Categorías.

Resultados.

¿El condón es realmente seguro?

El condón falla para prevenir un embarazo. Estudios científicos han mostrado que el condón, usado de forma típica, falla entre un 12% y un 50% para prevenir un embarazo.

El condón no previene ITS en un 100%

Se han reportado alrededor de 35 enfermedades de transmisión sexual (ITS), para las cuales el condón ofrece una protección de entre 0% y 80%. Es decir, nunca es 100% seguro. En el caso del VIH, el condón ofrece una protección máxima de entre el 70% y el 80%, únicamente, en uso perfecto. Por tanto, la protección se vuelve más difícil cuando se trata de infecciones que se transmiten por el contacto de la piel de los genitales, como el virus de papiloma humano (VPH), el virus del herpes simple (VHS) y la sífilis.

Los condones también son riesgosos

Los jóvenes que piensan que los condones son totalmente seguros mostraron un 82% más de probabilidades de tener relaciones sexuales tempranas en comparación con aquellos que saben que no son seguros. Con el condón, entonces, aumenta el riesgo de contraer una o varias ITS. Entre más jóvenes comiencen la actividad sexual y más parejas sexuales tengan, más aumenta ese riesgo.

Los condones se regalan en las clínicas, en los hospitales, en las escuelas y hasta en las casas. Aun así, el número de embarazos adolescentes inesperados y las ITS aumentan en millones de casos en el mundo entero cada año.

No hay condones para el corazón

El bombardeo promocional del uso del condón lel ha hecho creer a los jóvenes que sus actos no tienen consecuencias. Esto es una mentira que lastima a muchas personas en el camino. Principalmente a ellos mismos, pues cuando nos involucramos en relaciones sexuales, nuestro cerebro libera una serie de sustancias químicas que influyen en nuestro estado emocional. Estas sustancias químicas establecen una fuerte conexión y apego hacia la otra persona. Cuando ese otro resulta una pareja pasajera, se daña el vínculo establecido y, por tanto, se deja el corazón herido.


Eduquemos a nuestros hijos en la evidencia, en la verdad. Eduquemos para vivir el auténtico amor. El condón no forma parte de esta educación: enferma, es riesgoso, no protege y, además, hiere el corazón.

Fuente: Abrazo de Amor, Rosario Laris.

Repartir preservativos no es educación sexual

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud y la organización Centers for Disease Control, entre 2015 y 2019 Estados Unidos superó sus propios récords de incidencia de infecciones de transmisión sexual. Esto sucedió a pesar de distribuir por casi 30 años anticonceptivos de barrera (preservativos) a estudiantes desde los 12 años de edad.

Al otro lado del mundo, en Uganda, las tasas de infección por VIH disminuyen. Los motivos detrás del éxito se han estudiado arduamente con la esperanza de replicar las estrategias positivas. Algunos investigadores señalan que este logro se debe a la promoción de los “comportamientos abc” (abstinence, be faithful, use a condom) en sexualidad promocionados por el gobierno de EEUU. En particular la abstinencia y la fidelidad figuran como factores protectores frente a la propagación de esta enfermedad. 

Repartir anticonceptivos no es educación sexual 

En algunos países en vías de desarrollo, a pesar de que el acceso a todo tipo de anticonceptivos es gratuito y permanente, las tasas de embarazo adolescente y de embarazos no planificados siguen en aumento. En Perú, por ejemplo, en el 2020, el Ministerio de Salud reportó que 12 de cada 100 adolescentes están embarazadas o ya son madres. 

Lejos de proporcionar una solución, el distribuir métodos anticonceptivos, la promoción del aborto y la supuesta libertad sexual han contribuido a la hipersexualización de los adolescentes. También, con ello, se incrementaron las enfermedades de transmisión sexual. Además, se desarrollaron diversos trastornos psiquiátricos vinculados a la afectividad. 

Solo el amor puede dar una respuesta integral

La Educación Integral de la Sexualidad (y no la ESI: Educación Sexual Integral) se presenta como una respuesta a la exacerbación de la genitalidad. Se interesa por la totalidad de la persona, buscando su florecimiento a través de una axiología de valores.

Así, La Educación Integral de la Sexualidad deja de lado los tabúes respecto a la sexualidad. No pierde de vista un aspecto fundamental: la formación del carácter. Coloca a la persona como centro y criatura. Este proceso educativo apela al reconocimiento del anhelo particular de amar y ser amados. La Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II desarrolla una herramienta clave para su comprensión.

Las ideas se proponen, no se imponen

Tenemos el reto de dar a conocer otra perspectiva: la gestión del impulso sexual, el respeto por la dignidad del otro, la complementariedad de los sexos, y la valoración del placer desde el amor son aspectos que cualquier manual de sexualidad. 

Para empezar a hablar de sexualidad con un joven es importante evitar los sermones y optar por un diálogo reflexivo basado en el respeto mutuo. Se fomenta, así, el juicio crítico. Esto permitirá que los adolescentes comprendan el verdadero significado de sus experiencias psicoafectivas. Además, facilitará que entiendan el orden necesario en la sexualidad.

***

Una verdadera comprensión integral de la sexualidad permite al ser humano construir relaciones interpersonales saludables y trascendentes. Parafraseando las palabras del cardenal Ratzinger: nos permite expresar en el cuerpo nuestra vocación al amor, porque la persona es fundamentalmente un ser en relación. Tal vez haya muchas maneras de vivir la sexualidad, pero solo una de ellas nos permitirá alcanzar la felicidad, desplegar nuestro ser y vivir auténticamente nuestra naturaleza.

Sex Education Vs. Educación para el amor

El éxito de la serie Sex Education radica en la gran necesidad que tiene la sociedad, sobre todo adolescente y joven, de recibir este tipo de contenido. La educación sexual se imparte con nuestro consentimiento o sin él, en una búsqueda voluntaria. Puede que nos choquemos con ella, a través de la socialización sexual. También, mediante amigos. Nos la encontramos en los medios de comunicación y, por ende, en las experiencias ajenas, no solo en las vivencias propias. 

La sexualidad es una ciencia aprendible y, tal como otras conductas, es posible de ser educada. El Dr. Gindin sostiene que “en el hogar y en la escuela, nuestros padres y maestros probablemente se han preocupado por enseñarnos todo lo necesario para la vida, pero no a hacer el amor”. 

¿Podrá esta serie ser una fuente de enseñanza y educación para la sexualidad? ¿Contiene todo lo necesario para el sano desarrollo y disfrute del sexo? Analicemos desde estos interrogantes, el rodaje. Adelantemos dos alertas:

1. Alerta Spoiler.

2. Sexo sin amor es instrumentalización del ser humano.

Sex Education

La serie es una comedia dramática británica que se estrenó en Netflix en 2019. La trama sigue a un adolescente llamado Otis Milburn, quien vive con su madre, una terapeuta sexual. Otis se une a su amiga Maeve Wiley para abrir una clínica de terapia sexual en su escuela secundaria. Toma el rol de su madre, pero con sus compañeros de escuela. Es, entonces, una serie de aventuras y desventuras. 

A través del protagonista se muestra la vida de un adolescente con una madre sexóloga, liberal y progresista; quien tendrá que lidiar con su descubrimiento sexual, la hiperliberación de su madre y su vida en la secundaria. La serie posee una mirada del sexo desde la genitalidad y el placer físico. Esta perspectiva está desarraiga totalmente del amor. Carece de límites morales y espirituales.

Es muy valiosa y está bien lograda la visualización del respeto por la diversidad sexual.  No obstante, termina siendo una idea incompleta, porque jamás se cuestiona o se intenta mostrar la historia de una persona con disforia sexual. Se pierde el valor humano y se estandarizan tipos de vivencias. 

Al aborto, lejos de mostrar e intentar resolver causales, se lo presenta como algo normal dentro de la vivencia de la sexualidad. No se abordan las consecuencias ni psicológicas, físicas ni emocionales. Cada mujer y hombre tiene derecho a conocer verdades y no ideologías. 

