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¿Sexo casual o entrega total?

¿De qué hablamos cuando hablamos de sexo? ¿Qué implica el sexo casual? ¿Cómo cambia cuando el sexo da en el marco de una entrega total?

 

Sexo casual

 

En el sexo casual, el acuerdo está centrado en uno mismo: pasarla bien. Si esto no se cumple, ese encuentro no tuvo sentido ni razón de ser. Pero lo efímero del acuerdo no hace que ese encuentro sea más llevadero, sino lo contrario: transforma el sexo en una prueba de rendimiento. Si no se obtiene placer, entonces fue una pérdida de tiempo.

 

Sexo como entrega total

 

El sexo enmarcado en una entrega total busca manifestar el amor entre ambos. Es la expresión natural del amor de esas dos personas. El centro no está puesto en el placer obtenido, sino en la presencia del amado. No está planteado solamente para obtener o recibir placer, sino que está centrado en el vínculo de las personas, en la entrega total de ambos. El placer es el medio que me permite experimentar con más intensidad la presencia de quien amo.

 

La estabilidad del vínculo quita del centro el rendimiento, pues no es por eso que se busca el encuentro sexual. No se busca el placer y la inmediatez, sino vivir la entrega y la presencia de ambos. Los encuentros sexuales expresan lo que hay entre ambos, y por eso están atravesados por las contingencias del día a día: preocupaciones, alegrías, estrés, descanso. Pero ese espacio de encuentro será receptivo y no acusatorio.

 

La estabilidad del vínculo no plantea rigidez en la pareja o en la vivencia de la sexualidad, sino que permite la posibilidad de tener encuentros sexuales significativos en los distintos momentos de la vida. En este marco, el sexo no es un lugar de demanda, sino un espacio de expresión. El vínculo —el amor— se expresa también con el cuerpo.

 

Métodos naturales

 

Los métodos naturales ayudan a que aquellas parejas que busquen vivir una sexualidad desde la entrega puedan hacerlo. Les permite establecer un vínculo sexual en donde la pareja puede vivir su entrega mediante una aceptación total del otro, asumiendo en dicho acto la variable de la fertilidad. Esto permite buscar o evitar un embarazo de manera confiable.

 

Los anticonceptivos no son el único camino para una sexualidad “responsable”. Una mayor responsabilidad se da al reconocer el funcionamiento del cuerpo e incorporarlo en la vivencia de ambos. Se trata de un desafío que lleva a redescubrir la sexualidad desde el marco de una mayor presencia y entrega.

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