye a Dios y, también, anula el acto creador de la unión. Por tanto, impide este regalo completo del Padre. Por ende, la anticoncepción lleva a los esposos a usarse mutuamente. Anula la entrega total.

Consecuencias negativas de la anticoncepción

Llegados a este punto, conviene considerar algunas repercusiones negativas de los anticonceptivos. Aumentan significativamente las relaciones extramatrimoniales. Conducen a abortos. Son causa de familias monoparentales. También, de matrimonios precipitados. De forma particular, los anticonceptivos químicos afectan adversamente el cuerpo de la mujer. Trastocan las relaciones interpersonales y, de ese modo, la sociedad y hasta el medio ambiente.

Los anticonceptivos químicos conllevan múltiples síntomas secundarios físicos: aumento de peso, depresión, reducción de la libido, migrañas, riesgos potenciales de coágulos sanguíneos mortales. Actúan suprimiendo las hormonas fértiles naturales de la mujer. Alteran su atractivo para los hombres, al sustituir a estas hormonas fértiles por otras, sintéticas que evitan la ovulación. 

Además, los anticonceptivos químicos pueden influir en la elección de pareja de la mujer mientras los usa. La anticoncepción también favorece la convivencia previamente al matrimonio, lo que deviene en una preparación deficiente para el sacramento. 

En muchos casos, la anticoncepción química fue el factor que contribuyó al divorcio. Afectando gravemente la felicidad tanto de los cónyuges como de los hijos. Así, influencia la a la familia extendida y, también, a los amigos. 

Planificación familiar natural

Importa visibilizar un mito: este enfoque no convierte a los cónyuges en meras máquinas de hacer bebés. Dios no exige a los matrimonios que tengan tantos hijos como sea posible. Solo da tantos niños como puedan criar bien. Así, la decisión de limitar el tamaño de la familia se toma en oración, considerando motivos fisiológicos, psicológicos, económicos o sociales. 

La planificación familiar natural (PFN) permite, por lo tanto, a la pareja, determinar la fertilidad de la mujer, requiriendo períodos de abstinencia para evitar el embarazo. Aunque la PFN y la anticoncepción permiten relaciones sexuales sin la intención de tener hijos. La diferencia entre la PFN y los métodos anticonceptivos radica en la forma de vivir el sexo, de ver no solo al cónyuge y, además, a los hijos y al mismo Dios. 

La anticoncepción es afirmarle al otro: te quiero, pero no por completo, y me entrego, pero no por completo. Al utilizar estos métodos, la dimensión de la fertilidad siempre se excluye y, por lo tanto, también, se deja de lado al Señor, quien es el dador de vida.

Algunas diferencias 

Las experiencias varían entre parejas en cuanto a la facilidad de uso de los métodos de PFN. Aquellos que practicaron la abstinencia antes del matrimonio, a menudo, encuentran que la PFN es manejable, dado que han desarrollado autodominio y diversas formas de compartir momentos íntimos. 

Por otro lado, quienes eran sexualmente activos antes del matrimonio pueden hallar que la PFN es un desafío, al estar habituados a que las relaciones sexuales sean la principal forma de intimidad.

La mayoría de los usuarios de la PFN, independientemente de la facilidad o dificultad que experimenten, informan que mejora notablemente la calidad de su matrimonio. Algunas esposas se sienten verdaderamente amadas y valoradas por sus parejas, quienes dominan sus deseos sexuales en beneficio de la familia. Los esposos, a su vez, se sienten respetados por sus compañeras, las que valoran la responsabilidad de éstos como hombres.

Además, los cónyuges que usan métodos de PFN rara vez se divorcian. Al planificar su vida sexual y el tamaño de su familia, fortalecen, de esta manera, su matrimonio. Mejoran la comunicación. Incluso, se sienten en armonía con Dios. Los PFN les brindan paz al saber que están siguiendo la voluntad divina, convirtiéndose en modelos ejemplares de castidad para sus hijos, familiares y amigos.

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Para concluir, recordamos, entonces, que nuestros cuerpos están diseñados para expresar la verdad sobre nuestra realidad interior. Esa realidad es nuestra vocación a amar. Son las diferencias entre la masculinidad y de la feminidad las que nos permiten complementarnos y hacernos uno. 