Carencia al desnudo

Muestra la falta de capacitación de maestros y directivos para responder a situaciones relacionadas con la sexualidad de adolescentes que están pidiendo a gritos con sus actitudes tener referentes que los puedan guiar.

Estamos frente a una generación que posee la virtud de preguntar, cuestionar y demandar aquello que necesita. Queda en evidencia la poca eficiencia en responder a esta demanda. 

Nos encontramos frente a adultos referentes para los adolescentes que se sienten incómodos o no poseen las herramientas necesarias para brindar seguridad en materia de educación sexual. Esto es un llamado a, como adultos, ser proactivos en generar espacios de enseñanza cotidianamente y desde temprana edad. 

La educación sexual es necesaria

La idea de sexualidad sana se relaciona con el conocimiento y no con la ignorancia. La ausencia de una adecuada educación sexual, el desconocimiento de técnicas amatorias, la falta de prevención de disfunciones sexuales, la permanencia mitos y tabúes solo conducen a la desdicha.

Sexualidad implica mucho más que sexo, mucho más que genitalidad. No proveer educación sexual es privar a las personas de la felicidad plena. La educación sexual crea convicciones para tomar decisiones responsables. Otorga confianza en sí mismo. Satisface el deseo de conocer. Sosiega la curiosidad. El conocimiento es la base sobre la que se construyen criterios que posibilitan relaciones sanas, saludables, en respeto y amor. 

¡La educación de la sexualidad es para el amor!

La sexualidad es el medio a través del cual se expresa el amor. La unión de dos cuerpos no puede por sí misma producir amor. La sexualidad sólo puede expresar un amor ya existente. 

La educación sexual debe ser enfocada en una perspectiva que integre todos los aspectos que contribuye a la persona, es decir, biológica, psicológica y espiritual, siempre tomando de base el amor. El doctor W. Masters, en una de sus conferencias, hace la siguiente pregunta: “¿Qué lugar tiene el amor en la sexualidad?”. Y él mismo responde: “tener sexo sin amor es como hacer gimnasia o cualquier actividad física”.

El sexo sin amor, solo por placer, el sexo del “donde lo busco, lo obtengo”, para satisfacer una necesidad placentera, genera dopamina. Esta es la hormona del placer. Posteriormente al sexo sin amor se experimenta un tipo de vacío asociado a síntomas de depresión. 

En cambio, el sexo con amor genera ganas de construir. Mejora la autoestima. Fortalece la relación de pareja.

***

La nueva tendencia, la educación sexual progresista, que predica la libertad, solo trae esclavitud. Atrae esclavos del placer físico que sacia una sed momentánea del cuerpo y deja huecos en el alma. Se necesita mucho más que aprendizaje sobre disfunciones sexuales, mucho más que juegos eróticos y enseñanzas superficiales.  

Detrás de múltiples actos sexuales con muchas personas lo que en realidad se busca es un poco de amor. Detrás de la hipersexualización, de prácticas sexuales inmorales, de prácticas peligrosas y carentes de amor, lo único que se persigue es atención.

Separar la sexualidad del amor es separar elementos esenciales del mismo. La pareja debe estar enriquecida tanto en la sexualidad como en el amor. Ambos, sexualidad y amor, nutren y fundamentan.

El sexo fue creado para la reproducción, para el placer y para la autoestima. El sexo sin amor, provoca, quizás, una fecundación, o unos minutos de placer, pero jamás aporta a tu autoestima porque no posee amor verdadero. 

El amor verdadero entiende el sexo como la entrega absoluta donde el único objetivo es brindar placer al otro, fundirse en un solo ser y expresar amor, respeto y cuidado. Y es en este, en el amor verdadero, en lo que tenemos que ser expertos. La educación tiene que ser para el amor.

¿Cómo formarme en Teología del Cuerpo?

La Teología del Cuerpo es una enseñanza profunda y reveladora del Papa San Juan Pablo II. Ofrece a la persona una guía valiosa para comprender el significado auténtico de su identidad y su sexualidad. 

En esta búsqueda de comprensión, es esencial no solo adquirir conocimientos teóricos, sino también experimentar y vivir esta catequesis de manera práctica y personal. Aquí te presentamos tres consejos que te ayudarán a sumergirte en este fascinante viaje hacia una comprensión más profunda de tu propia existencia.

1. Experimenta la Teología del Cuerpo de manera presencial

En la era digital en la que vivimos, es tentador depender exclusivamente de herramientas en línea para aprender sobre la Teología del Cuerpo. Sin embargo, San Juan Pablo II nos anima a ir más allá de la pantalla y sumergirnos en experiencias presenciales. 

Participar en retiros, campamentos o jornadas de formación te brindará oportunidades para que la información descienda de la cabeza al corazón. La comunión con otros en un entorno físico facilita la reflexión, el diálogo y la oración en comunidad. Estas experiencias fortalecen el entendimiento intelectual. También, permiten que la Teología del Cuerpo se transforme en un estilo de vida, arraigándose en lo más profundo de nuestro ser.

Gracias a Dios, hay cada vez más experiencias de este tipo en todo el mundo. Puedes averiguar si en tu país hay alguna comunidad que trabaje la Teología del Cuerpo. De lo contrario, quizás sea la oportunidad para planear vacaciones en algún país vecino, conocer apostolados nuevos y llevar la experiencia a tu casa.

2. Desarrolla una visión sacramental del mundo

La Teología del Cuerpo nos invita a contemplar el mundo con una perspectiva sacramental, reconociendo que lo visible conduce a lo invisible, que toda la creación revela la realidad de Dios. Es esencial entrenarnos para percibir la presencia divina en la naturaleza, el arte, la amistad y la familia. 

Al desarrollar una visión sacramental del mundo, transformamos cada aspecto de nuestra vida diaria en una oportunidad para encontrarnos con lo sagrado. Apreciar la belleza y la trascendencia en lo cotidiano nos conecta con la verdad fundamental de que somos creados a imagen y semejanza de Dios, llamados a reflejar su amor en todo lo que hacemos.

La visión sacramental de la realidad es la forma más correcta de comprender el significado de todo lo que nos rodea y de nosotros mismos. Significa que la realidad no se acaba en lo material y en el plano de lo aparente. Lo material es la ventana para entrar en un mundo nuevo que nos revela quiénes somos, quién es Dios y para qué estamos creados. ¿Quién no quisiera encontrar respuestas a estas preguntas?

Si nos entrenamos para ver la realidad de este modo, es decir, impregnada de pequeños signos que nos revelan a Dios, podremos comprender el mayor signo de todos: la unión de dos en una sola carne. Así, uno de los mayores postulados de la Teología del Cuerpo es que la unión conyugal está creada por Dios, para ser una especie de escultura viviente. 

Quien sabe ver correctamente esa escultura viviente sabrá comprender que estamos hechos para unirnos en una relación esponsal con Dios, que nos ama infinitamente. Es la unión de los dos en una sola carne lo que nos revela que Dios quiere casarse con nosotros.

3. Adopta las herramientas infalibles de San Juan Pablo II

San Juan Pablo II afirmó que hay tres herramientas infalibles e indispensables para vivir la Teología del Cuerpo de manera plena: la oración, la confesión y la eucaristía. Estas prácticas son el fundamento de una vida espiritual. Nos permiten vivir en intimidad la relación esponsal entre la Iglesia y Cristo. 

La oración nos permite conocer más a Dios y dejarnos conocer por Él. La confesión nos ayuda a estar espiritualmente desnudos frente a Él, para dejarnos amar tal y como somos, sin máscaras. La eucaristía nos une de manera íntima a la presencia real de Cristo, haciéndonos una sola carne con Dios que se hace sacramentalmente presente en su carne. 

Con estas prácticas como parte integral de nuestra vida, nos abrimos a la gracia divina. Fortalecemos nuestra capacidad de vivir la Teología del Cuerpo de manera auténtica y plena.

***

Sumergirse en la Teología del Cuerpo es más que adquirir conocimientos intelectuales. Es una invitación a vivir una experiencia transformadora que abarca la totalidad de nuestra existencia. 

