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Los 5 «NO» de la castidad

Ya han pasado unas semanas desde que inició un nuevo año. Sabemos que esto para muchos significa nuevas oportunidades, nuevas metas, nuevos proyectos, y para muchos, incluso, un nuevo comienzo.

 

En nuestro último artículo compartimos algunas enseñanzas que la navidad puede traernos para nuestras relaciones. En esta ocasión, aprovechando el comienzo de un año nuevo, queremos seguir profundizando en el valor y significado de la castidad en tu vida, ya sea que lo tengas como meta para este año, o que vengas haciéndolo desde hace un tiempo.

 

Si eres un seguidor habitual del contenido que publicamos en las redes, seguramente nos has escuchado decir que la castidad no es un “No”, sino un “Sí” al amor verdadero. Pero, ¡sorpresa! La castidad tiene algunos “No”, y aquí te compartimos algunos de ellos.

 

1. No es algo solamente físico

 

Hemos dicho esto ya varias veces, y quizás algunos todavía se asombren, pero es que la castidad no se basa en ponerte una camisa de fuerza respecto de lo que debes mirar o no, o en cambiar todo tu clóset porque ahora debes vestirte de una manera en específica. El cambio primero debe venir desde adentro, desde el corazón, porque al cambiar lo interior, cambia cómo ves los programas de tv, cambia lo que escuchas, cambia cómo consideras a las personas y a ti mismo. Todo lo que expresamos exteriormente ya se ha experimentado en el corazón.

 

Es lo que Jesús nos dice en el Sermón de la Montaña: el adulterio no se realiza con el acto, sino primero con el corazón (Mt 5, 27-28), pues es del corazón de donde brotan todas nuestras acciones. Al decir de San Juan Pablo II, «es el corazón humano el que ha sido turbado por el pecado, no el cuerpo. Si el cuerpo parece “rebelde”, es porque el corazón del hombre ha perdido la “rectitud del principio”».

 

En este punto también podríamos hablar acerca de las personas que ya tuvieron un encuentro sexual. La castidad para ellos también es posible, porque castidad no es igual a virginidad. Siempre puedes volver a comenzar, porque todo parte de la pureza de corazón. El limpio de corazón no es aquel que no experimenta deseo, sino aquel que quiere mantener en su corazón la mirada que le cuesta trabajo tener, pero que le permite considerar al otro como hermano.

 

2. No se debe obligar

 

Siempre decimos que la castidad invita a vivir desde el amor, y no desde el miedo. Una persona que fue creciendo con una idea distinta en su cabeza, y que la puso en práctica, no entenderá de la noche a la mañana sobre esta virtud. Hay que dar tiempo, brindar herramientas, aclarar dudas, escuchar sus opiniones. En caso de que esa persona decida no comenzar este camino, por diferentes motivos, no hay porqué obligarlo.

 

Tú no eres quien convierte: es Dios quien toca el corazón. La castidad es un estilo de vida que se elige de manera libre, porque lo has entendido libremente. En el diplomado de Teología del Cuerpo que Bárbara está haciendo, el profesor del módulo IV dijo algo que nos ayuda a entender aun más este punto de por qué no se debe obligar: “La castidad como virtud no es un mero ejercicio de la voluntad, sino que debe estar animada, impulsada y sostenida por el amor a los demás y a Dios”.

 

3. No es represión

 

Tocaremos este punto una y otra vez: todas las que sean necesarias. Por mucho tiempo, se ha malinterpretado el significado verdadero de la castidad. Para muchos, significa la represión y menosprecio de la sexualidad, pero la realidad es que no es así. El Don de la sexualidad es muy bueno y fue creado con un propósito. Pensar que nuestra sexualidad es negativa significa rechazar la naturaleza que nos fue dada. Por ello, San Juan Pablo II ha señalado: “Esta es la verdad más profunda sobre el hombre, que el cuerpo es imagen de la Trinidad”.

 

Constituye un concepto maniqueísta pensar que el cuerpo es malo. Si nuestro cuerpo fuera fuente de pecado, Dios no se habría encarnado. Por eso explicábamos en el punto 1, que el problema no es el cuerpo, sino el corazón, de donde surge todo. La castidad no debe reprimir: debe ordenar tus deseos sexuales, que son muy buenos, y encauzarlos a un bien. Es preciso entender el propósito de ello: el amor libre, total, fiel y fecundo.

 

4. No se logra de la noche a la mañana

 

Iniciar un cambio positivo en tu vida no es fácil: muchas veces viene acompañado de caídas. Por eso queremos recordarte que vivir la castidad no es algo que se logra de un día para otro. Es un constante aprendizaje y esfuerzo para ir perfeccionándose desde la virtud. Cuando se presente una caída, recuerda que puedes levantarte y aprender de los errores que te llevaron a caer. Confía, y no te desesperes.

 

5. No se hace por complacer a otros

 

Conocemos la experiencia de vivir la castidad solo por complacer a otro —sea la pareja, sea un familiar, entre otros—. Sabemos que probablemente resulte en frustración, y solo termine alejando más la idea de por qué la castidad puede ser buena para ti. Porque, si tomamos una decisión basándonos en el criterio de otro, solamente por complacerlo, no estamos siendo completamente sinceros con nosotros mismos.

 

Por ello te recomendamos que, ante una situación así, recuerdes esto: la decisión de vivir la castidad debe ser libre. Quizá otra persona pueda motivarte a dar el paso, pero no lo hagas solo por complacerla. Aprovecha para investigar, indagar, conocer y entender realmente qué es y cómo puede ser beneficiosa para ti.

 

* * *

 

Aunque aquí te presentamos los 5 “No” de la castidad, en el fondo todos ellos conducen a un “Sí” rotundo: “Sí” a vivir plenamente nuestra sexualidad. Esperamos que este año 2021 sea para ti una nueva oportunidad para profundizar en el amor. Recuerda que puedes seguirnos en nuestras redes en: @sexualiadycastidad, donde estamos constantemente compartiendo contenido.

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