Hacer el amor, naturalmente, va ligado a la creación de la vida. La diferencia entre la planificación familiar natural y los métodos anticonceptivos radica no solo en la manera de experimentar el sexo, sino en la mirada que los esposos tienen de ellos mismos, de los hijos y de Dios Padre. 

¿Qué efectos producen los anticonceptivos hormonales?

Los anticonceptivos hormonales integran al cuerpo de la mujer hormonas sintéticas del ciclo menstrual. Es decir, estamos dejando de lado el funcionamiento natural del cuerpo para reemplazarlo por un proceso artificial.

Es importante recalcar que las hormonas que producimos las mujeres no son solamente por un factor reproductivo, sino que también están ligados al funcionamiento en general del cuerpo evitando así osteoporosis, cáncer, diabetes, entre otras enfermedades.

La incorporación artificial provoca que el cuerpo no produzca naturalmente las hormonas del ciclo, alternado su funcionamiento normal. Pensémoslo de la siguiente manera: si dejáramos de caminar por muchos meses, al querer retomarlo, nuestro cuerpo estaría débil y no podríamos hacerlo inmediatamente. Del mismo modo, nuestro cuerpo tarda en readaptarse al ciclo hormonal. 

No es la respuesta mágica a nuestros problemas

Generalmente el uso de anticonceptivos está indicado en dos momentos de la mujer. En primer lugar, cuando no quiere quedar embarazada, aunque no son 100% seguros, 7 de cada 100 mujeres quedan embarazadas en el primer año de uso de anticonceptivos. En segundo lugar, cuando tiene alguna condición anómala con su menstruación y la medican para “regular” su ciclo. No obstante, estos anticonceptivos impactan de manera general en el cuerpo, ocasionando efectos – desde mi punto de vista- en estos 3 ámbitos:

  1. A nivel de salud de la mujer: tienen alrededor de 200 efectos secundarios, entre los que resaltan alteraciones del sueño, incremento del peso corporal, acné, dolores de cabeza severos, fatiga, ansiedad, depresión, cáncer, entre otras enfermedades incluso hasta irreversibles. Logran además alejarte de la realidad, puesto que al tener un ciclo “regular” producto del uso de anticonceptivos, podrías estar dejando afectar tu salud en general.
  1. A nivel de la pareja: pérdida de la libido, disminución importante de la actividad íntima de la pareja, repentinos cambios de humor. De igual forma, hacen que la pareja tenga un falso concepto de fertilidad constante (no ovulamos todos los ciclos y por algunos factores de nuestro cuerpo podemos tener condiciones de infertilidad).
  1. A nivel de productividad: mayor cansancio. Las mujeres suelen tener menos concentración y mayores niveles de estrés y ansiedad, lo cual puede afectar sus labores diarias.

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Es importante que toda mujer conozca de manera general los efectos que tienen en el cuerpo los anticonceptivos, puesto que ningún sistema del cuerpo es independiente de los demás, al contrario, están interconectados por tanto es imposible que tengan un efecto solo en la fertilidad. 

¿Qué dice la Iglesia sobre la Reproducción Asistida?

En 1978 nació Louise Joy Brown, el primer bebé probeta. Desde ese momento, el hombre continuó “creando” vida en laboratorio, haciendo cumplir el sueño de cantidad de personas de ser padres. Hoy en día, cada año nacen aproximadamente un 10% de niños por reproducción asistida. Dicho de otra manera, al año nacen más de medio millón de niños a través de estas técnicas y se realizan una media de dos millones de tratamientos. 

La mayoría de estos nacimientos son por técnicas extracorpóreas —fecundación in vitro, es decir, el inicio de la vida tiene lugar en un laboratorio—. Muy pocos por intracorpóreas —inseminación artificial, es decir, la fecundación tiene lugar en la trompa de Falopio—.

¿Qué no acepta la Iglesia?

Cuando un matrimonio vive la infertilidad es lógico que llegue a plantearse recurrir a alguna de estas técnicas, ya que llevan haciéndose años, y es, además, por lo general, la única salida que ofrecen los médicos. Habría que añadir aquí que la publicidad de las técnicas puede llegar a resultar algo engañosa para quien la recibe. En efecto, la realidad es que su eficacia no es elevada: alrededor del 10% para la inseminación artificial, y casi 30% para la fecundación in vitro. Estos son datos de los que hablamos fríamente, sin saber bien cómo lo viven aquellos que sufren la infertilidad: una muestra más de que el hombre y la mujer están creados para dar vida.

