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¿Cómo vivir el Adviento en el amor y la esperanza?

Cada acto a futuro que esperamos lograr, obtener o hacer tangible viene ligado a la esperanza. Es gracias a la esperanza que tenemos la confianza de saber que ese día llegará y se hará visible.

 

Es así también el Adviento, este tiempo de espera, está muy relacionado y tocado por la esperanza, aquella que nos consuela y nos da la fortaleza que necesitamos para seguir en vela. Pero, ¿qué es el adviento?, muchos ya sabemos que es ese tiempo de conversión que nos invita a esperar la noticia más grande de la historia: el nacimiento del Emmanuel, el hijo de Dios.

 

Y, tomando en consideración lo importantes que son el amor y la esperanza en esta época, habría que reflexionar acerca de lo que significan hoy en nuestra vida. ¿Le estamos dando la importancia que verdaderamente merecen? Es que, si volteáramos a ver cuántos desánimos, fragilidades, decepciones, caídas y momentos de rendirse a la hora del trabajo espiritual, apostólico y familiar tenemos, no encontraríamos otra causa más certera que la falta de esperanza. Porque cuando perdemos el amor y la esperanza, perdemos el horizonte de cara al futuro. Y eso es lo acaba por hundir al alma en sí misma y le impide mirar hacia el cielo, mirar hacia Dios.

 

#1 Jesús es el protagonista

 

Normalmente, con el transcurrir de los años se ha perdido el sentido verdadero de esperar con todos nuestros sentidos la venida del niño Jesús. Estamos enfocados en las cosas temporales como los regalos o la decoración de la casa. Incluso si googleas “Navidad”, lo primero que sale es Santa Claus, un personaje irreal que puede dañar lo que verdaderamente debemos esperar, si no sabemos reconocer la diferencia entre una historia inventada y una historia verdadera. Porque Santa solo te dará regalos si te portaste bien; en cambio, Jesús te ofrece todo lo contrario: el perdón y la salvación, aunque seas un pecador. Por eso Jesús debe ser siempre el centro de tu vida.

 

#2 Vivir con lo justo y necesario

 

Luego de atravesar un acontecimiento mundial como la pandemia, que cambió muchísimo nuestras maneras de vivir, hoy debemos ser agradecidos por lo que tenemos y aprender a vivir con sencillez lo que se nos ha dado. Ya sea con tu familia y amigos o con todo aquel que te rodea. Una manera especial de vivir este tiempo de espera es compartir, de preferencia, lo que te cueste: tu tiempo, algo que te gusta… Jesús vino para servir, no para ser servido.

 

#3 Realiza obras de misericordia

 

Ser misericordioso es compartir nuestras miserias del corazón. En este tiempo, enfócate en ser imagen y semejanza de Jesús. ¡Y qué mejor ejemplo de servicio que dar la vida por los demás! Puedes armar un pequeño calendario con acciones sencillas para realizar, siendo un reto cada día para que esa espera sea consciente. Vivir con alegría las obras te ayudará a mantener la esperanza de una civilización fundada en el amor. Ofrece el mejor regalo, que es tu vida.

 

#4 Actitud de escucha

 

Tengamos este tiempo para interiorizar lo que estamos haciendo con nuestra vida, para ver si estamos en la misma dirección que Jesús, si estamos caminando junto a Él. Seamos como María, que escucha con serenidad y apertura para hacer lo mejor para su vida. Tengamos ese espacio de diálogo que nos hace tanta falta: hay que dejar los ruidos que no sirven en tu camino, y escuchar con amor lo que Jesús vino a decirte: eres la creación perfecta y una buena noticia para los demás.

 

* * *

 

Recordemos vivir el Adviento en el amor y la esperanza. Reflexionemos: si Cristo es mi esperanza, ¿qué me falta para alcanzarlo? La esperanza se convierte en aguijón, en resorte dentro del alma para que uno pueda llegar a obtener lo que espera. Nosotros anhelamos alcanzar el cielo, estar con Cristo, permanecer en Él.

 

Es necesario que en nuestras vidas exista esperanza, pues cuando sé hacia dónde me dirijo, eso me muestra también lo que me falta para lograr alcanzarlo. Por eso la esperanza se convierte no en una especie de resignación o de ganas de hacer algo, sino en un fermento dentro del alma. Ese fermento necesario para expandir nuestro amor por toda la tierra, aquel que se hace uno con Cristo en la comunión de la espera de su llegada.

 

Aférrate a la esperanza de saber que Cristo llega, y llega a tu vida para quedarse.

 

Atte.,

Los Compis.

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