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Ventajas del reconocimiento de la fertilidad

Siempre escuchamos que se debe diferenciar entre enamoramiento y amor verdadero. El primero involucra nuestras emociones, sentimientos y pasiones; el segundo, en cambio, lleva a una entrega y acogida recíproca e integral. A diferencia del enamoramiento, el amor es una decisión, un ejercicio de la voluntad.

Hoy quisiera compartir con ustedes cómo el acompañamiento a los esposos para reconocer su fertilidad me ha permitido evidenciar, de forma tangible y realmente hermosa, lo que implica amar en la cotidianidad: la elección mutua que se hacen como esposos. 

Si bien es cierto que el reconocimiento de la fertilidad puede emprenderse inicialmente por razones médicas o por autoconocimiento, para los esposos no se queda ahí, sino que va mucho más allá. En efecto, conocimiento mutuo de la fertilidad abre la puerta a un abanico de posibilidades que involucran fortaleza, donación, interés, discernimiento, prudencia, seguridad, madurez, pureza de intención, etcétera. Por ello, quisiera que nos sumerjamos en la vivencia del amor esponsal desde mi grata y privilegiada tarea de guiar este aprendizaje.

#1 El amor es libre: autodominio y continencia periódica.

Al iniciar el camino del reconocimiento de su fertilidad, los esposos temen la vivencia de la abstinencia en el periodo fértil (continencia periódica) cuando están posponiendo un embarazo. Este temor surge no porque en sí no puedan vivir la abstinencia periódica sino, en parte, porque es un mundo desconocido que los invita a la expresión de un amor mucho más creativo.

En efecto, expresar el amor de formas distintas a la genitalidad requiere creatividad. Por ejemplo, tiempo de calidad haciendo alguna actividad que disfruten juntos, dialogar sobre la relación o, en concreto, sobre cómo viven su sexualidad, etcétera. Asimismo, la abstinencia requiere un ejercicio mayor de libertad, aplicando ambos completamente su voluntad para cumplir los objetivos que, como esposos, se han planteado. 

El amor libre, en este contexto, implica que han tomado la decisión de posponer el embarazo y, por tanto, con autodominio, viven la continencia periódica. Esto les permite amarse incluso con mayor fuerza porque encauzan todo ese amor pasional y sexual al bien de ustedes y su familia. No son esclavos de sus pasiones o deseos, sino que, a través de ellos, pueden experimentar una realidad mucho más grande: el amor verdadero. Este amor es el que procura siempre el bien mayor para la pareja.

#2 El amor es total: fertilidad sin barreras o modificaciones

En el acto sexual, los esposos están llamados a la manifestación de su amor integrando cada centímetro de su cuerpo y cada rincón de su alma. En la vivencia del reconocimiento de la fertilidad, dicho amor puede expresarse también de una manera bastante palpable.

El hecho de que ambos conozcan el ciclo femenino y sus periodos de fertilidad e infertilidad les permite actuar de acuerdo con sus objetivos como familia (posponer o buscar el embarazo), sin introducir en la intimidad algo que bloquee la fertilidad. Esto permite les una entrega en total en la que ambos realmente se hacen uno. Pueden entregarse y acogerse de manera recíproca y total.

El uso de métodos naturales permite una entrega total. Es una entrega total en el cuerpo, con una fertilidad natural e intacta, sin modificaciones artificiales. Y es una entrega total en el alma, sin barreras psicológicas o espirituales consecuencia del miedo a concebir, o de la deliberada cerrazón a la vida. 

#3 El amor es fiel: conocimiento profundo y exclusivo

¿Cómo ser fiel a quien no conozco profundamente? Claramente, ser fiel como esposos se traduce en exclusividad, pero es mucho más que eso. La fidelidad reclama constancia y firmeza en la decisión de amar, dirigiendo los afectos y emociones a esta resolución, y llama a los esposos a cumplir con las obligaciones derivadas de los compromisos que se han hecho para toda la vida.

Por tanto, entendiendo la magnitud de lo que es la fidelidad, sería de lunáticos pensar que se puede ser fiel a un extraño o a una persona que acabamos de conocer. No obstante, muchas veces los esposos, y sobre todo en el área de la sexualidad, viven como dos desconocidos bajo un mismo techo.

El reconocimiento de la fertilidad ha venido a cambiar esta triste realidad que muchos matrimonios experimentan, para que puedan ser plenamente fieles a partir de un autoconocimiento y conocimiento mutuo, no sólo a nivel biológico sino también psicológico, social y espiritual. Conocimiento que se deriva del aprendizaje de su fertilidad y del dialogo inexhausto de su vida como esposos: su sexualidad, paternidad, proyectos y su futuro como familia.

#4 El amor es fecundo: apertura a la vida y a la creatividad de la paternidad.

Finalmente, el reconocer su fertilidad exterioriza la belleza del inicio de la vida humana. Para los esposos, es algo que va más allá de una cuestión biológica. Es una locura que su amor pueda suscitar una nueva vida.

Más aun, comprender todos los eventos que ocurren en el ciclo femenino y cómo estos constituyen elementos necesarios para que se dé la gestación, permite acoger con más fuerza la vida, desde el inicio, como un don. Esto supone un cambio de paradigma, pues le permite a la pareja reconocerse como padres incluso desde el embarazo, aunque parezca prematuro.

Son padres que conocen cuándo sus hijos fueron concebidos, padres que prepararon su hogar y su familia para esa nueva vida desde la responsabilidad procreativa, padres que construyen su familia juntos y de la mano de Dios. Esto y mucho más es lo que hace tangible el reconocimiento de la fertilidad.