Cuando ese matrimonio es católico, se encuentra a veces frustrado ante la postura de la Iglesia que no acepta aquellas técnicas en las que el inicio de la vida está fuera de una relación conyugal. Recordemos la doble finalidad del acto sexual: unitivo y procreativo, donde a través de él llegan los hijos. 

Dos posibles caminos

Un matrimonio puede obviar lo que dice su Madre y Maestra la Iglesia, y continuar el proceso calmando su conciencia con un “nos queremos, y si el hombre es capaz de darte un hijo a través de las técnicas que ha investigado, ¿por qué no agarrarse a ellas?”. Conozco a muchos que así lo han hecho.

Y también conozco a muchos que han optado, al principio con cierta resistencia humana, por escuchar en el fondo de su corazón y aceptar esa cruz tan concreta que les ha tocado. La mayoría de estos últimos han dado el paso de dejarse en manos de la medicina restaurativa de la fertilidad (un ejemplo claro es la Naprotecnología). En ella, se trata de encontrar las causas de la infertilidad y sanar el cuerpo.

Con estas técnicas, cada vez más extendidas en el mundo, tampoco nadie te asegura un hijo (algo imposible, dicho sea de paso), pero sí respetan la forma en la que puede llegar la vida, además de sanar y cuidar el cuerpo. Podría decirse que el embrión también es un paciente, no un objeto de laboratorio. 

Habría que añadir, por comparar con las eficacias antes descritas, que la medicina restaurativa de la fertilidad triplica (más del 60%) la eficacia de embarazos que logra la fecundación in vitro. Muchos matrimonios infértiles desgraciadamente desconocen estos datos.

Un gran sufrimiento

El sufrimiento por no tener hijos biológicos es muy grande. Solo los que lo experimentan en sus carnes lo entienden. De hecho, los que lo contemplamos desde fuera no llegamos a atisbar ni la milésima parte de ese dolor. Sea como sea, habría que plantearse si todo lo técnicamente posible es éticamente aceptable.

Es posible que el hecho de tener el hijo en tus brazos te haga olvidar cómo llegó hasta ti. No negamos que cualquier hijo nacido, sea de forma natural, ojalá a través de un acto libre y de amor, o por medio de una probeta, puede ser grandemente querido por sus padres. ¿Ese bienestar, fruto de un deseo cumplido, podría justificar dejar al hijo en sus primeros días de vida en un lugar frío de laboratorio, siendo observado y, a veces, manipulado, seleccionado o desechado, por terceras personas (el médico, el técnico, …)? 

Muchas mujeres me han confesado su pena tras entrar en estos procesos y acabar siendo conscientes de que su hijo estaba ahí lejos de ellas, siendo “creado” por otros. Algunos padres descubren un nuevo sufrimiento al saber que tienen hijos congelados que nunca llegarán a “transferirse” en el cuerpo de su madre.

Hay vida desde la fecundación

Sinceramente, no dudo de que los niños nacidos por reproducción asistida tienen alma. Dios también les infunde el espíritu en el momento de la unión del óvulo y del espermatozoide, en ese momento en el que empiezan a ser persona, única e irrepetible. ¿Acaso no existe desde ese momento una nueva información genética, diferente a cualquier otro individuo que haya existido y existirá en la historia de la humanidad?

Lo que me parece verdaderamente sorprendente es cómo Dios ha querido someterse a la naturaleza y aceptar igualmente a esos hijos como suyos. Porque si no fuera así, entonces tampoco podríamos incluir como hijos de Dios a gran parte de la humanidad: fruto de relaciones sexuales sin amor, con desconocidos; frutos de violaciones; incluso en el contexto conyugal cuando los esposos se utilizan mutuamente para obtener placer y de ahí viene un embarazo.

Cada vida es un don

Dios nos quiere a todos por igual, porque infinita es su misericordia, pero lo que nos pide es que respetemos la dignidad de cada persona, en su inicio y fin de la vida. Vivimos en una sociedad tan materialista e individualista que se nos olvida que los hijos son dones, regalos, no derechos ni objeto de nadie. Ya apenas sorprende ni escandaliza que existan miles de personas congeladas en un estante de un laboratorio. Estamos ciertamente anestesiados y no somos capaces de captar la bondad divina.

