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Masturbación, ¿qué dice la ciencia?

En las últimas décadas, la masturbación ha ido dejando de ser un tema tabú envuelto en una serie de mitos supersticiosos. Tuvo una visión más positiva que parte de una consideración de la sexualidad alejada del fin procreativo. Con ello, se construyó mitos con supuestas bases científicas. 

¿Es en realidad la masturbación un acto saludable e, incluso, beneficioso y aconsejado? Argumentos provenientes de distintas ciencias nos hacen ver lo contrario. Recordemos que nuestra visión es la del ser humano integral, como un todo de cuerpo, mente y alma. ¡Veamos!

La química hormonal

La norepinefrina, la epinefrina y el cortisol (hormonas del estrés) se liberan en respuesta a amenazas (materiales o psicológicas). Estas hormonas impulsan la reacción de lucha o huida. 

Las endorfinas (hormonas de la tranquilidad) ayudan a controlar el estrés y el dolor al promover la absorción de las anteriores. Además, tenemos un sistema de recompensa en el cerebro a través de la dopamina (hormona del placer). Por eso, cuando logramos algo nos sentimos bien y queremos repetirlo, para volver a experimentar esa sensación. 

También, contamos con la serotonina (hormona del bienestar), que estabiliza nuestro estado de ánimo. Estas hormonas se liberan en el orgasmo y la excitación previa, ayudando a reducir los niveles de las primeras tres.

No obstante, la protagonista sea la oxitocina, la hormona del amor, responsable de los sentimientos de afecto, confianza, empatía. Está asociada, a su vez, con la relajación y la satisfacción vital. La oxitocina, además, tiene un papel en el comportamiento social, la reproducción, el parto y su período posterior. Durante la actividad erótica, se libera y estimula una mayor producción de esta hormona, aumentando el deseo sexual. 

Existen estudios que muestran incrementos en los niveles de oxitocina en el orgasmo, tanto en hombres como en mujeres. Sin embargo, se ha demostrado que los afecta de manera diferente. Ellas responden más a estímulos sociales en la fase de excitación, mientras en ellos los niveles de oxitocina permanecen sin cambios, y aumentan posteriormente a la eyaculación.

El amor propio

Al ser la masturbación un acto solitario, está directamente relacionada con el amor propio y el sentido de la autodignidad. Se trata, así, el cuerpo como un objeto de placer o de desfogue cuando el organismo busca obtener las hormonas y no encuentra una forma más rápida y de bajo costo emocional en un corto plazo. 

Existen estudios que señalan que la masturbación está relacionada con una baja autoestima, con ansiedad, con depresión y con una carencia de habilidades en la interacción social. Deviene, entonces, en una falta de respeto hacia uno mismo. Se convierte en un círculo vicioso, porque busca el equilibrio hormonal a través de un acto compulsivo.

La capacidad relacional

La masturbación se conecta con la falta de habilidades para relacionarse. Aumenta la ansiedad social. Esto afecta negativamente la intimidad emocional y física en pareja. Va en contra de la naturaleza humana, ya que la sexualidad se refiere a la unión íntima en el acto marital. Se refiere a la muestra de amor y cuidado mutuo. 

La masturbación puede crear un sentido de separación y aislamiento, centrado solo en el placer personal sin compromiso amoroso. Esto puede llevar a una desconexión emocional en las relaciones sexuales. También, a una adicción psicológica al obtenerse las hormonas necesarias sin las exigencias sociales que conlleva el acto de pareja.

La pornografía

En muchas ocasiones, la masturbación busca estímulo en la pornografía. Durante siglos, el ser humano ha usado esta fuente para autocomplacerse cuando el contacto físico o la imaginación ya no son suficientes debido a la tolerancia tras una actividad compulsiva. 

La pornografía tiene dos consecuencias desastrosas: 1. daña al individuo que buscará contenido cada vez más extremo para excitarse, y 2. le distorsiona la percepción de la persona y la sexualidad. La consecuencia más grave, no obstantes, es que la pornografía alimenta una industria basada en el abuso, el tráfico y la degradación de los seres humanos.

La adicción

Se suele pensar que solamente nos podemos volver adictos al consumo de sustancias. No. También somos capaces de caer en adicciones conductuales o psicológicas. 

La masturbación se convierte en una de ellas: la gratificación instantánea activa los centros de recompensa del cerebro desencadenando conductas compulsivas. El uso repetido de la masturbación para manejar respuestas emocionales negativas puede agravar esta adicción. 

La falta de relaciones sexuales saludables es capaz de llevar a una pérdida de confianza en uno mismo y una mayor dependencia en la masturbación. Las adicciones conductuales pueden ser comparables a las adicciones a sustancias. El adicto busca constantemente experimentar sensaciones de placer cada vez más intensas y sufriendo efectos de abstinencia. Todo esto influye en el rendimiento del individuo y sus relaciones.

Efectos en el cuerpo

La masturbación frecuente afecta negativamente la salud a largo plazo. Causa problemas como eyaculación precoz, disfunción eréctil y pérdida de libido. 

La masturbación compulsiva, por el efecto de tolerancia, provoca conductas de riesgo al buscar formas de excitación antihigiénicas o lesivas. 

Estudios recientes, también, asocian la masturbación excesiva con mayor riesgo de cáncer de próstata.

El yo trascendente

La masturbación afecta la espiritualidad de la persona. Según la antropología personalista, el ser humano busca la realización en su relación con Dios. La masturbación interfiere en esta dimensión espiritual. 

Aleja al individuo de su camino hacia el Ser Supremo: promueve una sexualidad desconectada del plan divino de la unión de la pareja y la apertura a la vida. Al generar una autoimagen cada vez más pobre y aislada, el individuo tiende a olvidar su esencia trascendente.

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Si existiera una persona que no tuviese heridas que sanar, ni vacíos que llenar, este acto solitario terminaría propiciando consecuencias físicas, mentales y espirituales, negativas, a largo plazo. 

En lugar de buscar gratificación sexual a través de la masturbación, es importante tener una visión sana de la sexualidad. También, una valoración personal realista que acuda a recursos positivos que generen las hormonas de la felicidad (ejercicio, música, fomentar la amistad, cultivarse y formarse, etc.). 

Para superar dificultades emocionales y adicciones, busca ayuda profesional y dirección espiritual. Encuentra prácticas sexuales saludables dentro del compromiso marital y fundadas en el amor propio.

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