Primer paso para reconocer la fertilidad

Cuando los esposos empiezan el recorrido que implica el reconocer la fertilidad en la cotidianidad se encuentran con una realidad, en primer lugar, retadora, desconcertante y llena de incertidumbre. Cuando conocen cómo funciona el ciclo femenino y son capaces de determinar los períodos de fertilidad e infertilidad aparece el sentimiento del miedo y me preguntan: ¿y si no funciona? ¿y si haciendo todo “perfecto” para posponer un embarazo y aún sí no lo logramos? Al haber un conocimiento mutuo de la fertilidad y decantar en nuestro intelecto la maravilla de la creación humana no queda más que la sencilla actitud de humildad de que no podemos controlarlo todo. Seguimos siendo frágiles y estamos llamados a abrirnos al panorama de la grandeza de nuestro Creador.

Por lo anterior, vale la pena que aclaremos en este artículo algunos puntos clave sobre lo que es vivir el reconocimiento de la fertilidad, su aplicación diaria con realismo y cómo afrontar este sentimiento de inseguridad e incluso desasosiego que usualmente puede experimentarse cuando se trata de continuar este viaje. 

#1 Reconocer que la fertilidad no es un anticonceptivo más

Lo primero que hay que dejar claro es que los métodos de reconocimiento de la fertilidad, en cuanto a su efectividad, son equiparables e incluso superiores a algunos métodos anticonceptivos.  No existe ningún método que sea 100% efectivo para posponer el embarazo, ni siquiera la ligadura de trompas (método quirúrgico irreversible en principio). Se hace muy relevante establecer estos conceptos porque es muy común que se promueva en la cultura actual una falsa “seguridad” para evitar el embarazo con los tan conocidos anticonceptivos hormonales, pero cuando se habla de reconocer la fertilidad inmediatamente muchos reaccionan con escepticismo y generando pánico en quienes han decidido emprender ese camino de autoconocimiento. Como sociedad todos deberíamos cuestionarnos en este aspecto y analizar qué hay detrás de esta perspectiva generalizada en la procreación y la vida familiar.

Por otro lado, quisiera reiterar un concepto revelador en cuanto al reconocimiento de la fertilidad al posponer el embarazo. Aquí no estamos hablando de un método anticonceptivo porque nunca se actúa en contra de la concepción y porque toman siempre decisiones en conjunto como esposos, trabajando en equipo y ejerciendo un dominio de sí mismos para vivir la continencia periódica (abstinencia cíclica en el periodo fértil). Este autodominio es en sí mismo un comportamiento propiamente humano, gobernado por la inteligencia, la voluntad y la libertad, que se encuentran enmarcadas en la búsqueda del bien y el amor propio y al cónyuge. Es decir, al reconocer la fertilidad son ustedes los protagonistas de su fertilidad mientras que en la anticoncepción el método lo es todo, y el cuerpo se vuelve un objeto a regular. Esta realidad podría parecer práctica, pero en el contexto de la verdad, los reduce a ambos a meros objetos manipulables. Por eso la invitación en este punto es dejar atrás todo temor a vivir a plenitud el dominio propio de nuestra humanidad y llegar a la determinación de ser los responsables de su fertilidad, recordando que su fortaleza está en la Gracia Divina que los sostiene cada día.

#2 Dios: dueño de la vida

El vivir de acuerdo con esta realidad es fundamental y transcendental para todos los seres humanos, independientemente de nuestra vocación, pero aún más para los esposos. En el matrimonio Dios otorga la gran responsabilidad de participar de su creación. Es esencial el reconocer que el ser co-creadores quiere decir que hay un Creador principal, dueño de la vida. Solo Él tiene el control absoluto de la vida, por lo que, como esposos y padres, el reconocimiento de su fertilidad es aquella llave que les permite abrir la puerta e ingresar a la inmensidad de la belleza de la naturaleza y origen divino de la creación humana. Esto debe hacerse siempre con el mayor respeto y reverencia de su sacralidad desde su inicio, es decir, desde la fecundación. 

#3 Discernimiento como esposos: oración

El siguiente paso es discernir si buscarán el embarazo o si se hace preciso posponerlo por circunstancias graves, propias y particulares de su familia. Este discernimiento es exclusivo de los esposos, ninguna otra persona debe estar involucrada en este proceso, excepto Dios. 

Dios es parte de su equipo y por ello la comunicación constante con Él en la oración es un elemento vital para aquellos que quieren vivir en prosperidad como familia. Tanto individualmente como en conjunto deben cimentarse siempre en la Divina Providencia que se hace palpable en Su santa y perfecta Voluntad.

En resumen: el encuentro diario e íntimo con el Creador, con nuestro Padre, no sólo es necesario para su vida de fe sino también para crecer en el amor conyugal y para ser fecundos biológica y/o espiritualmente. 

#4 Un salto de fe

Por último, sé que muchos para este momento pueden estarse preguntando cómo se puede vivir todo esto: ¿será posible que vivamos ese autodominio? ¿podremos superar el miedo paralizante a asumir la responsabilidad de nuestra fertilidad? ¿cómo estar dispuestos a aceptar la voluntad de Dios que muchas veces no se ve como lo habíamos imaginado? A todas estas interrogantes no me queda más que decirles que si Dios los ha llamado a esta vocación les dará los medios para vivirla. Lo único que Él necesita de ustedes es su “sí, estamos dispuestos” y Él obrará maravillas. 

***

Refúgiense en la oración y en la gracia de los sacramentos (eucaristía y confesión frecuente), sabiendo que el reconocer la fertilidad es un sendero que deben andar los dos en compañía de Dios, con absoluta confianza y abandono en El y con la convicción y la certeza de que el vivir una sexualidad plena solo es posible en Dios.

Métodos naturales… para muchos un mundo nuevo

Al presentarme con alguien y contarle lo que hago, generalmente recibo cierta sorpresa por parte de mi interlocutor. Cuando le digo que soy instructora del método de planificación familiar natural “método Creighton” ponen cara de asombro y en muchos casos responden “¿aún existen los métodos naturales?”. La verdad sea dicha, están más vigentes que nunca.