A través de experiencias presenciales, una visión sacramental del mundo y la vivencia cotidiana de las herramientas propuestas por San Juan Pablo II, todos podemos cultivar una comprensión más profunda de nuestra identidad y vocación, abrazando la belleza y el significado de quienes estamos llamados a ser.

Hablemos de homosexualidad con nuestros hijos

Vamos a hablar de un tema incómodo para muchas personas. Hace un tiempo, las redes sociales estallaron frente a una película infantil —Buzz Lightyear— que contenía una escena de un beso homosexual. En una especie de división entre padres supuestamente anticuados o conservadores, y aquellos que creían estar dándole mayor libertad a sus hijos, se generó un fuerte debate en internet que contribuyó al fracaso millonario de este filme.

Con relación a temas polémicos, es más cómodo tomar una postura dicotómica, cerrarnos al diálogo y marcar distancia con aquellos que piensan distinto a nosotros. Hay que admitirlo, nos ahorra tiempo. En cambio, nosotros creemos que es posible encontrar puntos de convergencia sin perder la firmeza de nuestras convicciones morales.

Por ejemplo, es verdad que un niño no se va a “convertir” en una persona homosexual por presenciar un beso entre dos hombres o mujeres. Sin embargo, si exponemos a un menor a este tipo de escenas, naturalmente van a surgir varias preguntas al respecto. La identidad sexual se va desarrollando desde la infancia hasta llegar a su madurez en la etapa adulta. En este contínuum, la orientación sexual se configura —no se construye— en base a los vínculos que el púber-adolescente establece a diario.

Es una realidad

Como psicólogos, recibimos semanalmente solicitudes de escuelas y padres de familia que, desesperadamente, buscan alguien que converse de este tema con sus hijos. Algunos nos piden que hablemos del tema “sin hablar del tema”, lo cual es lógicamente imposible. Estamos parados frente a una realidad, frente a personas que existen, frente a contenido que es propagado y normalizado. Evitarlo no solucionará las dudas, ni mucho menos permitirá tener un adecuado discernimiento.

El Catecismo, en el número 2357, habla frontalmente sobre el tema: “la homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado”. En las siguientes líneas deja clara la postura de la Iglesia frente a esta orientación, sin intentar ser políticamente correctos, y recordando que todos estamos llamados a vivir en castidad.

La peligrosa incoherencia

Vivir en una burbuja no sirve de nada. Más aún cuando por andar cuidándonos del exterior descuidamos lo que sucede dentro de casa. No puedo cuidar a mi hijo de una escena donde hay contenido homosexual y, sin embargo, creer que es “normal” que mi esposo tenga pornografía en el celular. El mismo celular que a veces les presta a mis hijos cuando están aburridos. 

El cuidado debe ser integral. Actualmente, la exposición a material sexualmente explícito es una epidemia que ataca a púberes y adolescentes. Las edades son cada vez más bajas, y los contenidos más violentos. Tienen en la palma de su mano videos pornográficos de todo tipo, incluso material que contiene prácticas sexuales en las que se denigra gravemente al ser humano.

¿Dónde reside el problema? 

Creemos que el principal problema no está en la falta de cuidado, sino en el tiempo de calidad que se dedica a los hijos para responder las inquietudes que surgen al respecto. Por ejemplo, es necesario saber expresar nuestro desacuerdo con este tipo de actos; con caridad, pero sin tibieza. No se trata de andar dando explicaciones simplemente por cumplir, sino de establecer maduramente la intencionalidad educativa con la que se quiere formar a los hijos. Es bueno y necesario cuidar el contenido que ellos ven, pero es aún más importante prepararnos como adultos para responder las preguntas que vendrán. 

Consejos prácticos para el hogar

#1 Tiempo para aprender

Ante la duda, mejor investigar. El primer paso para el fracaso es suponer. Buscar contenido que vaya de acorde a nuestros valores nos ayudará a responder con mayor seguridad. Nadie puede explicar aquello que no interiorizó. 

#2 Derecho a educar

No hay que tener miedo a tomar las decisiones educativas en el hogar. Explicar por qué se considera negativas o poco saludables algunas conductas permitirá formar hijos con convicciones. El punto medio sirve para la formación de virtudes, no para ganarse la aprobación social.

#3 No usar a Dios como amenaza

En lugar de dar una larga lista de lo que no se debe hacer, es mejor hablar sobre porqué vivir una sexualidad ordenada nos permite ser más felices. La fe y la razón van de la mano: lo sobrenatural supone nuestra naturaleza. Las normas que seguimos como cristianos tienen una lógica, no son mero fideísmo.

#4 La belleza de lo simple

Usar ejemplos sencillos nos permite comunicarnos mejor. Si son niños, recibirán el ejemplo como un nuevo aprendizaje. Si son púberes o adolescentes, cuestionarán; y esa es una buena oportunidad para forjar en ellos el pensamiento crítico.

Los gustos también se pueden educar

“El hombre light, debido a su hedonismo y permisividad, no se preocupa por su estado afectivo y se deja elevar por la inercia, no tiene principios, va a la deriva. Se convierte en espectador de sus propios ríos emocionales interiores, pilotados por dos motores: el placer sin restricciones y la no presencia de prohibicionismo.” (Dr. Enrique Rojas)

“Bueno, pero si a él le gusta…”, “ya crecerá…”, “sobre gustos no hay nada escrito”, “si te gusta, hacelo…”. A lo largo de nuestra vida convivimos con ese tipo de expresiones, que más que expresiones, son una forma determinada de ver las cosas. Y muchas veces lo pensamos y decimos: “pues sí, los gustos son relativos, al fin y al cabo, cada uno siente de distinta manera”. Y no nos detenemos a pensar si eso tiene sentido o no.

Cuando hablo de “gusto” aludo a una cuestión mucho más amplia de la naturaleza humana que es la dimensión de los afectos. Ahí, quedarían incluidas además nociones como “sentimientos”, “emociones”, en definitiva, todo lo que tenga que ver con nuestra afectividad. Psicológicamente puede ser discutible, así que menos mal que acá estamos hablando de filosofía.

Considerando que como seres racionales podemos no solo “pensar”, sino también “fundamentar lo que pensamos”, escuchemos que tiene para decirnos el buen C. S. Lewis al respecto, y los invito a hacerse la pregunta: ¿En serio los gustos son relativos?

Los hombres sin corazón

Les pido que se detengan un momento para traer a la memoria el amanecer más fascinante que hayan visto, o la noche más estrellada que hayan presenciado. Supongo que les vendrán a la mente palabras como “hermoso”, “grandioso” o incluso “sublime”. Y de seguro que, si alguien pudiese ver lo que ustedes vieron, esperarían una misma reacción.

Pues bien, ahora imaginen que una persona se nos acercase y nos dijese “esos adjetivos con los que calificas a esos fenómenos naturales, no es porque realmente lo sean, sino que es tu interpretación de esos fenómenos”. En otras palabras, nada es en serio “hermoso”, “sublime”, o “delicioso”, sino que tu percepción lo es. No se trata de algo calculable o medible, sino de algo que depende solo de nosotros mismos. Esa es, justamente, la concepción que nace en los siglos XVIII en la filosofía, y que perduró hasta los días de C. S. Lewis. A inicios de 1940, el famoso autor de Las Crónicas de Narnia dedicó su genio a analizar un fenómeno pedagógico al que bautizó “La abolición del hombre” (plasmado en una serie de conferencias, y más tarde, en un libro).

Formando ‘hombres sin corazón’

¿Cuál fue su planteo? En su trabajo notó cómo desde hacía tiempo había tenido lugar un menosprecio de la formación afectiva en los alumnos. Claro, eran instruidos en las matemáticas, las ciencias, y el Derecho. Pero al hablar de los afectos, primaba esta idea de que, el sentimiento que producen en nosotros las cosas no puede corresponder a un valor objeto y, por lo tanto, no es medible.

Desde esa base, se empezó a creer que el mejor modo de formar en la emocionalidad en los jóvenes era suprimiéndola. El motivo era claro: los afectos son irracionales, no tienen orden alguno, y por ende, son irrelevantes. “Ellos pueden sostener realmente que los ordinarios sentimientos humanos (…) son contrarios a la razón y desdeñables y deberían ser erradicados.”. Ante eso, la educación de los sentimientos pasaría a segundo plano. 