Todos los católicos deberíamos leer y profundizar bien sobre lo que dice la Iglesia en estos temas. Para empezar, recomiendo mucho leer este documento: la Instrucción Donum vitae, sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación. Hay un párrafo que me sacó de mis dudas, ya que no acababa de entender del todo la postura de la Iglesia:

El origen de una persona humana es en realidad el resultado de una donación. La persona concebida deberá ser el fruto del amor de sus padres. No puede ser querida ni concebida como el producto de una intervención de técnicas médicas y biológicas: esto equivaldría a reducirlo a ser objeto de una tecnología científica. Nadie puede subordinar la llegada al mundo de un niño a las condiciones de eficiencia técnica mensurables según parámetros de control y de dominio.

Al principio, cuando me planteaba estos temas viendo el sufrimiento de matrimonios infértiles, me decía a mí misma que qué mal habría en obtener tan solo un embrión para ser transferido, y no varios como se hace generalmente (los cuales acaban congelados o desechados). Y es que, aunque solo sea un embrión, no es una cosa u objeto de laboratorio, ¡es una persona! Ahí está la clave. De hecho, ya no me sorprende cuando escucho que se quiere eliminar el concepto “persona” para evitar el debate ético en torno a la investigación con embriones (=personas).

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Ojalá nos demos cuenta de que no podemos ser dioses por mucho que nos empeñemos. Desde luego, me parece un reto formarse, sentar las bases de lo que somos, y enseñar y acompañar a otros, especialmente a aquellos que sufren verdaderamente la no llegada de los hijos, que, en realidad, son los que más lo necesitan. Aunque no lo parezca, la Iglesia como Madre les acoge con amor en su regazo.

Congelar óvulos, ¿una auténtica solución?

Hace unos días leí una noticia conmovedora de dos de mis actores favoritos. Jennifer Aniston reveló que Adam Sandler, junto a su esposa, le envían flores en el día de la madre luego de desvelar sus problemas de fertilidad. Finalmente, la carismática actriz hace una reflexión:

“Habría dado cualquier cosa si alguien me hubiera dicho: ‘Congela tus óvulos. Hazte un favor’. Pero, simplemente, no lo piensas. Así que aquí estoy. El barco ha zarpado.» (Allure, 2023)

Cuánto dolor en una sola frase, hasta dan ganas de abrazarla. Sin embargo, por más fanático de la actriz que sea, la congelación de óvulos puede ser una solución un tanto facilista e incompleta ante un problema más profundo que esconde la infertilidad. Y así como ella, es usual escuchar a muchos ginecólogos y especialistas recomendar con ligereza esta alternativa. Ante la preocupación de estar “en contra del reloj”, ¿qué opciones existen para ser padres o madres?

1. Busca la causa antes de la solución

Con aproximadamente 3 meses de casados, mientras mi esposa y yo andábamos en los diversos retos del matrimonio, descubrimos —gracias a los métodos naturales— una temporal infertilidad que podría solucionarse con un tratamiento de mínimo 6 meses. Fue una sorpresa, pero a la vez una curiosa alegría diagnosticar el problema a tiempo, cuando aún no buscamos tener hijos. Lo que sí nos sorprendió fue el tiempo de 6 meses. Como diría un millenial que se impacienta con los comerciales de 5 segundos de youtube, “¿por qué tanto?”

Y es que, desde el punto de vista de ver la fertilidad como salud, la infertilidad es una anomalía que necesita encontrar una cura, no es simplemente un castigo de Dios o un mal de ojo de la tía que te tiene envidia. En ese sentido, se tienen que plantear hipótesis e iniciar un proceso de investigación donde mes a mes se descarten diversos diagnósticos, dependiendo de cada paciente.  

En este tiempo, se hacen análisis, se recetan pastillas, se regulan hormonas, se trabaja el estrés, entre otros. Al final, termina siendo una aventura trabajar en pareja las recomendaciones del ginecólogo investigador. 

Cuando los médicos recomiendan la congelación de óvulos con tanta ligereza y rapidez, están descartando lo importante: diagnosticar el verdadero problema a tratar —antes de proponer una solución—. Además, ¿cuánto esfuerzo, preocupación, e inversión de dinero— por alquilar un espacio en la refrigeradora— se requiere para congelar? ¿Estás contra el reloj? Invierte tus recursos sabiamente, encontrando el foco del problema. 