Aquí te comparto 5 aspectos que normalmente me preguntan al conversar acerca de los métodos naturales:

1. No son católicos ni exclusivos para católicos

Generalmente asocian a los métodos naturales con los católicos, pero la respuesta es NO. Un método de planificación familiar natural lo pueden usar personas de diferentes religiones. La iglesia católica coincide porque promueve una ruta hermosa para que la pareja pueda vivir la sexualidad plenamente, dando prelación hacia el respeto a la vida y abiertos a los planes de Dios para cada uno, siendo consientes que Él es el único que decide sobre nuestra vida, pero no es la única. 

2. Al alcance de todos

Todos pueden acceder a aprender estos métodos, las mujeres desde edades tempranas tienen derecho a conocer su ciclo, a monitorear su salud ginecológica y a entender un ciclo menstrual que las acompaña por al menos 35 años de su vida.

Los hombres también pueden y deben aprenderlo puesto que, en la relación de pareja, tiene un papel fundamental de apoyo, de entendimiento y de co-responsabilidad en vivir la intimidad según la planificación familiar.

3. Hay varias opciones que se ajustan a la realidad de cada pareja

Hay diferentes métodos de planificación familiar natural, sin querer hablar mejor de uno que de otro, cada método se ajusta a la situación de la pareja que debe informarse y elegir en conjunto cual es el método que mejor seguridad les da para vivirlo.

4. Tienen sólida investigación científica

Los métodos naturales hoy en día tienen años de investigación. Sí, son naturales, pero no son alejados de la realidad. Se reconoce el uso avanzado de la tecnología para lograr mantener el ciclo menstrual (cuando lo requiere), asimismo los patrones identificados, los hallazgos y demás aspectos del ciclo están en constante actualización.

5. Un método de planificación familiar natural es un estilo de vida

¡Claro! Requiere un cambio de mentalidad enfocado al respeto de los ciclos naturales para vivir en armonía con ellos, aprendiendo a planificar actividades en pareja en torno a este, sin interrupciones, pero con la certeza de vivirlo plenamente.

¡Atrévete a ser parte del cambio, a cuidar realmente tu cuerpo!

Para más consejos, puedes seguirme en @amoralciclo.

¿Qué significa estar abiertos a la vida?

Vivir abiertos a la vida en el matrimonio no se trata tanto de “tener hijos”: es, sobre todo, una disposición interior del corazón, de los deseos, de la búsqueda del bien y la verdad.

 

Un error muy común

 

Imaginaros que tenéis relaciones sexuales todos los días del ciclo. Si sabemos que no todos los días es posible el embarazo, entonces, ¿son “menos” relación aquellas que se tienen en momentos infértiles? ¿Y qué pasaría entonces con los matrimonios que viven la infertilidad? ¿Y con los que están ya esperando un hijo…? Pues la mujer que está embarazada no se vuelve a embarazar… Por esa regla de tres, casi mejor que, por ejemplo, mujeres menopáusicas no tengan relaciones.

 

¡Error! Es el mismo que asumimos al pensar que usando métodos naturales para posponer embarazo, por un motivo necesario, estamos cerrados a la vida. Veamos por qué.

 

Cuando la Iglesia Católica explica que las relaciones conyugales deben ser unitivas y procreativas, lo que quiere decir es que, ante todo, se ha de cuidar que la unión sea plena, en cuerpo y alma, para dar sentido a ese “seréis una sola carne”: nos lo damos todo y recibimos todo del otro (el semen en la vagina, concretamente). A veces, a partir de ahí fluye una nueva vida; pero no siempre.

 

Espiritualmente fecundos

 

Aceptando la posibilidad cocreadora somos espiritualmente fecundos: en nosotros se expande vida espiritual que recibimos los cónyuges, y también quienes nos puedan tratar de cerca: los hijos que ya tengamos, los amigos y otros matrimonios.

 

San Juan Pablo II, en su libro Amor y responsabilidad, dice que las relaciones conyugales son en primer lugar para crecer en el amor, no únicamente para tener hijos. De hecho, cuando sólo se piensa en tener el hijo, la unidad conyugal puede perderse. A la vez, no se puede eliminar intencionalmente la fertilidad, porque dejaría de haber unidad verdadera.

 

En definitiva, la apertura a la vida tiene más que ver con una fecundidad espiritual, con un deseo de entregarse al cónyuge a través del cuerpo, en cada una de las relaciones sexuales. Porque con el cuerpo se expresa lo que no se ve. Sin embargo, si con el cuerpo no deseamos darlo todo, por ejemplo, haciendo uso de la anticoncepción, estamos impidiendo que la unión sea plena. Me he encontrado muchos matrimonios que me han manifestado que con los anticonceptivos sentían que se “rompían por dentro”.

 

Relaciones en fase infértil

 

Cuando un matrimonio necesita posponer un embarazo, la Iglesia Católica muestra que el uso de los métodos naturales constituye un medio para seguir manteniendo la esencia de lo que es verdaderamente esa entrega corporal, ya que las relaciones en fase infértil también pueden estar abiertas a la vida, aunque la vida biológica no venga.

 

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Existe una diferencia enorme entre recurrir a los periodos infértiles, dados por Dios en nuestra naturaleza corporal, y hacer infértiles intencionalmente las relaciones sexuales. Volviendo a Amor y responsabilidad: el matrimonio no ha de rechazar nunca la posibilidad de ser padres a través de una relación sexual —dimensión procreativa—, y al mismo tiempo, no en todas las relaciones necesitan “desear positivamente procrear en cada ocasión que tienen relaciones”. Estas se necesitan para profundizar en la unión conyugal —dimensión unitiva—, no solo para la procreación. Sería suficiente que el matrimonio dijera “realizo este acto sabiendo que podemos ser padres, y que estamos dispuestos a que esto suceda”.

