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Esperar vale la pena

Seamos sinceros, esperar cuando queremos algo no es fácil. No conocemos ninguna persona que espere muy tranquilo que la comida llegue a su mesa cuando está hambriento, o que disfrute un largo viaje de 12 horas en avión cuando está ansioso por llegar a su destino.

¡Es muy difícil! Sobre todo, si llevamos la espera a la castidad, donde dos novios que se aman deciden esperar hasta el matrimonio para entregarse por completo. Pero es posible y vale mucho la pena porque te ayuda a valorar profundamente las relaciones sexuales y, sobre todo, porque te prepara para un amor libre de uso.

¡Hay tantas cosas lindas y provechosas que pueden ocurrir en la espera! Por eso, queremos compartir contigo 7 razones de por qué esperar vale la pena.

1. Ayuda a discernir mejor

El noviazgo es una etapa de discernimiento, cuyo siguiente paso puede ser la etapa de compromiso con miras al matrimonio o simplemente terminar la relación para tomar caminos distintos.

Cuando no hay un lazo fuerte ocasionado por la relación sexual, es más fácil discernir si vale la pena seguir juntos. El amor no es un sentimiento: es una decisión. Elijo libre y conscientemente amarte con lo que me gusta de ti y también con lo que no me gusta tanto.

En el discernimiento entra también la complementariedad. Ser compatibles no quiere decir que debamos ser idénticos, sino caminar en la misma dirección en los ámbitos importantes de nuestra vida.

El proceso de compartir el camino del noviazgo implica conversaciones profundas sobre la vida, tardes con la familia, o incluso noches de videojuegos. En estos espacios nos damos cuenta si somos compatibles de manera espiritual, intelectual, emocional y corporal. En este sentido, las relaciones sexuales pueden dificultar este discernimiento debido al apego que suscitan.

2. Fortalece la paciencia

Gracias a la espera, comenzamos a vivir de manera paciente y profunda nuestra sexualidad. Pero lo increíble de esto es que la paciencia adquirida se expande a todos los ámbitos de la vida. La prueba ejercita la paciencia, la paciencia nos hace madurar, y la madurez aviva la esperanza de llegar juntos algún día al matrimonio.

3. Fortalece el respeto

La espera además fortalece el respeto. No nos referimos solamente al respeto en lo corporal, sino también en lo verbal y lo psicológico. La castidad es una virtud que ayuda a no instrumentalizar a la otra persona como un potencial objeto, y se vive en todas las dimensiones del ser humano: corporal, social, espiritual, intelectual y psicológica. Respetar a la otra persona en lo físico me ayuda a respetarla también en los demás ámbitos. Me permite reconocer que la otra persona tiene una dignidad y debo velar por ella.

4. Nos ayuda a conocer otras maneras de amarnos

No todos expresamos amor de la misma manera. De hecho, preferimos recibir amor de ciertas maneras y no de otras. Gracias a Los 5 lenguajes del amor, de Gary Chapman, descubrimos que Bárbara se siente amada cuando es escuchada o cuando hacemos planes solo los dos para ir al cine, comer helado, o simplemente pasear hablando de la vida. En cambio, Gabriel es más de sentirse amado en esos pequeños actos de servicio como estar pendiente de él, prepararle una comida, servirle un vaso de agua o ayudarlo en algo que necesite.

Si te das cuenta, no solo se ama con cartas, chocolates, globos, besos o un acto sexual. Cada persona tiene una manera única de demostrar y recibir amor. El noviazgo —sobre todo viviendo la castidad— es una bonita oportunidad para explorar otras maneras de expresar afecto.

5. Nos ayuda a salir de nosotros mismos

Una ‘espera’ que implique cerrarme a mis sentimientos o reprimir mis deseos —no solo sexuales—, no se puede llamar castidad. La castidad implica pensar en el bien de la otra persona de manera integral: cuerpo y alma.

La castidad requiere ponerme verdaderamente en los zapatos del otro. ¿Entiendo su situación personal? ¿Soy capaz de escuchar? Recuerda que el proceso de vivir la castidad no es igual para todos. Lo que para ti puede parecer fácil, para la otra persona puede ser una cruz pesada.

6. Fortalecerá la estabilidad de un futuro matrimonio

Muchas veces se piensa que no hay pruebas suficientes que demuestren que la castidad tenga algún beneficio más allá de cuestiones espirituales o emocionales. Sin embargo, lo cierto es que estudios estadísticos han indicado que aquellas parejas que esperaron hasta el matrimonio tuvieron una mayor estabilidad estando ya casados. Tuvieron además mayor satisfacción y una mejor calidad en las relaciones sexuales en comparación con aquellas que no esperaron (1).

Otro estudio realizado en Estados Unidos encontró que las mujeres que permanecen vírgenes hasta al matrimonio tienen una tasa de divorcio menor (2).

7. Fortalece nuestra relación con Dios

Este es un punto importante para los que somos creyentes. La oración ha sido fundamental en nuestra espera.

Nuestra decisión de esperar parte principalmente de conocer el plan de Dios en nuestra vida y de querer hacer su voluntad con alegría. Nos hemos encontrado con que los puntos anteriores van de la mano de la fe. Escalar un poco todos los días para ser virtuosos en la castidad, nos ayuda a parecernos un poquito más a Él.

* * *

Hay muchísimas razones por la que la espera vale la pena, pero por ahora solo te compartimos estas 7.

Siempre decimos que todo es un proceso, donde se vale caer para aprender y fortalecerse. Pero más aún se vale levantarse. La espera valdrá la pena, y todo lo que crecieron juntos para vivir el sacramento del matrimonio, también. ¡Así que mucho ánimo!

Para alguna pregunta, puedes contactarnos a través de nuestra cuenta de Instagram: @sexualidadycastidad.

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(1) Compatibility or Restraint? The Effects of Sexual Timing on Marriage Relationships. Dean M. Busby, Jason S. Carroll, and Brian J. Willoughby. Brigham Young University.

(2) Counterintuitive Trends in the Link Between Premarital Sex and Marital Stability. Nicholas H. Wolfinger.

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