2. Trabaja en tu relación

Cinco años, dos cortes comerciales de relación y muchas peleas por no compartir papitas fritas, me costó decidir casarme —y a mi esposa seguramente más—. Antes de comprometernos, había muchas dudas y diferencias; eso siempre será lo más normal y saludable en una relación. 

Hay que discernir bien antes del matrimonio. A algunos les tomará menos tiempo, a otros más. Enamorarse podría tomar un segundo, pero AMAR hasta saber que estás frente al acompañante de toda tu vida es un poco más complejo. 

¿Estás contra el reloj? Trabaja en todo lo que puedas en tu relación en pareja, hasta que encuentres la certeza de que no existe en el mundo una mejor opción. No te conformas con el “es lo que hay”. Si es así, busca una mejor alternativa.

3. Encuentra el amor

¿Y si no tengo pareja? Mucho nos esforzamos por encontrar un buen trabajo, algunos incluso pasan ocho horas al día postulando a diferentes centros laborales. Es decir, su trabajo es buscar trabajo. Diría que encontrar el amor es parecido: hay que esforzarse y buscar no solo opciones, sino buenas opciones. 

Hay que ser exigentes, pero a la vez saber lanzarse a candidatos atractivos; no solamente por un solo motivo sino ver otros puntos positivos. Como en el trabajo, el salario es importante, pero también otros factores, como el clima laboral, la flexibilidad, la locación, entre otros. 

Muchos tienen rechazo hacia aplicaciones para buscar parejas. En un mundo digital y tan global, ¿cuál sería el problema? Más bien es una gran ventaja, pero siempre haciendo buenos filtros. También está la alternativa de que conocidos de confianza te refieran a alguien. ¿Estás contra el reloj? Lánzate a buscar a alguien, porque sí que toma tiempo y paciencia. No esperes a que esa persona te caiga del cielo. 

El verdadero dilema

¿Cuál es el dilema principal de la congelación de óvulos? Más allá de la inversión de recursos, termina siendo la manipulación de la vida. Es el paso previo al método de la fertilización in vitro (FIV) que lo que hace es formar y descartar varios embriones hasta que finalmente uno logre pegar en el útero de la mujer. Es decir, considerando que la vida comienza desde la concepción de un embrión, termina siendo un método experimental y abortivo que ni si quiera asegura el éxito del embarazo. De hecho, Jennifer Aniston misma cuenta que se sometió varias veces a la FIV sin ningún éxito. ¡Qué duro debe ser pasar por este proceso que implica el fracaso, el desánimo y descarte vidas! ¿Vale la pena?

Si alguien te recomienda con facilidad pasar por ello, recuerda que siempre vas a tener otras alternativas. Conviene encontrar un ginecólogo que no considere la FIV como opción y que se centre en encontrar el problema antes de plantear una “solución”. Si sabes de alguien que lo considera, piensa que seguramente no lo hace con malicia sino con un auténtico y noble propósito. Sin juzgar su desconocimiento y con mucha caridad y sabiduría, motívala a confiar en caminos mucho más llevaderos. 

Ventajas del reconocimiento de la fertilidad

Siempre escuchamos que se debe diferenciar entre enamoramiento y amor verdadero. El primero involucra nuestras emociones, sentimientos y pasiones; el segundo, en cambio, lleva a una entrega y acogida recíproca e integral. A diferencia del enamoramiento, el amor es una decisión, un ejercicio de la voluntad.

Hoy quisiera compartir con ustedes cómo el acompañamiento a los esposos para reconocer su fertilidad me ha permitido evidenciar, de forma tangible y realmente hermosa, lo que implica amar en la cotidianidad: la elección mutua que se hacen como esposos. 

Si bien es cierto que el reconocimiento de la fertilidad puede emprenderse inicialmente por razones médicas o por autoconocimiento, para los esposos no se queda ahí, sino que va mucho más allá. En efecto, conocimiento mutuo de la fertilidad abre la puerta a un abanico de posibilidades que involucran fortaleza, donación, interés, discernimiento, prudencia, seguridad, madurez, pureza de intención, etcétera. Por ello, quisiera que nos sumerjamos en la vivencia del amor esponsal desde mi grata y privilegiada tarea de guiar este aprendizaje.

#1 El amor es libre: autodominio y continencia periódica.