 

Para más consejos, podéis contactarme a térsavé de mi cuenta de Instagram: @evacorujo_letyourselves

¿Naprotecnología o Fecundación in vitro?

La naprotecnología es un enfoque médico innovador utilizado para evaluar y tratar problemas de fertilidad y otros trastornos ginecológicos con más de 30 años de investigación y aplicaciones a nivel mundial. Esto presenta varias ventajas:

 

1. Un enfoque holístico

Este enfoque considera al paciente de manera integral, ya que es único e irrepetible, teniendo en cuenta no solo su sistema reproductivo, sino también otros aspectos de su salud y estilo de vida. Se busca identificar y tratar las causas subyacentes de los problemas de fertilidad, abordando aspectos hormonales, nutricionales y emocionales. Este enfoque holístico tiene un impacto positivo en la salud general y puede mejorar la capacidad para concebir.

 

2. Diagnóstico preciso

La naprotecnología utiliza métodos avanzados para realizar un diagnóstico preciso de los problemas de fertilidad. A través del seguimiento detallado del ciclo menstrual, mediante el método Creighton, evaluación de hormonas y análisis de la biología reproductiva, los profesionales pueden identificar las anomalías que dificultan el embarazo. Esto permite un tratamiento personalizado y adaptado a las necesidades individuales de cada paciente.

 

3. Educación para la planificación y prevención

La naprotecnología trabaja de la mano con el método Creighton, el cual le permite a la pareja monitorear y entender su ciclo menstrual para identificar días fértiles e infértiles, así como condiciones que puedan estar afectando la salud en general y por ende la fertilidad.

 

4. Tratamientos personalizados

Una vez identificada la causa de la infertilidad, se desarrolla un plan de tratamiento específico que puede incluir cambios en el estilo de vida, suplementos hormonales o cirugía correctiva. Al adaptar el tratamiento a las necesidades únicas de cada paciente, se aumentan las posibilidades de lograr un embarazo exitoso.

 

5. Ética médica

La naprotecnología se adhiere a un enfoque ético en la atención de la fertilidad, respeta la vida y busca trabajar en armonía con los procesos naturales del cuerpo y de la pareja.

 

6. Costos más bajos

Tiende a ser más asequible, ya que no involucra la manipulación y cultivo de embriones en un laboratorio. Esto la convierte en una opción más accesible para parejas que buscan una solución más económica, natural y ética para sus condiciones de fertilidad.

 

7. Éxito a largo plazo

Si bien la Fecundación in vitro puede lograr un embarazo, la naprotecnología se enfoca en corregir las causas subyacentes de la infertilidad, lo que puede tener un impacto duradero en la capacidad reproductiva. Al abordar y tratar desequilibrios hormonales, enfermedades ginecológicas y otros factores que afectan la fertilidad, la naprotecnología puede mejorar la salud reproductiva a largo plazo y aumentar las posibilidades de concebir de forma natural en futuros embarazos.

 

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En resumen, la naprotecnología ofrece un enfoque holístico, diagnóstico preciso, tratamientos personalizados, ética médica, costos más bajos y posibilidades de éxito a largo plazo en comparación con la FIV. Al abordar las causas subyacentes de la infertilidad, esta disciplina médica proporciona una alternativa atractiva para parejas que buscan tratamientos más personalizados y efectivos en su camino hacia la concepción.

 

Para más consejos, puedes contactarme a través de mi cuenta de Instagram: @amoralciclo

Beneficios de los métodos naturales para una vida sexual plena

Hoy en día los métodos anticonceptivos están tan divulgados que se puede pensar que constituyen la única alternativa para tener una vida sexual plena sin pensar en embarazos. Si bien cada uno es libre de llevar su sexualidad como desee, es importante tener un panorama completo para decidir sobre ella.

 

Por un lado, hay que considerar que la sexualidad, de la mano de la anticoncepción, requiere de un procedimiento invasivo para nuestro cuerpo u organismo. Ya sea si se necesita ingerir alguna pastilla, ponerse un preservativo o depender de alguna intervención quirúrgica como la introducción de un dispositivo intrauterino, todos estos métodos, además de tener un costo, producen efectos directos en la salud reproductiva. Efectos que necesitarían conocerse antes de considerarse. Por eso, es importante saber que existe otra alternativa “libre de embarazos”, que además aporta al futuro y desarrollo de las relaciones afectivas: los métodos naturales.

 
 

¿Qué son los métodos naturales?

 

Los métodos naturales son técnicas de planificación sexual o familiar para buscar o evitar los embarazos, a través de la observación de síntomas y signos que se producen naturalmente en las mujeres. No tienen ningún costo, no requieren de procedimientos invasivos y se considera que tienen un 99 % de efectividad. Además, no importa si las mujeres tienen un ciclo irregular, ya que el método ayuda a entender la particularidad del ciclo de cada una.

 

Si bien se recomienda siempre la guía inicial de un experto, son muy fáciles de adoptar en el día a día. En grandes rasgos, se pueden conocer los días de fertilidad e infertilidad de las mujeres a través de la medición de la temperatura —por medio de un termómetro basal—, o a través de la observación del flujo cervical —un líquido mucoso que se nota en la abertura de la vagina—. Éste último es el que se conoce como “método Billings”. Si sumamos la ayuda de tecnología y aplicaciones móviles existentes, la implementación de los métodos se torna aún más sencilla.

 

Beneficios de los métodos naturales

 

Una de las grandes ventajas de los métodos naturales es que permiten conocer el estado emocional y bienestar físico de las mujeres. Es increíble cómo el estrés y los cambios de vida repentinos pueden alterar directamente sus ciclos fértiles e infértiles. Es decir: una mudanza, un cambio de trabajo, la presión de organizar un matrimonio y otros hitos de vida que salen de la normalidad pueden prolongar o disminuir los días fértiles en las mujeres. Aunque el estrés no se pronuncie en palabras, el monitoreo de la fertilidad lo sugerirá, y así se podría enfrentarlo, ya sea forzando el descanso o resolviendo efectivamente los problemas que pueda haber.