Esto conllevó a la formación de individuos frívolos, secos, indiferentes. Son los que llama “hombres sin corazón”. Las emociones quedan bajo la subjetividad de cada uno, porque realmente no aportan nada. Lo único que se exige es practicidad, pragmatismo, lógica, más allá de si “nos gusta o no”. No importa el paisaje en sí, sino lo que pueda ofrecernos: “ya no son… hombres en absoluto”.

La naturaleza hambreada

El individuo de los nuevos tiempos ha ido perdiendo poco a poco la creatividad, la solemnidad, el orden, el decoro, el buen gusto. Claro ejemplo es el afán por la practicidad que ha llevado a que las majestuosas construcciones medievales sean reemplazadas por ridículos y grises rascacielos. O la valoración de las ciencias sobre poesía o la música.

Lewis, visionario de su tiempo, predijo el resultado de ese proyecto: “Una naturaleza hambreada se vengará y un corazón duro no es protección infalible contra una cabeza blanda”. No se equivocó. A partir de los 50’s, las ideologías evolucionaron, llegando a una época de relativismo. La máxima “los afectos son subjetivos” permaneció, pero no con el propósito de eliminar el sentimiento, sino de “liberarlo”. Sigue sin existir un parámetro de nuestros gustos, pero ahora se celebra que “cada uno sienta y quiera como le guste”. Es otra abolición del hombre, más vulgar, hedonista, y superficial. La liberación sexual es una de sus muchas consecuencias.

Nuestros afectos siguen sin rumbo, y eso se refleja en las modas, las tendencias, las formas de entretenimiento. Por ejemplo, tenemos el caso del triunfo del placer sobre la sencillez, que ha reemplazado la delicadeza del vestido por la minifalda. O peor aún, la exaltación de la fealdad en un afán de “resaltar”, creando la moda de piercings y estrafalarios cortes de cabello. Y pensar que hay unos padres irresponsables que dicen “bueno, si a él le gusta”.

El valor objetivo de las cosas

A estas alturas del artículo, tal vez habrán notado cuál es mi punto (o la mayoría ya habrá huido espantada). Si decimos que existe una realidad objetiva, existente, ante la cual nuestra razón no puede hacer más que aceptarla humildemente, ¿no debería ser igual con nuestras emociones?

Contrario a sus contemporáneos, Lewis señala otra perspectiva: “La tarea del educador moderno no es desmontar junglas sino irrigar desiertos. La correcta defensa contra los sentimientos falsos es inculcar sentimientos rectos”. Citando a los grandes sabios de la historia, y las creencias de las distintas culturas, el autor sostiene que existe un criterio para el gusto, al igual que un criterio de “bien” y “verdad”. Es lo que él llama “Tao”, “la doctrina del valor objetivo, la creencia de que ciertas posiciones son realmente verdaderas, y otras realmente falsas”. Es, en definitiva, contradictorio decir “es real esta melodía”, y al mismo tiempo “no es real que esta melodía es hermosa”. Si es hermosa, lo es, aunque no la sintamos así.

En toda afección participa algo que afecta (un chocolate, por ejemplo), y algo que es afectado (nosotros). Ambas cosas son reales, caso contrario, no habría afección alguna. Pero todo lo que existe exige una reacción afectiva adecuada, objetiva, real. No podemos quedarnos impasibles ante un esplendoroso amanecer. Y para ello, es necesario educar nuestra sensibilidad. Y la educación, es decir, “saber alegrarse y dolerse como es debido” (Aristóteles), es un ejercicio racional. Educar es ordenar nuestra naturaleza bajo la luz de la verdad, descubriéndola y asimilándola. No hay que cortar las emociones, mas sí “pueden ser razonables e irrazonables según se conformen o no a la razón. El corazón nunca toma el lugar de la cabeza; pero puede, y debe, obedecerla”.

***

En resumen, ¿podemos decir que “los gustos son relativos”? Lo son, en cuanto que uno tal vez no reaccione afectivamente a algo de la misma manera que yo. Pero eso no significa que todas las reacciones valgan lo mismo, sino que algunas estarán menos educadas que otras, y menos acordes a la realidad. Lewis da un ejemplo muy gracioso al respecto: Aquellos que conocen el Tao pueden sos­tener que llamar agradables a los niños (…) no es simplemente registrar un hecho psicológico sobre nuestras propias emociones, sino reconocer una cualidad que exige una cierta respuesta de nosotros, la demos o no. Yo mismo no disfruto con el trato de los niños pequeños: porque yo hablo desde el Tao reconozco esto como un defecto en mí —tal como un hombre puede tener que reconocer que es sordo o daltónico—”.

Actualmente, se cree que la “libertad” está en “querer como uno quiera” o “desear como uno quiera”. Eso no es más que “imaginarse libre”. La libertad es racional, y por lo tanto, acepta una realidad verdadera. Una realidad que exige nuestra humilde aceptación, y más aún, que seamos agradecidos por ella. Agradecer que solo existen dos sexos, y cuidar tan maravillosa armonía de lo natural. Solo quien eduque sus afectos, y acepte el orden de la realidad tal cual es, podrá ser libre. En síntesis: “La Verdad os hará libres”.

Soy Juani Rodriguez pero @decime.negro

¿El aborto puede ser salud sexual?

En la actualidad se asegura con radicalidad que el aborto es un procedimiento médico, una práctica segura e incluso es equiparado con salud sexual y reproductiva femenina. Sin embargo, como ginecobstetra puedo decirles que no hay nada más lejos de la realidad, porque esto definitivamente no es lo que evidencio en mi día a día como especialista en la salud de la mujer. 

Hoy quisiera compartirles a todas mis pacientes y a las mujeres que me leen, cómo el aborto inducido no solo no es salud para ninguna, sino que corroe las vidas —desde el interior— de todos los involucrados y acaba, cruel y dolorosamente, con aquellos que ya han iniciado su existir en el vientre de sus madres.  

¿Qué es salud? ¿Qué constituye un procedimiento médico? 

Mucho se habla sobre la salud, sobre cómo preservarla, y qué hacer o dejar de hacer para mantenerla. Sin embargo, como sociedad hemos perdido el norte. Hemos olvidado que el tener salud implica ser verdaderamente libres para tomar las decisiones —a veces con esfuerzo— que se requieren para obtener el mayor bien. Esto requiere respetar nuestra propia dignidad y la de todos aquellos que nos rodean. 

La salud es un estado de completo bienestar físico, pero también mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad. (1) Asimismo, para considerar cualquier procedimiento como médico, este debe ser un servicio o atención que siempre busque promover, mantener, monitorizar o restaurar la salud (2) a través del diagnóstico de enfermedades y/o con fines terapéuticos. (3) De esta manera, para que el aborto pudiera ser considerado un procedimiento “médico, seguro, y que promueve la salud”, debería restaurar o mantener este estado de sanidad en todas estas dimensiones. Esta aseveración es lo que pretendo analizar con ustedes.

El aborto atenta contra la misión del obstetra

Como ginecóloga y obstetra, mi deber es que cualquier procedimiento que realice cumpla tres condiciones. Primero, que sea necesario para mis 2 pacientes, madre e hijo. Segundo, que los beneficios superen a los riesgos. Tercero: debo regirme por el principio de “primero no hacer daño”. 

NINGUNA de estas 3 condiciones se cumple en el aborto inducido. Más aún, ¿podría yo ser coherente como ginecóloga si practicara un procedimiento donde siempre muere uno de mis pacientes? ¿Podría decir que es seguro y beneficioso para la salud del binomio materno-fetal?

El aborto no salva vidas maternas

Al hablar exclusivamente del bienestar físico de la mujer, en el aborto inducido no hay ninguna anomalía que corregir. No estamos restaurando un órgano o dando tratamiento a una patología, porque el embarazo es un estado fisiológico. Cuando el embarazo se complica con una enfermedad grave como cáncer, cardiopatía severa, enfermedades autoinmunes descompensadas u otras patologías pre-existentes, se debe recordar que los cambios gestacionales son transicionales, fisiológicos y paulatinos, por lo que se puede y se deben hacer intervenciones multidisciplinarias (de prevención, intervención primaria y tratamiento) que permitan llevar al feto a la viabilidad y a su vez a la compensación materna. Este realmente es nuestro deber como ginecobstetras, para esto somos entrenados: para cuidar y salvar vidas. 

