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A mi mamá no le gusta mi pareja

Continuando con estos artículos que vengo escribiendo sobre la desaprobación familiar hacia la pareja, ahora tocaremos el tema en la adolescencia desde la perspectiva del hijo (o hija). Hablamos de una etapa de la vida llena de cambios, aprendizajes y nuevas experiencias. Una edad en la que afirmamos nuestra personalidad y —por lo mismo— muy emocional. 

Parte de esa vida emocional es el descubrimiento del enamoramiento, que suele ser una montaña rusa. Así, es muy común que al atravesar estos años empecemos relaciones de pareja que nuestros padres no aprueban. ¿Debemos, entonces, evitarlas por obedecerlos ciegamente? ¿O acaso pelearnos con ellos para mantenerlas con rebeldía? Lo saludable, como siempre, es el equilibrio. Y lo voy a poner en términos de confianza. ¡Veamos algunos consejos!

1- Confía en el amor

Si tus padres se oponen a tu relación es porque te aman. Tal vez no lo están expresando de forma correcta o no estás abierto a escucharlos, pero detrás hay un deseo de que encuentres lo mejor para ti. 

Si bien es cierto que “lo mejor” según ellos no siempre coincide con tu visión, debes aceptar que ahí hay amor. Como cuando eras chico y te alejaban de la llama de la cocina, hoy no quieren que sufras ‘quemaduras’ sicológicas.

2- Confía en el proceso

La vida es un proceso y las relaciones también lo son. Vamos creciendo no solo en lo visible, sino además en cuanto al desarrollo neuronal. Si bien la masa cerebral ha llegado a su máximo al inicio de la adolescencia, la corteza prefrontal es una de las últimas partes en madurar (alrededor de los 24 años). 

Esta área es responsable de la planificación, de establecer prioridades y la toma de decisiones. Por esto, puedes llegar a pensar que puedes ‘vivir del amor’ y mudarte con tu pareja apenas cumplas 18. Es probable que no hayas terminado de madurar como persona —ni dentro de la relación—, y eso les asusta a tus papás.

3- Confía en la experiencia

En el mismo sentido, cuando tus padres ven riesgos en tu enamoramiento, es porque han desarrollado esa capacidad de proyectar hacia el futuro, basados en sus experiencias o en las de otros. Si bien es posible que estén viendo monstruos donde no hay —por traumas personales, por ejemplo—, sí te están haciendo ver aspectos que debes tomar en cuenta, aunque sea para desmentirlos.

Con mucha más razón esa experiencia se demuestra cuando tienen argumentos sólidos. Por ello, dado el caso, puede que lleguen a buscar una ayuda externa que se los dé de una manera más objetiva —un psicólogo o un sacerdote, por ejemplo—.

4- Confía en los límites

Aprender a relacionarse implica aprender a poner y respetar límites. No solo en lo físico, sino también en lo psicoafectivo o lo espiritual, es necesario ir definiendo fronteras, y los padres saben cómo hacerlo porque así te fueron ayudando a crecer. 

Por consiguiente, tal vez necesitas aceptar los límites que te están poniendo (horarios, lugares, etcétera). Gracias a ellos irás comprobando el compromiso de tu pareja contigo y su responsabilidad afectiva.

5- Confía en tus emociones

Es cierto, lo primero que te dirán tus sentimientos es que amas a tu pareja y tus padres no quieren tu bien porque no la soportan. Sin embargo, más allá de esa primera emoción, es importante que trates de discernir si lo que sientes por ella es solo pasional. 

Tampoco deja de ser primordial la emoción que tienes por tus padres, pues te duele precisamente porque son importantes. ¿Qué te interesa que tu novio no le guste al vendedor de la esquina? Por esto hay que buscar la salida más saludable de este desequilibrio emocional.

6- Confía en tu razón

Así como el amor es un sentimiento, es también una decisión que debe tomarse día a día, evaluando lo que tienes en la relación. A tu edad, todavía no resulta claro en muchos casos, porque la emoción a veces te supera. Por esto conviene confiar en alguien que sea la voz de la razón. 

Sí, está bien oír a los amigos o a otro adolescente en una red social, pero rara vez tendrán más claridad que tú, porque quizás estén pasando por algo parecido. Una vez más, tu razón se puede ver alimentada por la experiencia de otros: hermanos mayores, tíos, profesionales y consejeros espirituales, pero sobre todo tus padres. ¿Quién te conoce mejor que ellos que han crecido junto a ti y te aman de forma incondicional?

7- Confía en el respeto

El respeto nace de los límites, y es una expresión del amor. Cuando amamos, buscamos el bien del otro, lo cual significa saber hasta dónde debo llegar. Si tu pareja te respeta, respetará tus condiciones, aunque no le gusten. 

Muchas veces son los padres los que ponen esos límites, lo cual es natural: vives bajo su tutela, y buscan lo mejor para ti. Asimismo, si tus padres te aman, entenderán lo que sientes por tu pareja, y por eso pretenderán dialogar sobre ello con el objetivo de que tomes buenas decisiones.

* * *

Si a tu mamá no le agrada la persona con la que estás saliendo, no te pelees con ella: escúchala y dile de manera respetuosa lo que sientes y piensas, y lo que desearías en esa relación. Es cierto que los adultos tampoco son perfectos y se pueden equivocar, pero te aman y tienen la capacidad —basada en la experiencia— de aconsejarte con vistas a un mejor futuro para ti. 

Si en algún momento sientes que no eres capaz de dialogar, busca un mediador: una persona que pueda ayudar a que ustedes se entiendan. Esto te ayudará a tomar decisiones más adecuadas con respecto a tu pareja, además de fortalecer la confianza entre tus padres y tú. El amor siempre triunfará, si es amor y no capricho. Y el amor entre tú y tus padres es real, no lo dudes.

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