 

Resulta importante entender que cada mujer maneja días regulares de fertilidad que debe descubrir, y que se diferencian de los de otras mujeres. En caso de que pasen los meses y aún sea complicado encontrar un patrón, esto constituiría un indicador de que es necesario acudir a un ginecólogo especialista, pues podría tratarse de un tema más complejo de salud.

 

Storytime

 

Tres meses antes de casarnos, mi esposa y yo empezamos a monitorear los días fértiles a través del método Billings y del termómetro basal. Sin embargo, al pasar los meses, nos dábamos cuenta de que los días de fertilidad se iban prolongando cada vez más. Normalmente eran 10 días al mes. Luego aumentaron a 15, y finalmente, a casi 20. Ante esta anomalía, decidimos ir a un ginecólogo especialista y, con algunos exámenes médicos, descubrimos que mi esposa arrastraba desde hacía siete años una condición que no le permitía ovular.

 

Esto quiere decir que si hubiésemos estado buscando un embarazo, este no se habría podido dar. Si bien su cuerpo arrojaba signos de fertilidad, la irregularidad constante nos ayudó a descubrir que en realidad había infertilidad.

 

Junto al ginecólogo reflexionábamos que, sin quererlo y gracias a los métodos naturales, habíamos ganado mucho tiempo. Cuando aún no buscamos ser padres, el tiempo del tratamiento para enfrentar la condición encontrada nos serviría para prepararnos mental, económica y afectivamente para ser padres, siempre Dios mediante. Si no fuera por los métodos naturales, nunca hubiéramos encontrado un problema de años atrás, y llegado el momento nos hubiera frustrado la incapacidad de quedar embarazados.

 

* * *

 

Es comprensible que los métodos naturales sean opacados por la gran publicidad de la anticoncepción. Hay industrias detrás que invierten en ella para poder vender más. Sin embargo, no olvidemos los efectos directos en la salud reproductiva a mediano plazo, además del hecho de que se pierde la oportunidad de conocernos en profundidad.

 

Por ello, si tienes una vida sexual activa y en algún momento piensas formar una familia, anímate a conocer los métodos naturales. Podrían ser un gran aporte para tu futuro y tu relación amorosa. No importa si faltan años para pensar en hijos. Los métodos ayudarán con más razón. En caso de que estés postergando las relaciones sexuales para la etapa en la que correspondan, o si aún no tienes pareja, igual es importante conocer más sobre esta alternativa para llevar una vida sexual plena. Cuando lo necesites, ya seas hombre o mujer, podrás aplicarlos e instruir a tu pareja sobre el tema.

Reconocer la fertilidad vs Anticoncepción

Reconocer la fertilidad

 

Cuando hablamos de reconocer la fertilidad parece que nos referimos exclusivamente a la apertura a la vida y una paternidad responsable, donde se acoge el don del hijo con amor desde el inicio de su vida y que la anticoncepción es, por tanto, cerrarse a la vida desde su principio. Sin embargo, aunque esta ya es una diferencia sustancial, hay mucho más detrás de una “simple” elección entre ser padres con responsabilidad o simplemente no serlo. Cada una de nuestras acciones tiene efectos no sólo en los que nos rodean sino directamente en quienes somos.

 

Así, esta reflexión se trata de ir a la raíz de la conducta humana que implica el reconocimiento de la fertilidad y lo que no es necesario vivir en la anticoncepción. Para ello, debemos recordar que reconocer la fertilidad para posponer el embarazo se traduce en la voluntad de “evitar la concepción” absteniéndose de los actos conyugales que previsiblemente tendrán consecuencias procreativas. Todo esto sin impedir en ningún momento la fecundidad de aquellos que por su naturaleza propia son fecundos (en el periodo fértil).

 

Anticoncepción

 

Por otra parte, la anticoncepción es elegir una acción mediante la cual se impide que las relaciones sexuales sean fecundas para obtener el mismo objetivo: evitar la concepción. Con una mirada superficial puede parecer que la diferencia no es trascendental. Lo cierto es que se trata de, por un lado, la contraposición entre esposos que verán un crecimiento dinámico y exponencial de su ser persona y, por el otro, aquellos que sencillamente están eligiendo no experimentar esta transformación intensa de su ser.

 

¿Qué implica cada uno?

 

Bien lo expresaba San Juan Pablo II en su encíclica Familiaris Consortio, donde plantea dos tipos de comportamiento que implican “dos concepciones de la persona y de la sexualidad humana irreconciliables entre sí”. En primera instancia, en el reconocimiento de la fertilidad los esposos deben ejercer un dominio de sí mismos para vivir la continencia. Esta abstinencia en el período fértil implica un comportamiento propiamente humano de autodominio, gobernado por la inteligencia, la voluntad y la libertad enmarcadas en la búsqueda del bien y el amor propio y al cónyuge. Por otro lado, en la anticoncepción los protagonistas de su fertilidad no son los esposos, es el método, que lo es todo, y el cuerpo (masculino o femenino) se vuelve un objeto a regular.

 

En segunda medida, los esposos al reconocer su fertilidad están eligiendo el modificar su conducta al no realizar actos sexuales en determinados momentos. Por otro lado, la anticoncepción es una elección, consciente o no, en contra del autocontrol, que muestra la modificación del comportamiento sexual como algo superfluo y no acorde a la naturaleza humana, negando su esencia personal.

