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¿Es posible la amistad entre varón y mujer?

Amigos, en el sentido amplio de la palabra, podemos tener muchos. De hecho, a veces somos demasiado generosos con el empleo del término y nos aventuramos a usarlo demasiado rápido. Así, hablamos de nuestros amigos del colegio, de la universidad, del trabajo, del deporte, etcétera. Y en sentido estricto, no todos ellos realmente son nuestros amigos.

 

Solemos emplear, en cambio, la expresión “buenos amigos” para referirnos a esos amigos que valen, a esos amigos con los que realmente podemos contar, a aquellos que siempre van a estar. Es decir, amigos en el sentido pleno del término.

 

Dicho esto, ¿es posible una amistad entre varón y mujer? Es decir, ¿es posible que un varón y una mujer sean buenos amigos o mejores amigos sin que haya una relación sentimental de por medio?

 

Para responder estas preguntas, me gustaría hacer cinco consideraciones que hay que tener en cuenta en la amistad entre varón y mujer.

 

#1 Si hay cercanía, los sentientos van a surgir

 

Cuando un varón y una mujer empiezan a compartir aspectos íntimos de su vida en plan de amistad, es muy probable que los sentimientos surjan. Esto puede ocurrir en alguno de ellos o en ambos. Sin embargo, esto no quiere decir que que haya que intentar una relación.

 

El cariño naturalmente surge cuando los amigos empiezan a pasar más tiempo jutos y comparten aspectos de su vida. Ese cariño puede ser muy parecido al enamoramiento, pero no necesariamente quiere decir que uno se esté enamorando de la otra persona.

 

#2 Deja madurar los sentimientos antes de compartirlos

 

Como ese sentimiento de cariño que naturalmente empieza a surgir en la amistad se puede confundir con el enamoramiento, es importante dejar que ese sentimiento madure antes de hacer algo al respecto. En otras palabras, si uno cree que se está enamorando de la otra persona, no es prudente decirlo de inmediato.

 

Con el tiempo, ese sentimiento se irá definiendo y se podrá ver si es un cariño de amigos o si se trata de algo más. En los momentos en los que las cosas todavía no están calras es importante evitar acciones que puedan incrementar la confusión. Por ejemplo, excesivas manifestaciones de afecto, pretensiones de exclusividad, búsqueda de aislamiento y soledad con el otro, escenas de celos, etcétera. Hay que evitar aquello que, en la práctica, haga que los amigos empiecen a vivir situaciones propias de una relación de pareja.

 

#3 Busca objetividad para interpretar las “señales”

 

Puede que después de un discernimiento uno se dé cuenta de que realmente se está enamorando de la otra persona. Cuando esto ocurre, uno puede querer confesar lo que siente. Sin embargo, el riesgo de esta opción es que, si el sentimiento no es correspondido, muy probablemente la amistad no continúe siendo igual.

 

En ocasiones, uno trata de cerciorarse de los sentimientos de la otra persona lanzando indirectas, o tratando de interpretar “señales”. Bueno, con esto hay que tener mucho cuidado. Las indirectas no siempre transmiten el mensaje deseado. Además, uno interpreta las señales que cree ver en el otro pasadas por el filtro de sus propios sentimientos, lo cual puede llevar a conclusiones que no se corresponden con la realidad.

 

En este punto, para mantener la objetividad, uno puede pedir consejos. Pero estos se deben pedir a alguien mayor, más experimentado, que nos conozca —y, de ser posible, también a la otra persona— y que sepamos que realmente busca lo mejor para nosotros.

 

#4 La amistad no puede ser un “premio consuelo”

 

Cuando uno se enamora de la otra persona y sabe que ese sentimiento no es compartido, lo mejor es tomar cierta distancia. Uno puede saber que el otro no está interesado en una relación porque lo comunica de manera explícita diciendo que el sentimiento no es compartido. O puede ocurrir también de manera implícita, por ejemplo, cuando la otra persona empieza a salir con alguien más y empiezan una relación. Así, uno termina conviertiéndose en el “pañuelo de lágrimas”. Cuando esto sucede, ¿se puede seguir intentando una amistad?

 

Cuando uno usa la amistad para tener algo que de otra manera no podría tener, deja de haber amistad. La amistad supone que uno busca lo mejor para la otra persona de manera desinteresada. En cambio, el hecho de mantener la “amistad” queriendo en realidad “algo más” es una forma de mantener vivos esos sentimientos que no pueden ser satisfechos de la forma que uno quiere. Ya no se busca el bien de la otra persona, sino el propio bien.

 

Pero, ¿no podría haber un auténtico desinterés? Es decir, uno trata de buscar realmente lo mejor para la otra persona manteniendo la amistad al costo de sacrificar los propios sentimientos. Se ama a la otra persona en secreto, y se mantiene la “amistad” sabiendo que el amor no será correspondido. Bueno, esto no es saludable para uno, pues el contacto con la otra persona hará que los sentimientos sigan manteniendo su fuerza. Y manteniéndose “enganchado” con la otra persona, uno se priva de la posibilidad de vivir auténticamente un amor de pareja con alguien más. El que realmente ama sabe cuándo es el momento de dejar ir.

 

#5 Si la otra persona está con alguien más, hay que dejarle su espacio

 

Puede que uno descubra que el sentimiento que tiene hacia la otra persona es de una auténtica amistad. No hay enamoramiento. ¿Esta amistad puede mantenerse cuando la otra persona empieza una relación con alguien más?

 

Por supuesto que la amistad puede mantenerse. Sin embargo, las expresiones de esa amistad naturalmente tendrán que ser distintas. Ya no podrán pasar tanto tiempo juntos, hablar tantas horas, ni compartir las mismas cosas con tanta frecuencia. Esto es lo normal, y es saludable aceptarlo.

 

Ahora bien, a medida que el tiempo pasa y la relación se va tornando más seria, lo natural es que la pareja de uno se convieta en su mejor amigo. La amistad se basa en esa mutua búsqueda del bien del otro que se da sobre la base de algo que se comparte. Y en una relación de pareja, poco a poco se va compartiendo con más intensidad la propia vida. Esto establece la base de la más fuerte amistad, la cual encontrará su forma definitiva en el matrimoio.

 

* * *

 

A modo de síntesis, la amistad entre varón y mujer sí es posible. Sin embargo, una buena amistad es difícil de lograr por el riesgo de que los sentimientos se confundan. Ahora bien, cuando ambos tienen las cosas claras y se llega a establecer una buena amistad, esta enriquece enormemente la vida de ambos.

 

El autor de este artículo es el director general de Ama Fuerte. Puedes contactarlo en su cuenta de Instagram: @daniel.torrec.

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