Resultados.

Día: mayo 23, 2022

“Red flags” del amor propio

Está de moda hablar de amor propio, de que puedes creerte capaz de todo y darle solución a cuanto problema tienes en el mundo con solo sentir, vivir y experimentar el “me amo por encima de cualquier cosa”. Pero la verdad es que tener un sano amor propio no es comprar todo lo que “merezco”, no es hacer siempre lo que me conviene a mí y no a los otros, no es pensar primero en mí, segundo en mí y tercero en mí, por eso de que “si estoy bien, los demás también lo estarán”.

 

Ciertamente, tener una autoestima sana es importante; valorar lo que Dios te ha dado, esos preciados dones, es importante, y amar cada uno de tus procesos constituye una parte fundamental de la vida. Sin embargo, te quiero compartir algunos puntos con los que siento que a veces me he chocado de frente creyendo que me amo mucho, cuando en realidad solo ha sido espejismo.

 

“Tengo mucho, porque merezco mucho”

 

Creo que la palabra “consumismo” ya no se menciona tanto, pero la verdad es que este fenómeno está más popular que nunca. Sólo que hoy en día no nos venden productos, sino ideas. La idea de que cuantas más cosas te compres, más te amas mucho es algo que está taaaan normalizado que hemos llegado a creerlo profundamente. Si tienes diez camisas del mismo color, pero te antojas de otra parecida, revisa cuál es la intención detrás: a veces me he encontrado a mí misma pensando que lo que voy a comprar no es una necesidad, pero sí un merecimiento.

 

El “merezco todo cuanto quiero” nos puede llevar a ser egoístas, consumistas e incluso despilfarradores. Claro que mereces muchísimo, porque eres hijo de Dios; pero son los bienes espirituales a los que debemos aspirar.

 

La comparación, el peor enemigo

 

Ver en alguien más el reflejo de lo que aspiramos ser es más común de lo que parece. Vivimos en un mundo en donde todos los personajes famosos e influencers parecen tener una vida perfecta. Pero ese modo aspiracional no nos hace precisamente sentirnos más amados: pór el contrario, nos motiva cada día a tener una vida más parecida a la que otros viven, y descuidamos el terreno que Dios nos ha regalado para florecer.

 

Es importante tener modelos de vida, pero revisa en quiénes estás fijando tu mirada, y en quién te quieres convertir. Santa Catalina de Siena decía: “Si somos los que debemos ser, prenderemos fuego al mundo entero”. Quédate con esas palabras: no necesitas la vida que otros tienen para ser pleno. Si te esfuerzas por encontrar lo que tú estás llamado a ser, tendrás vida en abundancia.

 

“Soy suficiente”

 

La idea de que somos suficientes y de que no necesitamos de nadie más es la mentira más enorme que nos han hecho creer. Las veces en que me he sentido suficiente y capaz, me he golpeado de frente y sin casco. La verdad es que los seres humanos estamos hechos para vivir en comunidad, y pensar que no necesitamos de nadie para sentirnos amados o valorados es bastante cuestionable.

 

Si bien es cierto que nuestra mirada debe estar fija en el amor que se nos da en la cruz de Cristo, también es necesario tener relaciones humanas sanas y sólidas. La relación con tu familia, pareja, amigos y compañeros debe llevarte a ser mejor cada día, a dar mucho y a ser capaz de recibir mucho también.

 

* * *

 

El tema es largo y profundo; con este artículo, sólo quiero invitarte a que revises en dónde estás poniendo tu corazón. Cuando lo dejamos encerrado en nosotros mismos, creyendo que el amor que le damos es suficiente, estaremos meramente creando una muralla alrededor nuestro. Piensa en las veces que más feliz has sido, y con seguridad te darás cuenta de que siempre has estado acompañado o haciendo algo por los demás. Esa, definitivamente, es la clave de la felicidad y la plenitud.

 

Si quieres conocerme un poco más, me encuentras en Instagram: @mydailydate

¿Has tenido dificultades con la pornografía?

Que mire pornografía no hace que alguien automáticamente sea una “mala” persona. Ahora bien, sabemos lo que debes estar pensando: “Fight The New Drug era un movimiento de educación y concientización contra la pornografía, y ahora está cambiando su posición”. Para nada. Como mucha gente sabe, las investigaciones muestran muchas maneras en las cuales la pornografía puede ser dañina para los individuos, las relaciones y la sociedad.

 

Pero aquí está el problema: muchos de los que consumen pornografía ya sienten muchísima vergüenza, provocada tanto por otros como por ellos mismos, lo cual en última instancia suele empeorar la situación. Muchos sienten de por sí que son malas personas, que no tienen valor o no tienen solución —por supuesto, esta es una reacción diferente a la de aquellos que ven porno con regularidad, que no tienen idea de sus efectos negativos—. Pero por ello es importante recordarlo: que mire pornografía no hace que alguien automáticamente sea una “mala” persona. ¿Por qué lo decimos? Porque la vergüenza no ayuda a que la gente deje la pornografía. Veamos de qué se trata.

 

La vergüenza como componente dañino

 

La doctora Brene Brown, una destacada investigadora sobre la vergüenza, el crecimiento y el cambio, ha dicho: “No creo que la vergüenza sea útil o productiva. De hecho, creo que es mucho más probable que la vergüenza sea la fuente de un comportamiento dañino y destructivo que la solución o la cura”.

