Una mirada afirmativa
de la sexualidad,
vista a la luz del amor.

Una mirada afirmativa de
la sexualidad,
vista a la luz

del
amor.

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Hay una idea que nos llega desde el filósofo alemán Ludwig Feuerbach: somos lo que consumimos. Él se refería al alimento corporal (“el hombre es lo que come”), pero podemos extenderlo a que lo que recibimos a través de nuestros sentidos. Es decir, podemos aplicarlo a no solo aquello que nutre el cuerpo, sino también, la mente y el espíritu.

Las imágenes que vemos, las letras que escuchamos y las conversaciones que mantenemos pueden influir de forma profunda en nuestra salud mental y bienestar emocional. Todo aquello que absorbemos a diario nos moldea de maneras sutiles, pero poderosas.

Si alguna vez te has sentido atrapado en un ciclo de ansiedad después de maratonear una serie cargada de tensiones o si te ha parecido difícil dejar atrás una ruptura amorosa mientras escuchabas canciones “cortavenas” o consideras que te rodeas de gente con vocación de “dementor” sabes de lo que hablo.

¿Cómo podemos ser más conscientes de lo que dejamos entrar por nuestros sentidos? ¡Veamos!

1. Elige con cuidado tus series, películas y libros

El contenido que consumimos influye de forma directa no solo en nuestro estado de ánimo, sino también, en nuestra perspectiva de vida. La literatura y las películas o series de suspenso, terror o dramas intensos pueden mantenerte atrapado en emociones negativas como miedo o tristeza.

Si bien es verdad que a ciertas personas en determinadas circunstancias les puede ayudar consumir contenido que aumente las emociones con las que están lidiando (la catarsis de la que hablaban los griegos), no es aconsejable siempre para todos.

Si buscas tranquilidad, la historia de un asesino serial no va a ser particularmente útil, como sí puede serlo ver imágenes relajantes y que te brinden una motivación positiva. A modo de idea práctica, te sugiero dedicar un espacio en tu día a documentales o novelas con temas inspiradores que fomenten tu crecimiento personal. Si te sientes deprimido, busca una peli cómica y ríete hasta caerte de tu asiento.

2. Escucha música que eleve tu espíritu

La música tiene un impacto directo en nuestras emociones, ya lo hemos visto en otros artículos. Igual, el recurso catártico, siguiendo el principio homeopático de que lo similar cura lo similar, puede funcionar en algunos casos, pero no todo el tiempo.

Si transitas por un momento duro, evitar canciones melancólicas o de despecho que te hagan recordar lo mal que lo estás pasando puede ayudarte a superar situaciones de forma más efectiva que eligiéndolas. Busca temas que le ayuden a tu mente a pensar que hay otra vida posible y verla con esperanza.

Te puede ayudar el crear una lista de reproducción para tiempos difíciles. Llena esa lista con canciones que te levanten el ánimo al bailarlas y cantarlas. Cuando hayas superado la etapa crítica, podrás escoger letras más reflexivas que te ayuden a entender lo que pudiste haber hecho mal y que te lleven a aprendizajes significativos.

3. Rodéate de compañías que sumen

Las conversaciones y las personas con las que pasamos tiempo también funcionan como contenido para nuestra mente. Los vínculos que mantienes tienen un gran poder sobre tu vida e influyen en tu bienestar emocional. Si pasas la vida con personas instaladas en la queja, no saldrás de aquellos círculos oscuros y pesimistas.

Identifica amistades o relaciones que afecten de manera negativa tu estado de ánimo y procura poner límites saludables. Busca rodearte de personas que aporten alegría, apoyo y que compartan tus principios y valores, sobre todo en temporadas complicadas.

Participa en actividades grupales positivas como clases de arte, deportes o voluntariados. Si quieres alimentar tu vida espiritual, busca una comunidad con un carisma acorde a tu personalidad.

4. Prueba nuevas actividades que estimulen tu mente

El ocio no significa permanecer pasivo, también puedes hacer algo constructivo, pero distinto al “neg-ocio” (lo que es una obligación).

Actividades como pintar, escribir, cantar o aprender algo nuevo pueden enriquecer tu mente y ayudarte a alcanzar la paz interior. Encuentra una actividad que te apasione y te ayude a estar presente en el momento. Combina entretenimiento con crecimiento.