Al iniciar el camino del reconocimiento de su fertilidad, los esposos temen la vivencia de la abstinencia en el periodo fértil (continencia periódica) cuando están posponiendo un embarazo. Este temor surge no porque en sí no puedan vivir la abstinencia periódica sino, en parte, porque es un mundo desconocido que los invita a la expresión de un amor mucho más creativo.

En efecto, expresar el amor de formas distintas a la genitalidad requiere creatividad. Por ejemplo, tiempo de calidad haciendo alguna actividad que disfruten juntos, dialogar sobre la relación o, en concreto, sobre cómo viven su sexualidad, etcétera. Asimismo, la abstinencia requiere un ejercicio mayor de libertad, aplicando ambos completamente su voluntad para cumplir los objetivos que, como esposos, se han planteado. 

El amor libre, en este contexto, implica que han tomado la decisión de posponer el embarazo y, por tanto, con autodominio, viven la continencia periódica. Esto les permite amarse incluso con mayor fuerza porque encauzan todo ese amor pasional y sexual al bien de ustedes y su familia. No son esclavos de sus pasiones o deseos, sino que, a través de ellos, pueden experimentar una realidad mucho más grande: el amor verdadero. Este amor es el que procura siempre el bien mayor para la pareja.

#2 El amor es total: fertilidad sin barreras o modificaciones

En el acto sexual, los esposos están llamados a la manifestación de su amor integrando cada centímetro de su cuerpo y cada rincón de su alma. En la vivencia del reconocimiento de la fertilidad, dicho amor puede expresarse también de una manera bastante palpable.

El hecho de que ambos conozcan el ciclo femenino y sus periodos de fertilidad e infertilidad les permite actuar de acuerdo con sus objetivos como familia (posponer o buscar el embarazo), sin introducir en la intimidad algo que bloquee la fertilidad. Esto permite les una entrega en total en la que ambos realmente se hacen uno. Pueden entregarse y acogerse de manera recíproca y total.

El uso de métodos naturales permite una entrega total. Es una entrega total en el cuerpo, con una fertilidad natural e intacta, sin modificaciones artificiales. Y es una entrega total en el alma, sin barreras psicológicas o espirituales consecuencia del miedo a concebir, o de la deliberada cerrazón a la vida. 

#3 El amor es fiel: conocimiento profundo y exclusivo

¿Cómo ser fiel a quien no conozco profundamente? Claramente, ser fiel como esposos se traduce en exclusividad, pero es mucho más que eso. La fidelidad reclama constancia y firmeza en la decisión de amar, dirigiendo los afectos y emociones a esta resolución, y llama a los esposos a cumplir con las obligaciones derivadas de los compromisos que se han hecho para toda la vida.

Por tanto, entendiendo la magnitud de lo que es la fidelidad, sería de lunáticos pensar que se puede ser fiel a un extraño o a una persona que acabamos de conocer. No obstante, muchas veces los esposos, y sobre todo en el área de la sexualidad, viven como dos desconocidos bajo un mismo techo.

El reconocimiento de la fertilidad ha venido a cambiar esta triste realidad que muchos matrimonios experimentan, para que puedan ser plenamente fieles a partir de un autoconocimiento y conocimiento mutuo, no sólo a nivel biológico sino también psicológico, social y espiritual. Conocimiento que se deriva del aprendizaje de su fertilidad y del dialogo inexhausto de su vida como esposos: su sexualidad, paternidad, proyectos y su futuro como familia.

#4 El amor es fecundo: apertura a la vida y a la creatividad de la paternidad.

Finalmente, el reconocer su fertilidad exterioriza la belleza del inicio de la vida humana. Para los esposos, es algo que va más allá de una cuestión biológica. Es una locura que su amor pueda suscitar una nueva vida.

Más aun, comprender todos los eventos que ocurren en el ciclo femenino y cómo estos constituyen elementos necesarios para que se dé la gestación, permite acoger con más fuerza la vida, desde el inicio, como un don. Esto supone un cambio de paradigma, pues le permite a la pareja reconocerse como padres incluso desde el embarazo, aunque parezca prematuro.

Son padres que conocen cuándo sus hijos fueron concebidos, padres que prepararon su hogar y su familia para esa nueva vida desde la responsabilidad procreativa, padres que construyen su familia juntos y de la mano de Dios. Esto y mucho más es lo que hace tangible el reconocimiento de la fertilidad.