En cuanto a las patologías maternas exclusivas del embarazo, como preeclampsia o diabetes gestacional de difícil manejo, se deben entender 2 conceptos: Primero, no son causadas por la gestación en sí sino por una predisposición metabólica y/o vascular específica de la paciente. Segundo, en estos casos es mucho más rápido y efectivo para restaurar su salud el inducir el parto o llevar a la paciente a cesárea, que realizar un procedimiento abortivo. Podemos hacer esta declaración basados simplemente en el factor de tiempos comparativos entre estos procedimientos. Por tanto, un aborto inducido, es decir, matar deliberadamente al feto, jamás será necesario para salvar la vida de la madre.

El aborto pone en riesgo la salud física y la fertilidad futura

Por otro lado, la evidencia científica establece que existen múltiples riesgos asociados al aborto, y el hecho que esté despenalizado no lo hace seguro ni desaparece instantáneamente las posibles complicaciones. En efecto, estas no están asociadas a la clandestinidad, sino al procedimiento per se

Las mujeres que se someten a un aborto farmacológico pueden presentar: efectos adversos a los medicamentos como: diarrea, (4-13) emesis, (4-14) dolor pélvico severo, (4-9,11,12,14) fiebre, (4,6,7,8,11,12,15) cefalea (4,6,7,9,11-13) y reacción alérgica (6,14). También pueden presentar aborto incompleto con requerimiento de manejo quirúrgico, en el 3.6 al 15% (4-9,14,16-19); sangrado vaginal, (4,6,8,9,14) que puede ser abundante en el 10% (5,14), con necesidad de manejo médico y quirúrgico urgente; infección en el 0.2-4% (4,5,6,9,14,16,18,19,20-24); y ruptura uterina en el 0.4% de las pacientes con cicatriz uterina previa.(8,25)

Por su parte, el aborto quirúrgico se puede asociar a complicaciones como: hemorragia severa (26,27) en el 2.3-16% (28) con requerimiento transfusional y manejo quirúrgico (en algunas ocasiones histerectomía); perforación uterina en el 1.8% (28,29,30); desgarro cervical en el 3.8% (31,32,33); lesión de órganos intraabdominales en el 0.8-2%, (34) con la realización perentoria de intervenciones médicas y quirúrgicas y, los consiguientes riesgos inherentes de estas; e infección, hasta en el 5% (26,29,35-39) que puede ocasionar sepsis severa y muerte en el 0.2-1% de las pacientes. (40,41)

Por último, a largo plazo, la fertilidad posterior de estas mujeres puede verse afectada, ya que la recurrencia de estos procedimientos abortivos quirúrgicos se ha asociado a infertilidad secundaria por la presentación del síndrome de Asherman (42,43). Esta condición consiste en que las paredes uterinas se adhieren impidiendo la implantación embrionaria. Finalmente, otro riesgo del aborto quirúrgico es el parto pretérmino por incompetencia cervical (44), el cual se incrementa 4 veces más para las mujeres que se sometieron a un aborto inducido en comparación con la población general. (45)

El aborto pone en riesgo la salud mental y social

Ahora, una mujer puede percibir que su embarazo está afectando su bienestar mental y/o social por diferentes circunstancias familiares, económicas, de su proyección futura, etcétera. Pero la pregunta es: ¿El aborto soluciona alguna de estas problemáticas? Nuestro deber como médicos es ir a la raíz de esa afectación y brindarle todo el apoyo psicológico, económico y social que requiera. 

Asimismo, existen varios estudios que demuestran que el aborto tiene un impacto negativo en la salud mental de la mujer al incrementar el riesgo de trastornos de ansiedad, depresión, trastornos de estrés postraumático, ideación suicida, episodios de manía en mujeres con diagnóstico de trastorno afectivo bipolar, y la prevalencia de la dependencia de alcohol y drogas (46). Generan también en algunas mujeres trastornos en la sexualidad como dispareunia (dolor con la relación sexual) y disminución de la libido, así como alteraciones del ciclo menstrual y dolor crónico como manifestaciones psicosomáticas.  

Cabe agregar que alrededor del 60-70% no logran continuar su relación después del aborto. Con ello, el aborto causa un impacto negativo tanto en los demás como en una misma. (46-52)

* * *

Frente a todos estos argumentos alguno podría tratar de seguir justificando el aborto diciendo: “todos los procedimientos tienen complicaciones.” Sin embargo, a ellos les digo: eso es cierto, pero la diferencia radica en que los riesgos se asumen si y solo si el paciente necesita el tratamiento y si los beneficios están por encima de los riesgos. La evidencia científica deja claro que este NUNCA es el caso del aborto inducido. 

Otros dirán: “Los porcentajes de riesgo para la salud son bajos.” Bueno a ellos debo decir que todo médico hace un juramento de proteger la vida y la salud integral de sus pacientes. Y los bebés, que son los que  mueren en cada aborto, son mis pacientes más pequeños y también debo proteger sus vidas.

REFERENCIAS:

