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Mansfield Park: 5 lecciones sobre la castidad

Es una verdad universalmente reconocida que, si uno dice Jane Austen, nuestras mentes en seguida, asocian a esta escritora, con Orgullo y Prejuicio. Lo cierto es que la autora británica escribió otras cinco novelas más. De todas se puede sacar mucho provecho de su lectura y reflexión. Además, es placentera la sutil ironía que caracteriza a su narrativa. También, de su mano, conocemos profundamente la psicología y el alma humana. 

Contextualicemos la historia

En este artículo, hablaremos de Mansfield Park. Esta novela fue publicada en 1814. Trata acerca de la vida de Fanny Price, quien, a la tierna edad de 10 años, es tomada como pupila en la mansión de sus tíos, Mansfield Park. Su mamá no podía mantener a todos los hijos.  La vida de Fanny en la mansión resulta muy dura. Sus tíos y primos no dejan de recordarle su origen humilde. La menosprecian por no participar en las frivolidades de la vida en sociedad.  

De este modo, podemos ver cómo esta es una novela de crítica social. A su vez, está escrita para destacar la virtud de su protagonista. Se enfatizan los motivos por los cuales convendría seguir su ejemplo. Los contramodelos son los primos, cuyos actos, guiados por la pasión y el desenfreno, terminan con serias consecuencias para ellos y su familia. 

Fanny y la castidad

Podemos, entonces resumir en 5 las razones por las cuales hemos de imitar a Fanny en su castidad y en su coherencia en el devenir de la vida

1. Fortalecer la voluntad: contra viento y marea Fanny mantiene sus convicciones. Representa la firmeza en los principios morales y los valores, a pesar de las presiones sociales y familiares. Este es un claro ejercicio de la templanza y de la fortaleza. No es sencillo seguir el propio camino cuando el entorno quiere forzarte a hacer lo contrario. ¿Si todos hacen algo, ese algo es lo mejor a ojos del mundo? 

2. Amor propio:  la persona más difícil de amar es uno mismo. Vivimos en una sociedad que constantemente infla nuestro ego. Luego, una vez credido, lo tira como de un trampolín. Lo desecha desde el mismo lugar al que lo subió. Es por eso que Fanny es un buen ejemplo a seguir. Habiendo sufrido el desprecio de su familia por no seguir los juegos de la sociedad, se ama lo suficiente. Se ama porque se reconoce fruto del amor de sus padres e hija de Dios. No se vende al mejor postor. Pone límites a las exigencias descabelladas que sus tíos y primos le hacen.

3. Preparación para el verdadero amor: “La paciencia todo lo alcanza” nos dice Santa Teresa de Jesús. No hay personaje más paciente en las novelas de Jane Austen que nuestra querida Fanny. Espera encontrar el verdadero amor, basado en sus mismos valores morales, el respeto mutuo y la fe. No se entrega simplemente por la promesa de un matrimonio conveniente.  

Hoy nos cuesta pensar en la idea de guardarnos para aquella persona. Vivimos desilusionados del amor. Pensamos que mejor es vivir que esperar a vivir. Sin embargo, la paciencia tiene sus frutos. La paciencia hace que no nos conformemos con lo que parece bueno. Nos enseña a advertir lo que es bueno de verdad: eso hizo Fanny. 

4. Evitar consecuencias negativas: la prudencia es la madre de todas las virtudes. Ayuda a pensar antes de actuar. Facilita el saber que mis acciones tienen consecuencias. Soy responsable por ellas, haga lo que haga. Fanny es consciente de ello. Piensa antes de actuar o aceptar propuestas que pueden llegar a tener efectos negativos en su vida y en la de sus seres queridos.

5. Crecimiento personal: una de las cosas más difíciles acerca de la castidad es el negarse uno mismo el placer. Es aprender a decir no. El no es no. Estas pruebas nos llevan a crecer. Nos ayudan a poner cada cosa en su lugar. Permiten ordenar nuestra vida de acuerdo al Bien y no al capricho. Fanny lo hace y hacia el final de la novela resulta ser la más madura de sus primos. 

***

Hasta aquí están las razones que podemos sacar leyendo la historia de Fanny Price. También, pensando en nuestra vida, motivos para aplicar un poco de sentido común. Hay argumentos más profundos que implican ver a nuestro cuerpo como templo del Espíritu Santo. Se pueden estudiar en la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II. Ama Fuerte nos ofrece unas lecciones al respecto. Si quieres empezar en el camino de la castidad, te sugiero que empieces por imitar a Fanny Price. 

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