Intenta sumarte a algo creativo, como aprender un instrumento musical o ir a talleres de escritura. Fomenta tu curiosidad por profundizar en temas que te interesen.

5. Define tus límites en redes sociales

Las redes sociales son una fuente inagotable de información y nos actualizan en lo que pasa alrededor nuestro. Sin embargo, gran parte de ellas pueden ser tóxicas o estresantes si no ponemos límites.

Así como te permiten conocer más, también son capaces de llevarte a ser un consumidor pasivo e influirte de manera negativa.

Podrías ver el mundo como un lugar aterrador si solo ves noticias de la crónica roja. Hay que tomar en cuenta que el modelo de negocio de los medios sociales conduce a que estén pensadas para generar adicción. Por ello debes seguir cuentas que compartan contenido motivador o educativo, reservar momentos específicos y acotados para revisar redes sociales y evitar hacerlo cuando estés compartiendo momentos con personas en la vida real o justo antes de dormir.

A modo de sugerencia: establece tiempos límites para el uso de aplicaciones y prioriza contenido que fomente tu bienestar emocional. De esta manera, configura el algoritmo de los entornos virtuales para que te aporten y no solo mantenerte enchufado.

* * *

Somos lo que permitimos que entren a nuestra cabeza y corazón, así como al alma, no únicamente a nuestro cuerpo. Cuidar lo que vemos y escuchamos no es solo un acto de autocuidado, sino una inversión en paz mental, bienestar emocional e influencia social y espiritual positiva.

Cada canción, palabra o imagen que consumimos puede ser una semilla de crecimiento o un obstáculo en el camino. Si anhelas más gozo y paz, toma la responsabilidad de seleccionar el contenido y las experiencias que nutran tu ser de manera real.

Busca ser cada vez una mejor versión de ti mismo, a través de perseguir el bien, la verdad y la belleza. Cambia lo que consumes y verás transformarse tu vida. ¡Cuidar nuestros sentidos, en una sociedad hiperconectada, nunca había sido tan importante!

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Muchas personas me preguntan: «¿qué puedo leer si estoy en una relación y quiero prepararme bien para el matrimonio?» y «¿hay libros que hablen del noviazgo desde una mirada cristiana, pero realista?». La respuesta es sí. Además, hay libros muy buenos.

Hoy te comparto cinco libros que recomendaría sin dudar. Son lecturas que invitan a pensar, a crecer y a construir relaciones reales, con los pies en la tierra y el corazón en lo importante.

1. Lo que me hubiera gustado saber antes de casarme (Gary Chapman)

Este es un libro que ha ayudado a miles de parejas en todo el mundo. Gary Chapman, también autor de Los 5 lenguajes del amor, comparte aquí aquellas cosas que desearía él haber sabido antes de casarse.


Así, parte tanto de su propia experiencia de pareja, como de su amplia trayectoria como orientador matrimonial. Con un tono muy accesible y ejemplos prácticos, este libro desmitifica muchos clichés del amor romántico y pone el foco en lo que realmente sostiene una relación a largo plazo: la comunicación, la adaptación, el compromiso y la generosidad.

Es un libro ideal para leer antes del matrimonio o en los meses de preparación. Aunque tiene una visión cristiana del amor, su tono es muy accesible para cualquier lector, creyente o no. Pues, como dice el propio autor: “el matrimonio es una de las decisiones más importantes de tu vida. Más vale estar bien preparado.”.

Se trata, a su vez, de un libro ideal para leer en pareja o por separado. Tenés que saber que, no obstante, es mucho mejor si lo comentan juntos.

2. Novios 100% (Pep Borrell)

Esta es una guía muy útil para vivir el noviazgo con sentido, sin prisas, sin idealismos y con Dios en el centro. En un mundo que, a menudo, trivializa el amor y el compromiso, Novios 100% ofrece una propuesta contracultural, valiente y llena de sentido.

No se trata solo de estar juntos mientras dure el sentimiento, sino de recorrer un camino de crecimiento, discernimiento y madurez afectiva que prepare de verdad para el matrimonio. El autor plantea que el noviazgo no es un estado indefinido, sino una etapa concreta para hacerse preguntas importantes y, sobre todo, para aprender a amar bien.