  1. Preámbulo de la Constitución de la Asamblea Mundial de la Salud, adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional, Nueva York, 19-22 de junio de 1946; firmada el 22 de julio de 1946 por los representantes de 61 Estados (Actas oficiales de la Organización Mundial de la Salud, No. 2, p. 100) y que entró en vigor el 7 de abril de 1948.
  2. Lineamientos para la implementación de la política de Seguridad del Paciente en la Republica de Colombia, en Guía Técnica “Buenas Prácticas Para La Seguridad Del Paciente En La Atención En Salud”. Versión 2- Ministerio de Salud y Protección Social. 2011
  3. OPS (Organización Panamericana de la Salud)- RELACSIS (Red Latinoamericana y del caribe para el fortalecimiento de los sistemas de Salud: https://www.paho.org/relacsis/index.php/en/areas-de-trabajo/desigualdades/item/796-foro-becker-definiciones-internacionales-de-procedimiento
  4. FLASOG 2013. Uso de misoprostol en obstetricia y ginecología. 3ra Edición.
  5. Bartz, D. Medication Abortion. Clinical Obstetrics and Gynecology 2009, 52 (2): 140–150
  6. Medical management of first-trimester abortion. Practice Bulletin No. 143. American College of Obstetricians and Gynecologists. Obstet Gynecol 2014;123:676−92. 
  7. Honkanen, H. et al; WHO multinational study of three misoprostol regimens after mifepristone for early medical abortion. II: Side effects and women’s perceptions. RCOG 2004 Br J Obstet Gynaecol 111, pp. 715–725 
  8. Faundes, A. The combination of mifepristone and misoprostol for the termination of pregnancy, FIGO guidelines. International Journal of Gynecology and Obstetrics 115 (2011) 1–4 
  9. DeHart, R. et al; Mifepristone. Ann Pharmacother 2001;35:707-19. 
  10. Kulier R, Kapp N, Gülmezoglu AM, Hofmeyr GJ, Cheng L, Campana A. Medical methods for first trimester abortion. Cochrane Database of Systematic Reviews 2011, Issue 11. Art. No.: CD002855. 
  11. Li, C. et al; Effectiveness and Safety of Lower Doses of Mifepristone Combined with Misoprostol for the Termination of Ultra-Early Pregnancy: A Dose-Ranging Randomized Controlled Trial. Reproductive Sciences 2014: 1-6
  12. Chai, J. et al. A randomized clinical trial comparing the short-term side effects of  sublingual and buccal routes of misoprostol administration for medical  Abstract  abortions up to 63 days’ gestation. Contraception 87 (2013) 480–485 
  13. Manju Lata Verma, Uma Singh, Nisha Singh, Pushpa Lata Sankhwar & Sabuhi Qureshi (2016): Efficacy of concurrent administration of mifepristone and misoprostol for termination of pregnancy, Human Fertility, DOI: 10.1080/14647273.2016.1243817 
  14. Sitruk, R. Mifepristone and misoprostol sequential regimen side effects, complications and safety. Contraception 74 (2006) 48–55 
  15. Gary MM, Harrison DJ. Analysis of severe adverse events related to the use of mifepristone as an abortifacient. Ann Pharmacother 2006; 40:191 – 7. 
  16. Shreiber, C. et al; Mifepristone Pretreatment for the Medical Management of Early Pregnancy Loss. N Engl J Med 2018;378:2161-70.
  17. Kruse B, Poppema S, Creinin MD, Paul M. Management of side effects and complications in medical abortion. Am J Obstet Gynecol 2000;183 (suppl):S65-75. 
  18. Hsia, J. et al; Medical abortion with mifepristone and vaginal misoprostol between 64 and 70 days’ gestation. Contraception 100 (2019) 178–181 
  19. Mentula, M. et al; Immediate adverse events after second trimester medical termination of pregnancy: results of a nationwide registry study. Human Reproduction 2011, 26 (4): 927–932
  20. Henderson JT, Hwang AC, Harper CC, Stewart FH. Safety of mifepristone abortions in clinical use. Contraception 2005;72:175–8. 
  21. Gendron, N. et al; Group A Streptococcus Endometritis following Medical Abortio. J. Clin. Microbiol. 2014, 52(7):2733. 
  22. Daif, J. et al; Group A Streptococcus Causing Necrotizing Fasciitis and Toxic Shock Syndrome After Medical Termination of Pregnancy. Obstet Gynecol 2009;113:504–6 
  23. Sinave C, Le Templier G, Blouin D, Le ́veille ́ F, Deland E ́ . Toxic shock  syndrome due to Clostridium sordellii: a dramatic postpartum and postabortion disease. Clin Infect Dis 2002;35:1441 – 3.
  24. Fischer M, Bhatnagar J, Guarner J, et al. Fatal toxic shock syndrome associated to Clostridium Sordellii, after medical abortion. N Engl J Med 2005;353:2352 – 60.
  25. Sharp, A. Short versus Standard Mifepristone and Misoprostol Regimen for Second- and Third-Trimester Termination of Pregnancy for Fetal Anomaly. Fetal Diagn Ther 2016;39:140–146 
  26. Royal College of Obstetrician and Gynaecologist. The care of women requesting induced abortion. RCOG Press. 2011;7:8-10 
  27. Pestvenidze et al.  Effects of gestational age and the mode of surgical abortion on postabortion hemorrhage and fever: evidence from population-based reproductive health survey in Georgia. BMC Women’s Health (2017) 17:136 
  28. Álvarez Goris MP, et al. Análisis comparativo de complicaciones agudas posquirúrgicas entre legrado y la aspiración manual endouterina en el aborto guiados por ultrasonido intraoperatorio vs. técnica habitual a ciegas. Clin Invest Gin Obst. 2016. 
  29. Grossman D, Blanchard K, Blumenthal P. Complications after second trimester surgical and medical abortion. ReprodHealth Matters 2008;16:173–82. 
  30. Niinimäki, M. et al. Immediate Complications After Medical Compared with Surgical Termination of Pregnancy. Obstet Gynecol 2009;114:795–804 
  31. Meirik, O. et al: Complications of first-trimester abortion by vacuum aspiration after cervical preparation with and without misoprostol: a multicentre randomised trial. Lancet 2012; 379: 1817–24 
  32. Lederle, L. et al; Obesity as a Risk Factor for Complications After Second-Trimester Abortion by Dilation and Evacuation. ACOG 2015; 126(3): 585-592 
  33. Second-trimester abortion. Practice Bulletin No. 135. American College of Obstetricians and Gynecologists. Obstet Gynecol 2013;121:1394– 1406. 
  34. Turok, D. et al; Second trimester termination of pregnancy: a review by site and procedure type. Contraception 77 (2008) 155–161 
  35. Sonalkar, S. et al; Comparison of complications associated with induction by misoprostol versus dilation and evacuation for second-trimester abortion. International Journal of Gynecology and Obstetrics. (2017); 138(3): 272-275 
  36. Peterson WF, Berry FN, Grace MR, Gulbranson CL. Second-trimester abortion by dilatation and evacua- tion: an analysis of 11,747 cases. Obstet Gynecol 1983; 62:185–90. 
  37. Jacot FR, Poulin C, Bilodeau AP, Morin M, Moreau S, Gendron F, et al. A five-year experience with second- trimester induced abortions: no increase in complication rate as compared to the first trimester. Am J Obstet Gynecol1993;168:633–7 
  38. Castleman LD, Oanh KT, Hyman AG, Thuy le T, Blumenthal PD. Introduction of the dilation and evacua- tion procedure for second-trimester abortion in Vietnam using manual vacuum aspiration and buccal misoprostol.Contraception 2006;74:272–6.  
  39. Ashok PW, Templeton A, Wagaarachchi PT, Flett GM. Midtrimester medical termination of pregnancy: a review of 1002 consecutive cases. Contraception 2004;69:51–8.  
  40. Eldow, A. et al; Uterine Evacuation for Second-Trimester Fetal Death and Maternal Morbidity. Obstet Gynecol 2011;117:307–16. 
  41. Kong, Grace. et al; Clinical and psychological impact after surgical, medical or expectant management of first-trimester miscarriage – a randomised controlled trial. Australian and New Zealand Journal of Obstetrics and Gynaecology 2013; 53: 170–177 
  42. Gilman, A. et al; Curettage and Asherman’s Syndrome— Lessons to (Re-) Learn? J Obstet Gynaecol Can 2014;36(11):997–1001 
  43. Santamaria, X. et al; Asherman’s Syndrome: it may not be all our fault.  Human Reproduction, Vol.33, No.8 pp. 1374–1380, 2018
  44. Lemmers, M. et al; Dilatation and curettage increases the risk of subsequent preterm birth: a systematic review and meta-analysis. Human Reproduction (2015). 
  45. Brittain, Julia et al. Prior Spontaneous or Induced Abortion Is a Risk Factor
    for Cervical Dysfunction in Pregnant Women: a Systematic Review and Meta‐analysis. Reproductive Sciences (2023) 30:2025–2039 
  46. Fernandez Díaz, E. El aborto terapéutico o cualquier tipo de aborto, ¿una cuestión de decisión personal en búsqueda de un bien?. UCV-HACER. Revista de Investigación y Cultura. 2015;4(2):148-156
  47. Beraldo, A., de Souza, T. & Mayorga, C. (2017). O aborto provocado: um estudo a partir das experiencias das mulheres. Revista Estudos Feministas, 25 (3). 1141- 1157. Recuperado de: http://www.scielo.br/pdf/ref/v25n3/1806-9584-ref-25-03-01141.pdf
  48. Cardoso, M., Zavala, M. & Alva, M. (2017). Depresión y estrés estrés postraumático en mujeres con pérdidas gestacionales inducidas e involuntarias. Pensamiento Psicológico, 15(2). 109-120. Recuperado de: http://www.scielo.org.co/pdf/pepsi/v15n2/v15n2a09.pdf 
  49. Fernández, J. (2008). El síndrome post- aborto. Un acercamiento desde la Psicología y la Bioética. Centro de bioética Juan Pablo I, 8(3). 4-8. Recuperado de: http://www.cbioetica.org/revista/revista83.htm 
  50. Pinto, B. (2017) Efectos psicológicos del aborto inducido, Revista UCB/Psicología, p.p. 1-17 Recuperado de :https:// www.researchgate.net/publication/318508185_ Efectos_psicologicos_del_aborto_i nducido 
  51. Pedersen W. (2007) Abortion and subsequent substance use in young women: a population-based longitudinal study. Addiction 2007; 102:1971-8. 
  52. Rue, V. (1996). Speckhard, A. et alter, Sintomi da trauma conseguente ad aborto volontario.