 

Asimismo, reconocer la fertilidad implica que los esposos entienden y aceptan, con razón y madurez, como posible consecuencia biológica evidente del acto conyugal el inicio de una nueva vida. Con la continencia periódica, de presentarse la llegada de un nuevo hijo, no buscado, lo acogen siempre, sin ir en contra de su vida; esto es por definición lo que encierra el concepto de responsabilidad. En la anticoncepción, la responsabilidad procreativa se ve borrada por el acto de impedir la fecundación o incluso, según el método, la implantación embrionaria. ¿Puede esto ser llamado paternidad responsable?

 

¿Soy mi cuerpo o uso mi cuerpo?

 

Ahora, desde el punto de vista antropológico, hay contradicciones esenciales entre el reconocimiento de la fertilidad y la anticoncepción. En el primero, los esposos reconocen y respetan la dignidad de sus cuerpos. Es decir, saben que son sus cuerpos, y que por tanto merecen toda la reverencia y cuidado, de tal forma, que integran su cuerpo con su voluntad para decidir renunciar a los actos conyugales en el periodo fértil. Esta omisión voluntaria grita una realidad imprescindible del ser humano: soy libre, soy dueño de mí mismo, y busco por eso, mi bien.

 

En la anticoncepción, mi cuerpo no es parte de mí, estrictamente tengo un cuerpo, que como cosa debo manipular para…, y con este sencillo, pero trascendente cambio de concepción, se esta atacando la verdad más íntima de la persona humana: unión indisoluble de cuerpo, alma y espíritu, llamada a actuar con todas sus facultades para cuidar todo lo que se es.

 

Comunión conyugal

 

Finalmente, en la vivencia de una sexualidad plena matrimonial, existe una discrepancia vital entre el reconocimiento de la fertilidad y la anticoncepción: la comunión conyugal. El reconocer la fertilidad permite que los esposos puedan tener una apertura permanente a la vida y, por tanto, puedan expresar un lenguaje de amor en la verdad y con libertad que se eleva a mil voces: ¡Te entrego todo lo que SOY (incluyendo mi fertilidad natural), te recibo a TI, todo lo que eres (incluyendo tu fertilidad sin condiciones), para siempre! Y, por consiguiente, en cada acto conyugal, su unión de amor crecerá cada vez más.

 

En la anticoncepción, por su parte, quien se entrega, realmente lo hace a medias diciendo: “te entrego todo, excepto mi fertilidad completa, esa no la puedes tener, esa te la doy con estas condiciones” y quien acoge dice: “te recibo a ti, bueno, ciertamente solo esta parte de ti”. Está claro. La esencia de este lenguaje no está basada en la libertad de entrega, y como consecuencia, ¿podríamos decir que los esposos están hablando con la verdad cuando dicen entregarse y acogerse totalmente?; y con esa respuesta en mente, ¿cómo expresar el amor unitivo en verdad, cuando en algo se miente?

 

* * *

 

Es en la vivencia del día a día que los esposos van comprendiendo que reconocer la fertilidad no es una “mera planificación natural”. La realidad a la que se están sumergiendo es verdaderamente una metamorfosis de su relación e intimidad conyugal y a su vez, una integración individual y profunda de su persona, de su humanidad.

 

BIBLIOGRAFÍA PARA CONSULTAR:

  1. Minguez, P. LOS MÉTODOS DE RECONOCIMIENTO DE LA FERTILIDAD AL SERVICIO DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE. Instituto Valenciano de Fertilidad, Sexualidad y relaciones Familiares (IVAF). Agrupación Clínica, Cronista Carreres, no 8, Valencia, España.

  2. Medialdea, C. et al. EL «ÁREA DE RECONOCIMIENTO DE LA FERTILIDAD» Y LOS «MÉTODOS PARA RECONOCER LA FERTILIDAD». CONCEPTO Y TERMINOLOGÍA. Instituto Valenciano de Fertilidad, Sexualidad y Relaciones Familiares, IVAF. 2020

  3. JUAN PABLO II. FAMILIARIS CONSORTIO ; SOBRE LA MISION DE LA FAMILIA CRISTIANA EN EL MUNDO ACTUAL, EXHORTACION APOSTOLICA. LIMA: PAULINAS, 2003.

  4. Juan Pablo II. Hombre y mujer lo creó. Cristiandad, Madrid 2000, p.316

¿Los métodos naturales quitan la espontaneidad en la pareja?

Cuando una pareja decide evaluar usar un método de planificación familiar natural, la pregunta más frecuente suele ser por la abstinencia. En efecto, la pareja piensa que la mayor parte del tiempo debe mantenerse en esa situación.

La duda se plantea también frente a una fecha especial —San Valentín, aniversario, etcétera—. ¿Cómo lo podemos celebrar?

Si bien decidir usar un método de planificación familiar natural requiere seguir algunas reglas, no todo es abstinencia. A continuación, te explico por qué.

Miedo a la abstinencia

 

Uno de los grandes aspectos que detiene a las parejas a seguir un método natural es la abstinencia. En efecto, dependiendo de la intención con la que usan el método, hay algunos días en los que deben abstenerse de intimidad.

Si conocemos cómo funciona el ciclo menstrual, perdemos el miedo a la abstinencia

 

Conociendo el ciclo menstrual se pierde el miedo a la abstinencia. ¿Cómo así? Pues la fertilidad depende del ciclo de la mujer, la cual es infértil la mayor parte del tiempo. En realidad, cuando se busca evitar embarazos, el espacio de la abstinencia es el menor en el ciclo.

¿Y si los días fértiles caen en una fecha especial?

 

Si los días fértiles caen un fin de semana, en la celebración de San Valentín, en la fecha de nuestro aniversario, o en un día que nuestros tiempos calzan para tener intimidad, ¿qué hacemos?

 

Si bien hay fechas que coinciden con una celebración importante, la sexualidad es más que contacto genital. Hay muchas formas de vivir y celebrar el amor. Además, cuando se decide respetar el ciclo de fertilidad de la pareja, también se puede posponer la fecha de celebración.

