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Día: noviembre 29, 2022

Feminidad y masculinidad en el siglo XXI

Vivimos tan confundidos por tantos nuevos términos que se le atribuyen a la persona humana que, entre más explicaciones damos desde la razón, encontramos menos respuestas que llenen el corazón. Con tantas ideologías, nos han despojado de nuestras vocaciones. Por eso, por eso cada vez que me preguntan sobre la masculinidad y la feminidad, me gusta regresar al origen —aunque la respuesta no sea sencilla—.

 

Nos hablan de nuevas masculinidades y en realidad no, no hay muchas masculinidades. No hay muchos significados de masculinidad: solo hay una masculinidad que, si no es sana, entonces es otra cosa.

 

Nos hablan del empoderamiento femenino y en realidad no, no somos nadie para ejercer poder sobre otros. El poder no nos hacer salir de nosotras mismas hacia los demás, sino que nos encierra en nuestro ego.

 

Te anticipo que no vas a entender estas líneas si no intentas leerlas desde el Espíritu. Respondiendo a la pregunta que frecuentemente me hacen de: “¿cómo podemos entender la relación que hay entre la feminidad y la masculinidad?”, les dejo unas reflexiones.

 

#1 La ayuda adecuada

 

Cuando Dios nos creó, pensó en mandarle al hombre una ayuda adecuada. Muchos me han cuestionado si esa ayuda adecuada es en el sentido de que las mujeres somos inferiores para Dios. ¡PARA NADA!

 

La ayuda adecuada se entiende en el sentido de auxilio, auxilio del que se habla en el Salmo 121: “El Señor es mi auxilio”. La mujer le fue dada al varón como auxilio para que el hombre no perdiera su dignidad. Le fue dada como representante de Dios y del auxilio que Él es para el hombre. Le fue dada para custodiar que el hombre viva dignamente como hijo de Dios y viceversa.

 

¡Qué responsabilidad más grande la de custodiar al otro! ¿Lo estamos haciendo? No solo estamos hablando del matrimonio, sino también de custodiar la feminidad y la masculinidad en sí. Como mujer, ¿cómo estoy ayudando a los hombres a ser mejores hombres? Como hombre, ¿cómo estoy ayudando a las mujeres a ser mejores mujeres?

 

#2 Fecundidad

 

Toda relación entre mujer y hombre está llamada a ser fecunda. No hablo sólo del matrimonio, sino también de la amistad, de la vocación, etcétera. Estas relaciones están llamadas a dar frutos a partir del don de sí.

 

Ahora bien, en un matrimonio, la fecundidad de la masculinidad y la feminidad se da en su plenitud en la posibilidad de ser padres. Dios es tan pedagógico que, siendo padres, nos hace entender mejor nuestro lugar como hijos y nos ayuda a reconocer el amor que Él nos tiene como Padre.

 

#3 El mundo

 

Uno de los factores que distorsiona la relación entre masculinidad y la feminidad es el mundo. Debemos vivir en el mundo, sí, pero sin que nos aleje de lo que estamos llamados a ser.

 

En el mundo aprendemos a ser auténticamente humanos; y en él, tenemos que aprender a elegir —con la responsabilidad que esto conlleva—. Se nos van a presentar muchas opciones, pero la respuesta siempre depende de cada uno.

 

Hoy, el feminismo, el poder, el dinero, el machismo —y muchas cosas del mundo— nos pretenden decir cómo debemos ser, cómo debemos actuar, qué debemos decir, cómo debemos relacionarnos, etcétera. Sin embargo, ninguna de estas realidades nos puede dictar de qué manera debemos expresar nuestro llamado a la feminidad o a la masculinidad. Sólo Dios sabe a lo que nos llamó, y ese llamado único a ser quién eres es el que le da ese significado cool a tu feminidad o masculinidad.

 

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Puedes seguirme en mi cuenta de Instagram: @feminidad.cool.

Los desafíos de aprender un método natural

La primera impresión al conocer la existencia de métodos naturales suele ser de interés. “¿¡Una herramienta personal para entender el cuerpo y sus funciones!?” La recepción general siempre es buena, salvo que exista algún prejuicio.