 

Estos sentimientos de vergüenza también pueden paralizar la autoestima de las personas y obstaculizar su progreso. Y nos damos cuenta de que este es un tema complejo, ya que la culpa y el remordimiento —que son diferentes distintas de la vergüenza— pueden ser una parte saludable cuando se trata de encontrar la libertad y sanar las heridas. Pero es muy frecuente que se utilice la vergüenza como un medio para debilitar y desmoralizar —de nuevo: hay grandes diferencias entre la culpa y la vergüenza—.

 

Los verdaderos luchadores

 

La verdad es que mucha gente mira pornografía. Eso no debería sorprenderte. Pero, ¿te das cuenta cuántos miles y miles de luchadores todavía están teniendo dificultades con la pornografía y, sin embargo, nos apoyan para decirle a los demás que la pornografía mata el amor? ¿Sabes cuántos son los que luchan por el amor? Esto no los convierte en hipócritas, en absoluto. Hablan con valentía y franqueza, porque conocen el verdadero costo de la pornografía. Quieren que otros tengan la oportunidad de evitar esos desafíos en sus vidas. Estos luchadores son de los más apasionados, y los amamos por eso.

 

Todos pueden ser luchadores

 

El hecho de que alguien no haya podido distanciarse por completo de la pornografía no significa que no pueda ser un activista del amor real y ayudar de modo genuino a las personas —incluidos ellos mismos— a evitar las falsificaciones más dañinas del amor. Pero no nos malinterpretes: no le estamos diciendo a nadie que deje de intentar evitar la pornografía. Simplemente, le estamos diciendo a las personas que luchan que dejen de odiarse a sí mismos, o de odiar a los demás, por el hecho consumir. Porque, en última instancia, hay mucha evidencia que apunta que el proceso de vergüenza los lleva de regreso a la pornografía, una y otra vez.

 

Eliminar la vergüenza trae confianza

 

En comparación con los niveles saludables de remordimiento o culpa, la vergüenza autoinfligida sólo lleva a las personas a caer en depresión, la cual es el caldo de cultivo perfecto para el aislamiento, y para más problemas: los comportamientos compulsivos y las adicciones se alimentan de este ambiente emocionalmente tóxico. Por ello, al eliminar la vergüenza y aceptar la realidad, las personas que enfrentan este problema pueden tener la confianza de saber que están luchando contra esto, junto con millones de personas que también preferirían una vida sin pornografía.

 

Si bien reconocen que dejarla puede ser un proceso largo, también pueden sentirse cómodos al reconocer que han comenzado a andar por ese camino hacia la libertad, a largo plazo. E, independientemente de cuáles sean tus sentimientos personales sobre la pornografía, tenemos que dejar que las personas elijan por sí mismas. Una elección hecha por vergüenza y odio hacia uno mismo no es tan permanente como una elección hecha libremente, por el deseo de ser más saludable.

 

Y una cosa más: la investigación respalda que avergonzar a los demás sólo aumenta el abismo entre la comprensión y la rebelión. Si nos tomamos en serio la disminución de la demanda y los daños generales de esta industria en nuestra sociedad, será mejor que dejemos de pensar que la vergüenza funcionará. No ha sucedido el pasado, y no sucederá en el futuro.

 

Lucha por el amor, no importa tu historia

 

En pocas palabras, queremos que sepas que, si ves pornografía, no creemos que seas malo, repugnante u horrible. Es cierto que existen preocupaciones reales sobre la pornografía en sí, pero no son necesariamente ciertas sobre todo consumidor de pornografía. Somos un movimiento del amor, que crea conciencia sobre los efectos nocivos de la pornografía, no de los propios consumidores.

 

El hecho es que tener el deseo de ver pornografía no te convierte automáticamente en un ser humano “asqueroso” y “pervertido”. Significa que eres humano.[1] En una sociedad que nos rodea de estimulación sexual, ver pornografía se ha convertido en una forma normal, aunque poco saludable, de satisfacer un deseo natural de conexión sexual. Los seres humanos están naturalmente programados para querer sexo. Es parte de nuestra biología sentir atracción por las cosas que nos excitan. Debido a que la sexualidad está arraigada en la biología humana, a la vez que rodea nuestra vida cotidiana a través de los medios que consumimos, puede ser muy fácil para las personas razonables y bienintencionadas quedar atrapadas viendo pornografía.

 

* * *

 

Este tema importa, y mucho. Para aquellos atrapados en la pornografía, deben darse cuenta de que los efectos no siempre son tan inmediatos u obvios como la gente a veces cree que son. Por ejemplo, si bien la ciencia y la investigación ahora muestran los efectos negativos que pueden resultar del consumo de pornografía, eso no significa que todos los que la consuman se convertirán en adictos a la pornografía, o que alguien que tenga dificultades personales comenzará automática e inevitablemente a ignorar y descuidar las relaciones en su vida.

 

Así que elige el amor y la comprensión, no la vergüenza. Continúa difundiendo el mensaje de que la pornografía es dañina para las personas, las relaciones y la sociedad, de una manera que promueva un cambio verdadero, duradero y positivo.

 

ORIGINAL: https://fightthenewdrug.org/why-you-should-stop-feeling-like-a-bad-person-for-watching-porn/

 

[1] Nota de edición de AmaFuerte.com: Conviene puntualizar, desde nuestra óptica —sustentada en la antropología aristotélico-tomista—, “eres humano, en un contexto sociocultural que plantea la pornografía como una opción atractiva”. Los autores del artículo describen ese contexto a continuación.