¿Es la Iglesia machista? Dos afirmaciones comunes

Especialmente durante los últimos años se nos repite la narrativa de que el mundo está en contra de las mujeres. Somos las oprimidas, las relegadas, las desplazadas. Nos dicen incansablemente que somos las víctimas, las invisibles. El mundo nos grita que debemos luchar por nuestros «derechos». Y todo esto no lo escucharemos solamente fuera, sino incluso dentro de la Iglesia.

Hoy vamos a hablar de las 2 expresiones más comunes:

#1 ¿La Iglesia nos enseña a ser sumisas ante una autoridad patriarcal?

Con base a una de las cartas de San Pablo, específicamente Efesios 5, 21-29; se suele decir que la Iglesia Católica sostiene que las mujeres debemos ser sumisas, especialmente tratándose de la mujer en el matrimonio: 

«Expresen su respeto a Cristo siendo sumisos los unos a los otros. Lo sean así las esposas a sus maridos, como al Señor. El hombre es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia, cuerpo suyo, del cual es así mismo salvador. Que la esposa, pues, se someta en todo a su marido, como la Iglesia se somete a Cristo. Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Y después de bañarla en el agua y la Palabra para purificarla, la hizo santa, pues quería darse a sí mismo una Iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni nada parecido, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus esposas como aman a sus propios cuerpos: amar a la esposa, es amarse a sí mismo. Y nadie aborrece su cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida. Y eso es justamente lo que Cristo hace por la Iglesia».

¿Qué decimos como mujeres al respecto?

La Iglesia nos enseña que debemos someternos al esposo, que nos ama como Cristo amó a la Iglesia. ¿Hay amor más grande y más perfecto que ese? ¿Hay amor más grande que dar la vida por el amado? Sin duda, cabe recalcar, que el hombre debe ser Cristo para su mujer y debe amarla y entregarse por ella. El misterio que desarrolla San Pablo es el de la mujer que se somete con amor al marido y el marido que se ofrece enteramente a la mujer: esa misma relación de Cristo y su Iglesia.

La Iglesia nos llama a ser santas, a ser fuertes, dóciles de la voluntad de Dios, amantes de nuestra familia y de nuestra vocación. La Iglesia nos pide servir y la sumisión de la que habla San Pablo implica una disponibilidad para servir al esposo. Una entrega total y profunda que implica salir de mí misma para entregarme a aquel que, además, va a amarme hasta dar la vida por mi. 

Es verdad que en los tiempos modernos la palabra «servir» es tomada con una connotación completamente negativa, como si fuera terrible servir, como si el servicio no fuera importante y nos hiciera menos. Al respecto, dice Marcos 9, 35: “Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: —Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.” Dice también Marcos 10, 45 que incluso el mismo Jesucristo vino a servir. Vivió sirviendo, vivió entregándose: “Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.” 

El lenguaje de la abnegación y del servicio no está de moda. La mujer del mundo esta ciega por el poder, cuando por el contrario la Iglesia nos invita a amar. La sumisión, el servicio y la abnegación no presuponen debilidad, dependencia, tristeza, opresión, sino por el contrario, suponen vivir para el amado, perfeccionando ese amor en el llamado a ser santas, y a santificar nuestro matrimonio, nuestra familia, nuestra vocación.

#2 ¿La mujer no tiene igual importancia ni participación en la Iglesia porque no tiene acceso al diaconado ni al sacerdocio femenino?

Lo primero que hay que decir es que aquellos que afirman que Jesucristo estaba condicionado por su cultura para, por eso, no aceptar a las mujeres de su pueblo para el sacerdocio, en realidad afirman —tal vez sin conciencia— que Jesús tenía defectos que causaban injusticias, marginación o discriminación. Si Jesús tenía defectos, no puede ser Dios. Por lo tanto, afirmar que Jesucristo no elige mujeres para ser sacerdotisas porque las discrimina, significa negar la divinidad de Cristo. Si Cristo comete un pecado, simplemente no es Dios. Claro que Él vivía en su cultura, pues es verdadero hombre, pero eso no lo hacía caer en pecado o errores, como cometer discriminación o injusticias.

¿Por qué la Iglesia ha rechazado el sacerdocio de la mujer? Simple: porque Cristo no lo quiso. Lo primero que hay que saber es que Jesús es el Señor, el Dios verdadero, que Él no hace nada malo y que algún motivo serio tenía para quererlo así. Tengamos en cuenta, por ejemplo, que el sacerdote representa a la persona de Cristo, que naturalmente era un hombre.

El lugar que Jesús le dio a la mujer

Jesús fue un “revolucionario” en su tiempo, por ejemplo, en el tema de la mujer. Él iba a casa de prostitutas, se acercaba a ellas y esto era escandaloso, y lo hacía para demostrar que para Dios nadie está perdido. Jesús se dejaba acompañar por mujeres, entre ellas, Maria Madgalena, Marta y María de Betania, que eran realmente amigas suyas muy queridas. Él reconoce la dignidad de la mujer y no le importa enfrentarse a su época para defenderla, como vemos claramente en el pasaje de la mujer adúltera.

La mujer, en el inicio de la Iglesia, jugaba un papel importantísimo. No fue elegida sacerdote, pero fue elegida evangelizadora y misionera. El día de Pascua, es a la mujer a la que se le confía la misión de anunciar la resurrección. Es la mujer la primera que ve a Cristo vivo, y Jesús nos convierte en evangelizadoras, incluso antes que a los mismos apóstoles.

Lo verdaderamente importante en la Iglesia

Muchas veces caemos en el error de creer que en la Iglesia, el importante es el sacerdote, el obispo, o el Papa. El sacerdocio es un servicio y Dios llama a cada uno a un servicio determinado. Pero la realidad es que —sin desmerecer en nada la importancia de los ministerios antes mencionados— el realmente importante en la Iglesia es aquel que es santo. Son los santos los que han marcado su época. Son ellos los que recordamos en el calendario, los que sirven de modelo, los que son intercesores, los que reavivan la Iglesia, la fe y perpetúan la presencia mística de Cristo en la Iglesia.

Miremos a las mujeres de la historia: santas que han dejado su huella en la historia como Catalina de Siena, Teresita de Lisieux, Teresa de Jesús, Margarita de Alacoque y Faustina Kowalska. O sin ir muy lejos en el tiempo: Santa Gianna Beretta, Chiara Corbella, Sandra Sabattini, Chiara Badano, la Hermana Clare o Madre Teresa de Calcuta; que han sido para la Iglesia y para el mundo importantísimas.

Con la excusa de pretender reivindicar el lugar de la mujer en la Iglesia no podemos perder de vista lo lo más importante: la santidad. Y a la santidad estamos llamados todos: hombres y mujeres por igual, con la misma exigencia y obligación. La santidad de vida que pasa por el servicio, por el amor, por el trabajo de todos los días.

* * *

Las mujeres fueron extraordinariamente importantes en la ayuda que brindaron a Jesús y siguen siéndolo hasta ahora. Hoy las mujeres en la Iglesia están al servicio de las vocaciones, de los pobres, de los enfermos, de la oración y muchas veces expresan su servicio también en el silencio y el anonimato. 

Es necesario que, como mujeres, recuperemos el sentido de nuestra propia vocación. Para ello, es clave recordar que la vocación no es aquello que yo deseo, que quiero caprichosamente y que exijo que Dios me dé, sino que es un llamado. Se trata de una elección de Dios, no nuestra. Basta con decirle: Jesús, quiero lo que tú quieras, aunque aún no lo entienda. Lo quiero, Señor, porque Tú así lo quieres.

Pidámosle a Dios que las santas mujeres nos ayuden desde el Cielo.

Disfrutar de la salud sexual

Así como nos ocupamos de que nuestro cuerpo no enferme física y psíquicamente, o lo atendemos cuando se presenta alguna patología, trastorno, síndrome o afección que lo altere; también debemos procurar gozar de salud sexual.

La salud sexual, requiere un enfoque positivo, sano, sin tabúes y respetuoso. Para ello, debemos desarrollar hábitos sanos que den como resultado la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras, seguras, que afirmen nuestra autoestima, que fortalezcan el vínculo matrimonial y nos regalen paz en todo nuestro ser.