 

En general, se trata de prejuicios arraigados en falsos conceptos acerca de qué es realmente un método natural. Sin embargo, el salto que hay entre el hecho de que algo parezca “interesante” y aplicarlo realmente a la propia vida es grande.

 

A continuación, les dejo una lista de los desafíos más importantes que se presentan al aprender un método natural.

 

#1 Animarse

 

Este paso es central. Consiste en tratar de entender qué es lo que me resulta atractivo y cuál es la motivación para adquirir un nuevo saber. Las motivaciones son muy variadas; las hay tantas como personas. Muchos lo hacen por necesidad, otros por querer buscar un diagnóstico —o un segundo diagnóstico— y otros tantos lo hacen porque es la única herramienta que tienen para la planificación familiar. La verdad es que la motivación última de los métodos naturales debería ser el amor por el cuerpo y la disponibilidad con la que uno cuenta para entenderlo.

 

Especialmente para la mujer, aprender un método natural es un espacio personal, de respeto y reconocimiento de su propio cuerpo. Es aprender un lenguaje de cuidado, de apreciación y de reconocimiento del valor propio. Es una mirada de frente con lo auténticamente femenino. Es una manera de cuidar la salud del cuerpo, una mirada atenta sobre las distintas fluctuaciones de su ciclo.

 

#2 Encontrar una instructora preparada

 

En la era de internet donde la información se comparte de manera inmediata, todo parece encontrarse a disponibilidad de quien tiene intención de buscar. Sin embargo, cualquier método natural supone un aprendizaje; y como tal, tiene sus tiempos y requiere dedicación. En una lectura de dos o tres hojas no se puede asimilar la complejidad del ciclo de la mujer.

 

La instructora que esté correctamente preparada sabrá impartir la información en los tiempos que convengan. No solamente hay que entender el ciclo de la mujer, sino también entender la manera que el método tiene de registrarlo e interpretarlo. Estar acompañada en este proceso de aprendizaje brinda tranquilidad para confiar en los tiempos que uno tarda en incorporar estos conceptos.

 

#3 Lograr un hábito

 

Una vez que se comienza el camino de aprendizaje de algún método natural, las primeras semanas —incluso el primer mes— suelen ser intensas. Da la sensación de que uno no puede pensar en otra cosa, que los conceptos son muy difíciles, que uno nunca termina de estar segura. Pareciera que una voz siempre resuena en el fondo: “¿estás segura?, no creo que sea así, debe ser de otra manera, seguramente no lo entendí”. También hay mucho preconcepto: “esto no es lo que yo creía que iba a registrar”, o “esto no debería aparecer en este momento del ciclo si mis ciclos son de tal manera.” Con el tiempo, todas estas voces, inseguridades, e incluso la intensidad con la que estas vienen se van acomodando.

 

No hay otra manera de atravesar esta etapa que generando un hábito. El hábito nos brinda seguridad y confianza, y eventualmente se transforma en algo cotidiano. Lo difícil se vuelve fácil, las dudas se van transformando en seguridad. Pero solamente en la repetición sostenida en el tiempo se logra, poco a poco, la seguridad que se necesita para poder mirar el registro y entender lo que sucede en el cuerpo.

 

#4 Adaptarse a los cambios de categoría reproductiva

 

Muchas mujeres y parejas, habiendo hecho los pasos anteriores, los dan por “finalizados”. Se animaron, leyeron, entendieron. Se prepararon con una instructora y llevan adelante el proceso con éxito y satisfacción.

 

En estos casos, el desafío se presenta por los cambios de categoría reproductiva. Por categoría reproductiva me refiero a las distintas situaciones que puede atravesar una mujer: ciclos regulares o irregulares, lactancia parcial o total, premenopausia, embarazo etcétera. Cada una de estas categorías implica distintas cosas para el cuerpo, para el registro y la interpretación.

 

Los cambios de categoría reproductiva deberían tomarse como una novedad respecto del aprendizaje recibido previamente, y son un buen momento para volver a contactar a la instructora. Muchas veces vuelven a darse seguimientos y consultas para poder manejar las distintas dificultades de la vida reproductiva.

 

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Espero que este artículo te haya resultado interesante. Para más consejos, puedes contactarme por Instagram: @fertilitycareargentina.