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Usar un método natural ayuda a la pareja a ver otros aspectos de la sexualidad. Además, permite mejorar la comunicación llegando a un nivel más profundo de entendimiento y tolerancia.

 

Anne Ramírez @amoralciclo

Planificar embarazos, ¿va contra la voluntad de Dios?

Planificar los embarazos, ¿va en contra de la voluntad de Dios? Es decir, si es la pareja la que decide en qué momento buscar o evitar un embarazo usando métodos naturales, ¿no está cerrándose al plan divino? ¿No sería lo mejor simplemente tener intimidad en cualquier momento sin usar ningún tipo de método natural y que sea lo que Dios quiera?

 

Antes de responder estas preguntas es importante hacer algunas aclaraciones

 

1. Aclarando nociones

 

En primer lugar, hay una clara diferencia entre la fertilidad del varón y de la mujer en el hecho de que la fertilidad del varón es siempre lineal, mientras que la fertilidad de la mujer es cíclica. Es decir, mientras que el varón es siempre fértil, la mujer únicamente lo es algunos días durante el ciclo. De esto se desprende que iría en contra de la naturaleza el ser humano pretender que en cada relación sexual se produjera un embarazo, porque esto es imposible.

 

En segundo lugar, si bien la fertilidad de la mujer es cíclica, es un ciclo cuyo proceso sigue un orden establecido, y ese orden se puede conocer mediante signos externos que son medibles. Es decir, también es parte de la naturaleza del ser humano que, en cuanto ser racional, pueda conocer estos ciclos y aprovecharlos para buscar o evitar embarazos.

 

2. Desde la voluntad de Dios

 

Estos dos puntos responden al diseño que Dios ha puesto en la naturaleza del ser humano, lo cual nos permite ver en ellos la voluntad de Dios. Vistos ambos desde el proyecto divino, en primer lugar, no es la voluntad de Dios que en cada relación sexual se busque un embarazo. Si Dios lo hubiera querido así, habría hecho que la fertilidad de la mujer sea también lineal.

 

En segundo lugar, Dios ha querido que el ser humano tenga la posibilidad de conocer cómo funciona el ciclo de la mujer en orden a aprovecharlo para buscar o evitar embarazos. De lo contrario, Dios habría podido disponer que la fertilidad de la mujer fuera completamente aleatoria e imposible de conocer, con lo cual, cualquier tipo de planificación hubiera sido inviable. Sin embargo, ninguna de estas dos cosas fue así.

 

3. El discernimiento

 

No es contrario a la voluntad de Dios que el ser humano haga uso de las facultades naturales que Él mismo le ha dado en orden a conocer los períodos de fertilidad e infertilidad de la pareja. De hecho, podemos decir que es Su voluntad que use esas facultades.

 

Es cierto que hay parejas que optan por no usar ningún tipo de planificación y recibir los hijos “que Dios quiera mandarles”. Sin embargo, esto de ninguna manera se debe entender como una búsqueda más perfecta de la voluntad de Dios.

 

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Dios mismo ha dispuesto los medios que hacen posibles los métodos naturales, y con ellos, el discernimiento que puede hacer la pareja respecto de los hijos que Dios le quiera dar. Hacer este discernimiento no va en contra de la voluntad de Dios, sino todo lo contrario. Es un discernimiento que se hace cumpliendo Su voluntad.

 

Puedes contactarte con el autor a través de su cuenta de Instagram: @daniel.torrec.

Reconocer la fertilidad: vivencia de una fertilidad plena

Reconocer la fertilidad es más que una serie de reglas que los esposos aplican para buscar o posponer el embarazo, o que las mujeres solteras analizamos para conocer nuestros cuerpos y evaluar y mantener nuestra salud. Reconocer la fertilidad es abrir la puerta a la vivencia de una sexualidad distinta: libre, respetuosa de la dignidad del ser humano, coherente con la persona humana como unidad corpóreo-espiritual y abierta a la vida humana desde su inicio. Bien decía San Juan Pablo II, al referirse a los métodos de reconocimiento de la fertilidad: “no se trata sólo del respeto al ritmo biológico, sino de responder a la verdad sobre el hombre, de su íntima unidad de espíritu, psique y cuerpo”.

 

Por lo anterior, ya habiendo analizado los mitos más comunes que buscan desvirtuar estos métodos —si no los conoces, ¡corre a leer mi artículo anterior!—, quisiera que hoy nos enfocáramos en la maravillosa experiencia que implica reconocer la fertilidad, conociendo todos los beneficios que puede tener para las mujeres solteras y para los esposos, en su vivencia de una sexualidad plena basada en el amor verdadero.

 

De esta manera, a continuación, vamos a ir paso a paso considerando todos los bienes que el reconocimiento de la fertilidad puede traer a tu vida como mujer, viviendo la soltería, y para los esposos, en la comunión matrimonial.

 

Es médicamente seguro

 

No tiene efectos adversos, y, al identificar con precisión los días de fertilidad e infertilidad reales de forma natural, mantiene la fertilidad intacta.

 

A diferencia de los métodos anticonceptivos (sobre todo, los más utilizados, los hormonales) los métodos de reconocimiento de la fertilidad no necesitan bloquear las fluctuaciones hormonales normales en la mujer, propias de su ciclo, para que se pueda posponer el embarazo. Ello abre el panorama a otras aplicaciones: búsqueda del embarazo y diagnóstico oportuno, y seguimiento de tratamiento de patologías ginecológicas.