Un tema importante

La sexualidad se refleja en cada faceta de la vida humana. Es más, muchos de nuestros triunfos y fracasos están estrechamente relacionados con nuestra buena o mala sexualidad. Esta, a su vez, dependerá del grado de cuidado, atención y salud que le otorguemos.

Nuestro cuerpo fue preparado para experimentar placer, es un regalo maravilloso que nos hizo nuestro Creador. Pero a veces estamos tan cargados de tabúes, inseguridades, miedos, frustraciones, vergüenzas, culpabilidad, dolores o experiencias sexuales negativas del pasado sin resolver que lo que menos hacemos es disfrutarnos como seres sexuados. Por eso, es necesario que, así como hacemos los chequeos y tratamientos médicos regulares, cuidemos nuestra salud sexual para no dar lugar a ningún tipo de disfunción y restaurar lo que haga falta para no privarnos de sus beneficios. Es importante entender que un cuerpo que sintió dolor es un cuerpo que va a necesitar sanar para sentir placer.

La Organización Mundial de la Salud definió la salud sexual del siguiente modo: “la integración de los aspectos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser humano sexual en formas que sean enriquecedoras y realcen la personalidad, la comunicación y el amor”.

A continuación, les dejo algunos principios para gozar de una buena salud sexual:

1. Aceptación del cuerpo como fuente de placer

Todos en nuestro sano desarrollo necesitamos que nos toquen, abracen, miren, deseen y acaricien. Si esto faltara, fuese pobre o escaso, esto repercutirá sobre todo nuestro ser negativamente. Pero cuando esta necesidad se ve cubierta, como lo está en la relación sexual sana,  fortalece nuestra autoestima,  nos otorga seguridad, nos da pertenencia, afloran emociones positivas, y lo más lindo, nos sentimos deseados y amados.

Quitar de nuestra mente temores, vergüenzas, culpas, mitos y falacias, sentir curiosidad sexual sin culpa, y vivenciar nuestro cuerpo como fuente de placer nos llevará al desarrollo de una actividad sexual libre, de disfrute y deleite mutuo, sin actitudes o acciones que la entorpezcan.

2. No se trata de “sexo” sino de intimidad

La sexualidad sana es intimar, es encontrarnos con el otro, es “fundirse en un solo ser”. Cada parte del cuerpo de uno le corresponde al otro y viceversa. Esto nos lleva a encontrarnos y fusionarnos con el otro. Un matrimonio que goza de salud sexual es aquella que ha logrado esta virtud de intimar, de encontrarse espiritual, intelectual, corporal y afectivamente.

Se puede sencillamente tener sexo, como una expresión puramente genital, que no sería más que ejercicio físico. Disfrutar de la sexualidad en carácter de intimidar es otro nivel y tiene que ver con el contacto, las palabras, el afecto, la forma de conocernos, la comunicación y conexión de dos seres que se hacen uno en cuerpo, alma y espíritu. 

Con frecuencia sucede que muchos matrimonios no se conocen. No saben los gustos, preferencias, zonas y toques placenteros. Han hecho el amor infinidad de veces en sus vidas, pero jamás se han detenido a conversar que sienten antes, durante o después de cada relación. Podemos estar unidos de la cintura para abajo y lejos, a miles de kilómetros de la cintura para arriba. La intimidad sexual involucra tanto los genitales como el corazón, la voluntad y espíritu. Implica ser vulnerable al otro.

3. Hacer parte a Dios de nuestra sexualidad

Hoy nos encontramos en una falsa dicotomía. Por un lado, la desepiritualización del sexo, colocándolo en un lugar oscuro, lejos de Dios y asociado completamente al pecado, olvidando que Dios es creador de la sexualidad. Por el otro lado, el libertinaje, tolerancia y naturalización de la inmoralidad sexual. 

Hacer parte a Dios de nuestra intimidad sexual es hacer de nuestra intimidad algo honroso ante la mirada del Padre. En la Biblia la sexualidad es presentada como el ser una sola carne, un punto de encuentro entre el hombre y la mujer. Una unión placentera que le da a cada uno un sentimiento de mutua dependencia. Es respeto y amor puertas adentro de una habitación donde el corazón y la mente determinarán la presencia o ausencia del temor de Dios en nuestra sexualidad.

***

Gozar de salud sexual no es solo la ausencia de disfunciones sexuales en nuestra genitalidad y actividad sexual, sino también poder disfrutar de la intimidad sexual en libertad y con el deseo de brindar placer y disfrute mutuo. Esto nace del contacto amoroso entre dos personas que se aman, se respetan, se desean y disfrutan estar juntos. La sexualidad es el medio a través del cual se expresa el amor. La unión de dos cuerpos no puede por sí misma producir amor. La sexualidad sólo puede expresar un amor ya existente.

Volvemos al inicio: un cuerpo que sintió dolor es un cuerpo que va a necesitar sanar para sentir placer. Debemos sanar nuestra mente y nuestras emociones pero también de cultivar hábitos sanos, poner límites, amarnos y respetarnos mutuamente, liberarnos de fortalezas mentales que irrumpen el propósito del disfrute de una sexualidad sana.

Una sexualidad saludable nos permite disfrutar de una vida plena.

Para más consejos, puedes encontrarme en Instagram: @pepyecheverria

¿Cómo entender la salud y la educación sexual?

Cada 4 de setiembre se conmemora el “Día de la salud sexual”. A propósito de esta fecha, es fundamental reconocer que la sexualidad humana trasciende el ámbito puramente biológico. En palabras del Papa Juan Pablo II, “la sexualidad no es algo puramente biológico, sino que mira a la vez al núcleo íntimo de la persona”. Este enfoque integral de la sexualidad nos invita a explorar más allá de la parte genital y a comprenderla desde una perspectiva emocional, espiritual y relacional.

Más que algo puramente físico

La sexualidad, lejos de ser solo una actividad física, es un componente esencial del ser humano. Es una forma única de ser, manifestarse, comunicarse con los demás y experimentar y expresar el amor. En palabras del papa san Juan Pablo II, “el cuerpo humano, con su sexo y con su masculinidad y feminidad… es no solo fuente de fecundidad y procreación, sino que incluye desde el principio el atributo esponsalicio, es decir, la capacidad de expresar el amor”.

En la comprensión católica, la sexualidad se considera un don divino, expresión de que el ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Su finalidad es ordendarse al amor, entendido este como donación y aceptación mutua. La relación entre un hombre y una mujer se concibe esencialmente como una relación de amor, y la sexualidad dentro del matrimonio es una expresión concreta de este amor como donación total.

Una verdadera educación sexual

En la educación sexual, es esencial abordar la sexualidad desde una perspectiva integral. Esta educación va más allá de simples explicaciones biológicas. Implica una comprensión profunda de la relación entre el cuerpo y el espíritu. En este sentido, la educación sexual de calidad comienza en el hogar, donde los padres desempeñan un papel fundamental en guiar a sus hijos hacia una visión equilibrada y saludable de la sexualidad.

La importancia del amor propio es otro aspecto crucial en esta discusión. Reconocerse y amarse a uno mismo es fundamental para establecer relaciones saludables y respetuosas con los demás. El respeto por el propio cuerpo y la propia dignidad son esenciales para una vivencia plena de la sexualidad.

Una lamentable visión reducida

En la sociedad actual, es común que la educación sexual se enfoque desde cuestiones más bien superficiales, como el uso de anticonceptivos. Al respecto, es fundamental recordar que la salud sexual es integral y abarca la totalidad de la persona. El amor conyugal, la apertura a la vida, la educación sexual en el hogar y el respeto por cada etapa de la vida son elementos esenciales para una vivencia saludable y plena de la sexualidad.

***

En última instancia, la sexualidad humana es un regalo divino destinado a ser vivido con responsabilidad y en consonancia con la dignidad humana. Al comprenderla en su integralidad, abrazamos su significado profundo, que va más allá de lo físico, y nos permite incluir al ser humano en su totalidad: cuerpo y alma.

Para más consejos, puedes seguirme en mi cuenta de Instagram: @amoralciclo.

Las fuentes citadas se encuentran en el siguiente enlace: Sexualidad humana. Verdad y significado.