Una de las razones por las que una relación no llega a funcionar es porque uno de los dos, o los dos, inician la relación sin realmente saber qué esperan y quieren de ella. Sentimos una necesidad de ser amados tan grande, o tenemos tanto miedo a estar solos, que preferimos estar en cualquier relación que se nos presente en ese momento, en lugar de tomarnos un tiempo para conocernos y así conocer qué buscamos en una relación.
Con este artículo quiero invitarte a que reflexiones sobre estas dos preguntas: ¿qué tanto me conozco a mí mismo?, ¿tengo claro lo que busco en una relación? Aquí te dejo algunos consejos acerca de cómo conocerte mejor, para que disciernas también qué buscas en una relación.
Primero, lo primero
¿Por qué tengo que empezar por mí mismo para saber qué quiero en una relación? La respuesta es simple: porque si yo no sé lo que es importante para mí en mi vida, entonces no sabré lo que es importante para mí en una relación. Te lo explico mejor con mi propia experiencia: yo tuve mi primer novio a los 16 años, justo en ese momento en el que la identidad comienza a construirse. Lo que más quería era sentirme amada y aceptada por ese chavo; para lograr eso, lo que hacía era moldearme de acuerdo a sus gustos y expectativas.
Así, me fui alejando de mi verdadero yo, nunca me tomé el tiempo para descubrir quién era yo, y mucho menos para pensar lo que quería en una relación. Recién diez años después decidí comenzar ese proceso de autoconocimiento. Ahora, ya tengo claro quién soy y qué define mi identidad, es decir, cuáles son mis principios y valores, mis gustos y disgustos, mis necesidades, mis defectos y cualidades. Ya sé qué es importante para mí; por lo tanto, se me hace más fácil saber qué busco en una relación basándome en eso.
Algunas claves para el autoconocimiento
Si crees que no tienes esto claro aún, reflexiona sobre estas preguntas, para llegar a una respuesta lo más clara posible: ¿qué es importante para mí en mi vida, y por qué?; ¿qué valoro más en mis relaciones (amorosas, familiares, amistades), y por qué?; ¿cuáles son mis convicciones, y por qué?; ¿cuál es mi proyecto de vida, hacia donde quiero ir?
Esta última pregunta es especialmente importante a la hora de empezar a conocer a alguien. El noviazgo es realmente un tiempo para conocerse con la otra persona, para discernir si realmente pueden y quieren estar juntos. Entonces, parte de esto es darse cuenta de si sus caminos van hacia la misma meta o no. Por ello, debes saber desde antes cuál es tu meta y cuáles son los pilares y valores importantes que te llevarán a ella. Así, buscarás eso en el otro.
Fortalece los pilares de tu vida
Mi segunda invitación es que respondas a esta pregunta: ¿cuál es tu meta y cuáles son esos pilares para ti? Escríbelos, y empieza a trabajar en ti mismo para fortalecer en tu vida esos pilares. Así podrás fijarte, a la hora de conocer a otra persona, si esos pilares también son importantes para ella o no. Trabaja en tener esos valores presentes en tu vida, para que, cuando llegue ese “alguien”, puedas seguir practicándolos, siendo fiel a ti mismo y a tus valores.
Cuando conozcas a alguien, ya sabrás qué ver en esa persona, en qué fijarte. Y quiero aclarar algo: no se trata de hacer una lista exigente e idealista. Se trata de una lista de valores importantes para ti y que, por lo tanto, quieres compartir con tu pareja; valores bajo los cuales —en un futuro— querrás crear una familia.
Para más consejos como este, puedes seguirme en @unapropuestadeamor.