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Cómo el fútbol puede ayudar a mejorar las relaciones

Durante un mes hemos disfrutado con el campeonato mundial de fútbol de Catar 2022 (¡y de Argentina campeón!). Este hermoso deporte genera un atractivo único; por eso une a tantas culturas, comunidades e individuos diferentes. A primera vista, parece que el fútbol tiene poco que ver con las relaciones sanas. Cuando uno piensa en un partido de fútbol, piensa en dos equipos que batallan en el campo. Pero, ¿qué pasaría si consideráramos su juego en equipo como un modelo para las relaciones sanas? Echemos un vistazo a lo que este deporte nos enseña sobre cómo establecer mejores conexiones con las personas que nos importan. ¡Vamos ahí!

 

El poder de la comunicación

 

Lo primero que nos enseña el fútbol sobre las relaciones es la trascendencia de la comunicación. En el campo, los jugadores deben comunicarse entre sí para coordinar las jugadas y marcar goles o evitar que los contrarios lo hagan. Un arquero que no les habla a sus defensas es más vulnerable.

 

Este mismo concepto puede aplicarse también a las relaciones: si nos tomamos el tiempo necesario para escuchar atentamente y expresar de forma honesta nuestros deseos y necesidades, podemos establecer vínculos más sólidos con nuestros seres queridos.

 

Confiar en los compañeros de equipo

 

Otra lección fundamental que nos enseña el fútbol es la confianza en nuestros compañeros de equipo. Aunque las habilidades individuales son importantes, solo a través del esfuerzo colaborativo de todos se pueden marcar goles y vencer. Ni siquiera Messi podía ganar el Mundial él solo.

 

Lo mismo ocurre con las relaciones: debemos ser capaces de confiar los unos en los otros, si queremos que sean sólidas. La confianza mutua es uno de los mejores regalos que podemos hacernos en cualquier tipo de relación. Y esto se construye sobre la base de que no confiamos en el otro porque sea perfecto, sino porque tiene la voluntad de dar lo mejor de sí por el bien común.

 

Aprender de los errores

 

Por otro lado, el fútbol nos enseña lo valioso que es aprender de los errores, tanto de los propios como de los ajenos. En el campo, equivocarse es inevitable; sin embargo, estos fallos pueden convertirse en experiencias de aprendizaje que ayuden a la victoria final. Cuando nos hacen un gol, podemos entender la falla, e incluso replantear el partido para ganarlo. De nada sirve buscar culpables.

 

¿Cómo se refleja esto en las relaciones? Bueno, en que, cuando las cosas no resultan como habíamos planeado, tenemos la oportunidad de reflexionar sobre lo que salió mal. Así podemos mejorar cada vez, logrando el crecimiento personal y el fortalecimiento de los vínculos.

 

Respeto del otro

 

Por último, el fútbol hace hincapié en el respeto por las capacidades y diferencias de cada uno. En el campo, los jugadores deben reconocer que cada persona aporta algo especial al equipo; de nada serviría un conjunto en el cual todos quieren ser goleadores, y nadie ser portero.

 

También en las relaciones se debe reconocer que son individuos diferentes, que aportan perspectivas y experiencias distintas a la relación. Si no respeto que el otro no piense, sienta o actúe como yo, es difícil que ambos sean capaces de construir una base sólida para sostener una vida juntos.

 

* * *

 

El juego en equipo en el fútbol es un gran modelo de cómo deberíamos enfocar las relaciones sanas en nuestras vidas. Centrándonos en la comunicación, confiando en lo que puede lograr el otro, aprendiendo de nuestros errores, comprendiendo los puntos fuertes y débiles de cada uno y respetando nuestras diferencias, podemos tener conexiones más significativas con quienes nos rodean.

 

Así que la próxima vez que saltes al terreno de juego, en la cancha o en la vida, independientemente de ver mejores o peores momentos, recuerda que hay lecciones que van mucho más allá de ganar partidos.

 

Por @pedrofreile.sicologo

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