 

Además, con estos métodos no se deben temer todos los efectos adversos descritos para los anticonceptivos hormonales, los cuales pueden llegar a afectar la fertilidad y, en general, la salud femenina: dolor de cabeza, mareo, náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento, distensión abdominal, depresión, trastornos del sueño, dolor o sensibilidad mamaria, alopecia (pérdida de pelo), inflamación, irritación, ardor o comezón en la vagina, manchados irregulares, sangrado intermenstrual o amenorrea (ausencia de sangrado), aumento de peso, acné o melasma (manchas en cara), engrosamiento de labios menores e introito vaginal y/o disminución de la lubricación vaginal y cambios del moco cervical, que pueden ocasionar dispareunia (dolor con la relación sexual), disminución de la libido o deseo sexual y aumento del riesgo (2-4 veces más que en la población general) de trombosis venosa profunda-TVP y tromboembolismo venoso-TEV (trombos en los vasos de los miembros inferiores o de los pulmones), que pone en grave riesgo la salud y puede llevar a la muerte.

 

Es fácil de aprender

 

¡Claro! Porque reconocer la fertilidad es aprender a leer tu cuerpo, que en todo momento te está mostrando signos que te hablan de tu salud femenina y de tu fertilidad cíclica; por lo tanto, es valiosísimo que te conozcas también a nivel biológico. Para ello, la recomendación es iniciar este aprendizaje por medio de una asesoría profesional con un experto en estos métodos, certificado para enseñar, de tal forma que seas acompañada de la mejor manera, ya sea en tu soltería o junto con tu esposo. Y, en este último caso, el conocimiento no será sólo individual sino mutuo.

 

Es de bajo costo

 

Para reconocer la fertilidad, no se requieren dispositivos u hormonas. No se necesitan aparatos complejos o de alta tecnología. Estos métodos son simples, requerirás sencillamente esto: hojas de papel para registrar tus anotaciones y observaciones (de TCB-temperatura corporal basal y/o moco cervical) en tu gráfico de fertilidad de cada ciclo (que usualmente nosotros les proporcionamos a quienes enseñamos), un termómetro basal digital (aquel que te brinda exactitud de 2 dígitos después del punto- ej.: 36.22 °C) dependiendo del método y, eso sí, mucha perseverancia.

 

Es altamente eficaz

 

Como ya he mencionado en artículos anteriores, la efectividad, tanto para posponer como para lograr el embarazo, está respaldada por suficiente evidencia científica. Así, los métodos de reconocimiento de la fertilidad tienen una efectividad del 96.6 % al 99.8 % para posponer el embarazo —variando en este rango según el método— y disminuyendo a la mitad el tiempo de búsqueda de embarazo para los esposos, con tasas de natalidad que llegan hasta el 52.8 % para aquellos con diagnóstico de infertilidad y tratamiento de su causa a través del modelo Creighton y la ciencia de la naprotecnología.

 

Es natural y cooperativo

 

Reconocer la fertilidad no irrumpe ni obstaculiza la fertilidad, ni la pone en peligro para el futuro —si es que en ese momento se quiere posponer el embarazo—. Por el contrario, coopera con el proceso de fertilidad natural de la pareja, sin permitir que haya intervención de terceros o instrumentalización de esa comunión máxima que debe ser vivida por los esposos en la unión sexual, lugar donde los templos de sus cuerpos se entregan en totalidad, con el mayor respeto a su dignidad humana.

 

Es un método compartido de regulación de la fertilidad

 

Los esposos tienen claro que la fertilidad y la posible paternidad son responsabilidades compartidas, de común acuerdo entre ellos dos, con Dios; por lo tanto, asumen a través de estos métodos un proyecto de vida en equipo. Este debe tener en cuenta cómo harán la regulación de su fertilidad —cuándo pospondrán el embarazo. por los motivos graves que hayan ponderado en oración, y cuándo podrán hacer crecer su familia—, pero con permanente apertura a la vida.

 
 

Es sumamente versátil

 

Puede emplearse en cualquier etapa de la vida reproductiva de la mujer, como premenopausia, lactancia materna, posteriores al uso de contraceptivos, con ciclos irregulares por alguna patología ginecológica —claramente, con tratamiento concomitante para la misma—, bajo estrés que puede generar retrasos de la ovulación, etcétera.

 

Es una valiosa ayuda para esposos con dificultad para lograr el embarazo

 

Al permitir la adquisición de conocimiento vital del cuerpo femenino, tanto para la pareja como para los ginecólogos, que puede ser indispensable para el diagnóstico y tratamiento, sobretodo en caso de infertilidad.

 

Es respetuoso de la dignidad de la mujer y del hombre, y de los esposos en su comunión multidimensional

 

Los métodos de reconocimiento de la fertilidad permiten que los esposos expresen su sexualidad, respetando lo que son como personas —cuerpo, alma y espíritu— y hace que puedan vivir una sexualidad plena, que no se limita a la unión de sus cuerpos en el acto sexual —enriquecida por todo el conocimiento biológico mutuo que adquieren acerca de su fertilidad, y que les permite amar con libertad—Además, puedan manifestarla en su dimensión psicológica, al conocer más íntimamente sus sentimientos, pasiones y emociones, social, al descubrir que han sido creados para la relación, para la comunicación y para la comunión, y espiritual, al encontrar que ellos como esposos reconocen y revelan su dignidad mutuamente, lo que los lleva a ser instrumentos de bendición para el otro y a cumplir a plenitud esa vocación constante de transcender a través de la expresión más sincera y verdadera del amor: la entrega total del ser y de la vida.

 

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Y así, podríamos seguir enumerando las múltiples ventajas de estos métodos. Sin embargo, considero que la bondad más grande de reconocer la fertilidad, como hemos podido apreciar mientras profundizábamos en cada beneficio, es que simplemente los métodos de reconocimiento de la fertilidad tienen una visión real, coherente, verdadera y respetuosa de lo que somos como seres humanos, de nuestra dignidad. Al reconocer la fertilidad, nos vemos a nosotros mismos y al otro como un todo, no como un cuerpo andante, sino como una persona, unidad de cuerpo y espíritu, siempre merecedora de ser conocida, admirada y amada.