Pep Borrell combina, en este libro, la experiencia de años aconsejando a parejas jóvenes con una sólida visión cristiana del amor humano. El resultado es un texto muy claro, lleno de anécdotas, ejemplos y temas clave que los novios necesitan hablar: sexualidad, límites, fe, comunicación, libertad, familia, perdón, entre otros.

No es un libro para leer de golpe, sino poco a poco. Además, resulta mejor aún si se hace en pareja o en un grupo de formación. Pues, es un libro útil, ameno y, también, divertido para afrontar esta etapa crucial.

3. ¿Por qué otros van a fracasar en el amor… pero tú NO? (Miguel Ángel Martín Cárdaba)

Este libro parte de una premisa clara: muchas parejas fracasan porque no saben lo que es amar de verdad. Es decir, no fracasan porque no se quieran, sino porque no han aprendido a construir el amor como una decisión libre, consciente y comprometida.

Miguel Ángel Martín Cárdaba ofrece aquí una reflexión profunda, muy clara y accesible, sobre lo que hace que una relación funcione o no. El libro no se anda con rodeos. Analiza los errores típicos que hacen naufragar tantos noviazgos hoy en día: idealizar al otro, confundir atracción con amor, posponer indefinidamente el compromiso, no conocerse bien, dejarse llevar por la cultura del “si no va, se deja”.

Lejos de quedarse en lo negativo, propone un camino de maduración personal y relacional, con criterios y virtudes necesarias para amar bien y crecer como pareja. Es una lectura muy recomendable para jóvenes adultos que desean un amor duradero, realista y fecundo.

Tiene profundidad, pero no es pesado. Tiene visión cristiana, pero sin moralismos. Tiene convicción, pero con humildad. En definitiva, es una invitación a prepararse para el amor antes de lanzarse a vivirlo mal.

4. Checklist para elegir pareja (Padre José Brage)

El libro presenta 18 tips de aplastante sentido común presentadas en formato de consejos prácticos y muy humanos que pueden hacer pensar a cualquier pareja de novios que está en ese apasionante camino del noviazgo.

Con su experiencia como sacerdote, el autor del libro aborda temas como la diferencia entre amar y estar enamorado, el valor de los gestos, la libertad, la importancia de no meterse en situaciones complicadas, de poner de vez en cuando distancia para no hacer la relación tan intensa y dependiente, habla del autoengaño, de evitar al flojo.

También, trata de la importancia de ver el noviazgo como un camino en el que se puede interrumpir la relación si vemos que algo no va. El autor habla del «Botón EJECT» que debe ser activado cuando sea necesario salir de una relación en la que no se ve un futuro. 

Así, se van abordando todos los capítulos de una manera ágil y amena. Plantea preguntas clave (que a veces no nos atrevemos a hacer) para saber si hay futuro o si solo estamos “tirando del carro”. Es ideal para novios que están empezando o necesitan claridad.

5. La pareja que funciona (Fernando Poveda)

Es un libro práctico y cercano que ofrece claves claras y efectivas para construir una relación estable, sana y feliz. Basado en años de experiencia y estudio, este libro no solo identifica los factores que hacen que una pareja prospere. También, proporciona herramientas concretas para fortalecer el vínculo emocional y resolver conflictos cotidianos.

Una de sus grandes virtudes es su enfoque realista y aplicable. No promete soluciones mágicas, sino que enseña cómo el trabajo constante, la comunicación sincera y el compromiso mutuo son la base para mantener el amor a largo plazo. Además, ayuda a comprender mejor las dinámicas internas de la pareja, incluyendo cómo manejar las diferencias, los momentos de crisis y la importancia de la complicidad.

En definitiva, La pareja que funciona es ideal para quienes buscan una guía sencilla y profunda que les acompañe en el camino de aprender a quererse y convivir mejor.

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muchos novios quieren enfocar bien su noviazgo y muchas veces no saben cómo hacer.“¿Qué libros recomendarías para un noviazgo cristiano?” es una de las preguntas que más me hacen. A estos cinco libros te los recomiendo con los ojos cerrados. ¡Leelos! Te pueden ayudar a conocerte mejor, entender al otro y construir una relación que funcione de verdad.

