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Check list para tu matrimonio

Muchas personas anhelan compartir su vida con alguien. Esto sucede porque, como dijo San Juan Pablo II, la persona tiene una vocación universal al amor, a experimentar ser amado y llamado a amar.

El ideal

Muchas personas anhelan compartir su vida con alguien. Esto sucede porque, como dijo San Juan Pablo II, la persona tiene una vocación universal al amor, a experimentar ser amado y llamado a amar. 

La mayor expresión de amor humano como imagen del amor divino se da en el sacramento del matrimonio. En este contexto varón y mujer brindan la voluntad expresa que querer compartir un proyecto de vida en común. 

La realidad 

La realidad es que son pocos los tienen esta visión del amor. Aunque muchas personas desean formalizar una relación y dar el siguiente paso, no hay claridad en la visión de lo que verdaderamente es el matrimonio y lo que este implica. De muchas de estas parejas se podría decir que entran a la iglesia solteros y salen de ella igual de solteros como entraron. 

¿Qué está sucediendo?

Lo que está sucediendo es verdaderamente preocupante, la sociedad del consumo ha hecho que el matrimonio forme parte de un check list de cosas o actividades que uno tiene que hacer en la vida. Algo así como ir a la universidad, conseguir un trabajo, comprar una casa y un carro, etc. 

Se ha puesto la figura del matrimonio como algo que sí o sí se debería de hacer en algún momento determinado de la vida. Incluso en el ámbito más espiritual también se comete ese error. Es una elección por descarte que más o menos sigue esta lógica: “si no es una es la otra”. Por lo tanto, si no tengo vocación a la vida religiosa es porque tengo vocación a la vida consagrada o al revés. Esta lógica es, simple y llanamente, un error fatal. 

La vocación

El matrimonio no es parte de una lista de cosas que se tiene que hacer en la vida y tampoco es la “otra opción” de los caminos que se tienen. Se trata, en cambio, de una vocación y como tal es única en cada uno. 

No me tengo que casar porque “ya me toca”, porque “se me va pasar el tren” o porque “es lo que todos hacen”. Me tengo que casar porque particularmente sentí el llamado al matrimonio y en él voy a encontrar mi camino a la santidad. 

Los llamados

Es necesario aclarar que no todas las personas están llamadas a una vida matrimonial. Muchas personas se terminan casando sin sentirse llamados de manera particular a esa vocación. Y esto no conduce sino al fracaso.

Una manera efectiva de poder evitar este tipo de problemática es formarse, presupuesto básico para un buen discernimiento y, sobre todo, en materia de matrimonio para aprender sobre lo qué es y de qué trata este sacramento para tomar una buena decisión, no hay acto más libre que el amar.  

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