El éxito de la serie Sex Education radica en la gran necesidad que tiene la sociedad, sobre todo adolescente y joven, de recibir este tipo de contenido. La educación sexual se imparte con nuestro consentimiento o sin él, en una búsqueda voluntaria. Puede que nos choquemos con ella, a través de la socialización sexual. También, mediante amigos. Nos la encontramos en los medios de comunicación y, por ende, en las experiencias ajenas, no solo en las vivencias propias.
La sexualidad es una ciencia aprendible y, tal como otras conductas, es posible de ser educada. El Dr. Gindin sostiene que “en el hogar y en la escuela, nuestros padres y maestros probablemente se han preocupado por enseñarnos todo lo necesario para la vida, pero no a hacer el amor”.
¿Podrá esta serie ser una fuente de enseñanza y educación para la sexualidad? ¿Contiene todo lo necesario para el sano desarrollo y disfrute del sexo? Analicemos desde estos interrogantes, el rodaje. Adelantemos dos alertas:
1. Alerta Spoiler.
2. Sexo sin amor es instrumentalización del ser humano.
Sex Education
La serie es una comedia dramática británica que se estrenó en Netflix en 2019. La trama sigue a un adolescente llamado Otis Milburn, quien vive con su madre, una terapeuta sexual. Otis se une a su amiga Maeve Wiley para abrir una clínica de terapia sexual en su escuela secundaria. Toma el rol de su madre, pero con sus compañeros de escuela. Es, entonces, una serie de aventuras y desventuras.
A través del protagonista se muestra la vida de un adolescente con una madre sexóloga, liberal y progresista; quien tendrá que lidiar con su descubrimiento sexual, la hiperliberación de su madre y su vida en la secundaria. La serie posee una mirada del sexo desde la genitalidad y el placer físico. Esta perspectiva está desarraiga totalmente del amor. Carece de límites morales y espirituales.
Es muy valiosa y está bien lograda la visualización del respeto por la diversidad sexual. No obstante, termina siendo una idea incompleta, porque jamás se cuestiona o se intenta mostrar la historia de una persona con disforia sexual. Se pierde el valor humano y se estandarizan tipos de vivencias.
Al aborto, lejos de mostrar e intentar resolver causales, se lo presenta como algo normal dentro de la vivencia de la sexualidad. No se abordan las consecuencias ni psicológicas, físicas ni emocionales. Cada mujer y hombre tiene derecho a conocer verdades y no ideologías.
Carencia al desnudo
Muestra la falta de capacitación de maestros y directivos para responder a situaciones relacionadas con la sexualidad de adolescentes que están pidiendo a gritos con sus actitudes tener referentes que los puedan guiar.
Estamos frente a una generación que posee la virtud de preguntar, cuestionar y demandar aquello que necesita. Queda en evidencia la poca eficiencia en responder a esta demanda.
Nos encontramos frente a adultos referentes para los adolescentes que se sienten incómodos o no poseen las herramientas necesarias para brindar seguridad en materia de educación sexual. Esto es un llamado a, como adultos, ser proactivos en generar espacios de enseñanza cotidianamente y desde temprana edad.
La educación sexual es necesaria
La idea de sexualidad sana se relaciona con el conocimiento y no con la ignorancia. La ausencia de una adecuada educación sexual, el desconocimiento de técnicas amatorias, la falta de prevención de disfunciones sexuales, la permanencia mitos y tabúes solo conducen a la desdicha.
Sexualidad implica mucho más que sexo, mucho más que genitalidad. No proveer educación sexual es privar a las personas de la felicidad plena. La educación sexual crea convicciones para tomar decisiones responsables. Otorga confianza en sí mismo. Satisface el deseo de conocer. Sosiega la curiosidad. El conocimiento es la base sobre la que se construyen criterios que posibilitan relaciones sanas, saludables, en respeto y amor.
¡La educación de la sexualidad es para el amor!
La sexualidad es el medio a través del cual se expresa el amor. La unión de dos cuerpos no puede por sí misma producir amor. La sexualidad sólo puede expresar un amor ya existente.
La educación sexual debe ser enfocada en una perspectiva que integre todos los aspectos que contribuye a la persona, es decir, biológica, psicológica y espiritual, siempre tomando de base el amor. El doctor W. Masters, en una de sus conferencias, hace la siguiente pregunta: “¿Qué lugar tiene el amor en la sexualidad?”. Y él mismo responde: “tener sexo sin amor es como hacer gimnasia o cualquier actividad física”.
El sexo sin amor, solo por placer, el sexo del “donde lo busco, lo obtengo”, para satisfacer una necesidad placentera, genera dopamina. Esta es la hormona del placer. Posteriormente al sexo sin amor se experimenta un tipo de vacío asociado a síntomas de depresión.
En cambio, el sexo con amor genera ganas de construir. Mejora la autoestima. Fortalece la relación de pareja.
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La nueva tendencia, la educación sexual progresista, que predica la libertad, solo trae esclavitud. Atrae esclavos del placer físico que sacia una sed momentánea del cuerpo y deja huecos en el alma. Se necesita mucho más que aprendizaje sobre disfunciones sexuales, mucho más que juegos eróticos y enseñanzas superficiales.
Detrás de múltiples actos sexuales con muchas personas lo que en realidad se busca es un poco de amor. Detrás de la hipersexualización, de prácticas sexuales inmorales, de prácticas peligrosas y carentes de amor, lo único que se persigue es atención.
Separar la sexualidad del amor es separar elementos esenciales del mismo. La pareja debe estar enriquecida tanto en la sexualidad como en el amor. Ambos, sexualidad y amor, nutren y fundamentan.
El sexo fue creado para la reproducción, para el placer y para la autoestima. El sexo sin amor, provoca, quizás, una fecundación, o unos minutos de placer, pero jamás aporta a tu autoestima porque no posee amor verdadero.
El amor verdadero entiende el sexo como la entrega absoluta donde el único objetivo es brindar placer al otro, fundirse en un solo ser y expresar amor, respeto y cuidado. Y es en este, en el amor verdadero, en lo que tenemos que ser expertos. La educación tiene que ser para el amor.