El mundo muchas veces ha puesto al hombre en un rol pasivo o incluso ausente en los temas de fertilidad y salud menstrual. La sociedad, durante años, nos ha enseñado que el cuerpo fértil es un problema. Nos ha hecho creer que se puede cortar la fertilidad y que solo tiene un fin reproductivo.

En este contexto, la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II nos recuerda una verdad profunda: el cuerpo masculino también está llamado a amar, cuidar y entregar vida. Lo hace no solo en el acto conyugal, sino en la manera cotidiana en que acompaña, comprende y sostiene a su esposa e hijas.

Amar con el cuerpo, amar con el alma

San Juan Pablo II afirma que el cuerpo humano —masculino y femenino— tiene un significado esponsal. Es decir, está hecho para el don de sí. El esposo no solo está ahí, sino que se entrega, se involucra. Se hace uno con su esposa, también en la vivencia de su ciclo menstrual.

Cuando el hombre conoce el ciclo, no solo aprende a identificar los días fértiles o infértiles. Aprende a leer el lenguaje del cuerpo femenino como un signo del amor de Dios, lleno de belleza, ritmos, fuerza y vulnerabilidad.

La paternidad, desde esta mirada, no comienza con la concepción ni termina en el nacimiento. Comienza mucho antes, cuando el esposo elige amar con responsabilidad y continúa siempre. Continúa en la forma en que acoge los ciclos hormonales de su esposa sin juzgarlos, en cómo enseña a sus hijas a mirar sus cuerpos con dignidad, en cómo acompaña activamente las decisiones relacionadas con la fertilidad.

El ciclo menstrual es camino compartido

Muchas veces el hombre no sabe cómo actuar frente al ciclo: si su esposa está más sensible, si se siente cansada, si hay días de más deseo o menos cercanía. Puede vivirlo con desconcierto, frustración o incluso rechazo. Conocer el ciclo no lo limita: lo libera.

Además, conocer el ciclo le da herramientas para:

  • aceptar los cambios hormonales como parte natural del cuerpo femenino, no como un problema, no sólo en cada ciclo, sino en los cambios a lo largo de la vida reproductiva;
  • ser empático y paciente, reconociendo que hay días de mayor vulnerabilidad emocional o física;
  • cuidar activamente, por ejemplo, ofreciendo descanso, afecto o contención sin exigir reciprocidad;
  • tomar decisiones conjuntas sobre la apertura a la vida, en diálogo y mutua entrega, como propone el uso de métodos naturales.

La responsabilidad del varón

El varón que acompaña el ciclo de su esposa desde los métodos naturales no es un «fiscal del moco cervical». No está para controlar ni exigir. Está para observar con ella, escuchar con ella, discernir con ella. En esta mirada, su rol se vuelve activo, pero no invasivo. Es presencia que acompaña. Es don que respeta.

La responsabilidad procreativa, como enseña la Iglesia (Cf. Humanae Vitae, n.10), no es solo tarea de la mujer. Es un acto conjunto, donde el hombre también está llamado a madurar en su amor, a dar la vida conscientemente, a esperar si es necesario y a abrazar cada ciclo como una expresión de la libertad conyugal, no de su ego.

El hombre que es padre, educa con ternura

Un papá que conoce el ciclo no solo cuida a su esposa. También, cuida a sus hijas. Les enseña desde pequeñas, con su ejemplo y palabras, que su cuerpo es valioso. Les inculca que sus cambios son normales, que no tienen que ocultar su ciclo, ni tenerle miedo ni vergüenza.

El hombre que conoce el ciclo es también un educador en la ternura. Guía con amor y desde la verdad. Abraza con firmeza y escucha sin juicios.

La paternidad, vivida con esta conciencia, se convierte en un verdadero camino de santidad. No lo es porque todo sea fácil o ideal, sino porque el hombre se atreve a acompañar lo que no siempre entiende, a entregarse sin esperar, a mirar el ciclo no como algo externo, sino como parte del amor que ha elegido vivir.

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Así, el conocimiento del ciclo menstrual se vuelve una herramienta concreta de comunión y los métodos naturales —lejos de ser vistos como una carga o una restricción— se revelan como un espacio privilegiado donde el amor es más libre, más fiel, más total, más fecundo.

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