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Día: noviembre 23, 2023

Los cinco mejores afrodisíacos

Hace poco estaba en una sesión sobre el matrimonio, impartida por el profesor de bioética Fernando Trullols, médico de Barcelona. La conversación giró en torno a cómo el reconocimiento de la fertilidad y su uso como medio de planificación familiar con los métodos naturales en el matrimonio podía resultar un gran bien. Al final, en toda pareja existen por diversas razones tiempos de abstinencia. ¿Quién tiene relaciones sexuales todos los días? La diferencia radica en por qué o cómo se viven esos periodos de abstinencia. No es lo mismo que se deban al cansancio, la dejadez o al deseo de evitar un embarazo. Así, esta diferencia se cimenta en cómo se enfoque la vivencia de la sexualidad.

La cuestión, y esto es lo que me gustaría compartir con los lectores de Ama Fuerte, es que todo matrimonio necesita crear ritos y eliminar rutinas. Y los métodos naturales son un buen medio para crear nuevas conquistas que respetan tanto la fisiología, como la psicología, a la persona en su totalidad. Claro que esto conlleva un esfuerzo: el amor es exigente y la entrega que supone dar tu vida por el cónyuge es un camino de conversión constante.

Para crear estos ritos en el matrimonio contamos con cinco grandes aliados para que, en nuestro camino, el amor conyugal no se reduzca a algo tedioso. Estos cinco ingredientes pueden convertirse, así, en los mejores afrodisíacos:

#1 Tiempo para crecer

No todo sucederá en un instante, vivimos en un continuo crecimiento. Así, es necesario que cada cónyuge dedique tiempo a cultivar su espíritu, y también, a cuidar su cuerpo. En el matrimonio entregamos nuestra persona, queremos dar lo mejor de nosotros mismos. También, se acrecienta el amor con la lectura de textos que nos faciliten comprender poco a poco las bases del verdadero amor humano, como la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II, un tesoro que lo muestra de forma muy actual.

#2 Tiempo para dedicar a nuestra pareja amada

La dedicación a nuestro cónyuge quizá sea una de las cosas más costosas, pero más gratificantes. Pensar en el otro, mostrar lo que sentimos y necesitamos, compartir planes y proyectos, ilusiones, tristezas, alegrías y retos. Solo nos entendemos hablando y expresándonos en el diálogo. El libro Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus resulta revelador, para muchas parejas, con respecto a este punto. Es crucial descubrir cómo somos, qué esperamos, cómo nos afectan las diferentes circunstancias para no separarnos por un muro que puede crecer sin apenas darnos cuenta.

#3 Generosidad para buscar las maneras de que la relación mejore

Siempre hay puntos para mejorar, defectos que nos ayudan a pulir las virtudes. Me gusta pensar al matrimonio como un constante cambio de ruedas. A veces gastamos las que tenemos porque solemos vivir manejando a toda prisa. En estos casos, simplemente, nos ayuda parar y renovar estas cubiertas por unas nuevas, y renovarlas juntos.

#4 Paciencia para entender nuestras diferencias

Por ejemplo, en lo que respecta a la vivencia de la sexualidad: ¿sabíais que la mujer puede tener un orgasmo emocional que percibe con igual satisfacción que uno físico? El hombre y mujer no vivimos del mismo modo las relaciones sexuales, aunque intentamos buscar en nuestro vínculo la igualdad entre los dos. Este es uno de tantos aspectos de la vida conyugal en los que vemos que nuestras formas de experimentar son distintas.

#5 Cariño y ternura en nuestras relaciones, no solo en las sexuales

La forma en la que nos hablamos y nos cuidamos es enormemente importante. Mantener las brasas permanentemente implica un esfuerzo, pero asegura un encender el fuego con éxito. Las relaciones sexuales mejoran cuando existe una vida compartida, cuando se comparten, día a día, los pequeños detalles. La ternura es la demostración más desinteresada de amor que existe y percibirla en los gestos del cónyuge nos hace sentirnos profundamente queridos.

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En definitiva, el matrimonio es un reflejo del amor de entrega que debemos cuidar en todos los sentidos, cuando nos encontramos ausentes el uno del otro y en la forma de obedecernos humildemente. En el matrimonio somos dos personas que nos damos el uno al otro, no como posesión, sino como donación. El matrimonio es un camino de reconquista que andamos juntos, de la mano.