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Estar enamorado es bueno, pero no es lo mejor

Estar enamorado y amar no son lo mismo. Aunque el mundo actual, los libros, las novelas, las series y las redes sociales nos hayan hecho creer que es así, la realidad es que están muy equivocados.

 

Confundir estar enamorado con amor es un terrible error, que trae consigo consecuencias nefastas. Sobre todo, cuando son muchos los jóvenes que creen firmemente en esta idea y que basan sus relaciones afectivas en ella.

 
 

El sentimiento

 

Veamos lo que dice C.S. Lewis, en su obra Mero cristianismo, de 1952 (Libro III: “El comportamiento cristiano”).

 

Lo que se llama “estar enamorado” es un estado glorioso y, en varios aspectos, bueno para todos nosotros. Nos ayuda ser generosos y valientes, nos abre los ojos no solo a la belleza del ser amado, sino a la belleza toda, y subordina nuestra sexualidad meramente animal.

 

Sin embargo, estar enamorado es un sentimiento, un sentimiento noble, pero no deja de ser un sentimiento. Y no se puede pretender que ningún sentimiento perdure en toda su intensidad…, ni siquiera que perdure.

 

El conocimiento puede perdurar, los principios pueden perdurar, los hábitos pueden perdurar. Pero los sentimientos vienen y van. Y, de hecho, el sentimiento de “estar enamorado” no suele durar.»

 

El amor

Lewis, en la misma obra, continúa:

 

«El amor, en cambio, no es meramente un sentimiento: es donación, una profunda unidad mantenida por la voluntad y deliberadamente reforzada por el hábito, y más reforzada aún—en el matrimonio— por la gracia que ambos cónyuges piden y reciben de Dios. Ellos pueden sentir este amor el uno por el otro incluso en los momentos en que no se gustan.»

 

Es un misterio y un proyecto, un proyecto en el cual dos voluntades se dan un sí y se repiten día a día ese sí. Así se forma una reciprocidad basada en la virtud, el servicio y la entrega. Se establece una vida en común, y eso es algo difícil de mantener con el mero sentimiento. ¡Se necesita una respuesta! Una respuesta que sólo el amor puede dar.

 

La realidad

 

Ahora que se aclaró esto, es necesario precisar que dejar de “estar enamorados” no necesariamente implica dejar de amar. Usar ambos términos en los contextos adecuados hace que podamos entender las distintas etapas que comprenden el amor humano.

 

Lewis afirma:

 

Efectivamente, el “estar enamorados” y el amor son igual de importantes. “Estar enamorados” los llevó primero a prometerse fidelidad; este amor más tranquilo les permite guardar esa promesa. Es a base de este amor como funciona el matrimonio: estar enamorados fue la ignición que lo puso en marcha.

 

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