“Deja que mi corazón se detenga por un momento y este misterio explore…” (Edgar Allan Poe)
Poesía, amigos. Por los rincones estrechos del ser, por los inhóspitos secretos de la realidad, por donde las ciencias no han podido introducirse, la poesía ha llegado ¿No hemos leído a los señores artistas enseñar, de manera simbólica, sobre la vida y la muerte? ¿Sobre el bien y el mal? ¿Sobre Dios y el hombre? Tan así que muchas cosas que han dicho los filósofos no lo han podido explicar sin un poco de retórica y metáfora.
¿Y del amor, amigos? ¿No han hablado los poetas sobre el amor? Dante, Santa Teresa, Sor Juana, Quevedo, Blake, Baudelaire. Y por supuesto, Edgar Allan Poe.
El poeta maldito
El autor de clásicos como “El Corazón Delator”, “El Cuervo” y “La Caída de la Casa Usher”. Seguro en algún momento hemos oído hablar de Edgar Allan Poe (1809-1849). Relacionado con lo gótico, el terror y lo macabro, Poe ha sido considerado, así como Rubén Darío lo tituló: “el príncipe de los poetas malditos”.
Es este un título superficial y sesgado, según la opinión de muchos (opinión, también, de su servidor, aunque insignificante en este caso). Así, reducir a Poe a un mero autor de “historias de terror”, “retorcido” y “oscuro” es desconsiderar que su pluma traza versos en medio de una época como lo fue el siglo XIX: materialista y reaccionaria contra toda visión trascendente del mundo.
En su obra, el poeta de Boston reflejó las funestas consecuencias de un mundo que se ha olvidado de lo que está más allá del mundo. Esta actitud le valió tanto a él como a muchos otros la exclusión, el rechazo, y el calificativo póstumo de maldito.
También, muchos de sus poemas rescatan la importancia de la sentimentalidad esencial, de las pasiones y de la identidad individual. Así, la cuestión del amor constituye un tema central en su obra. Eso nos lleva a su escrito “¿Deseas que te amen?”
Un poema sobre el amor
“Thou wouldst to be loved?” -traducido en español como “¿Deseas que te amen?”- es un poema que Poe escribió en 1845 dedicado a la poetisa Fanny Osgood. De hecho, el título original era “A Frances S. Osgood”.
Su breve extensión no le impide exponer una idea profunda. Además de contar con una elaborada métrica distintiva de su autor. A continuación, ofrezco la traducción al español del mismo:
¿Deseas que te amen?
No te apartes, entonces,
del rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres, has de ser,
y aquello que no eres, jamás serás.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
serán objeto de elogio sin fin
y el amor, un sencillo deber.”
Un poema para que me amen
Edgar Allan Poe expone en estos versos una verdad fundamental: entre el amor y la verdad, hay una estrecha correlación. Los filósofos han explicado que quien ama tiende a conocer íntimamente aquello que ama. Cuando nos enamoramos, uno procura conocer al otro, saber quién es, cómo es, sus más profundas ambiciones y secretos. Es decir, el amor busca unirse al bien amado. Se empecina a ahondar y descubrirlo en toda su verdad.
Esta relación, entre búsqueda amorosa y conocimiento verdadero, explica por qué la honestidad es necesaria para un amor real. Uno nunca podrá ser realmente amado si no se muestra tal cual es. Una imagen falsa o irreal nos llevará a relaciones superficiales y fundadas en engaños. Mi muestra transparente me permite ser descubierto, haciendo posible un encuentro pleno entre dos almas, haciendo del amor un sencillo deber.
¿O acaso un poema para amarme?
Amigos, estos versos no sólo esconden una verdad sobre el amor para con los demás. Además, guardan una verdad sobre la misma naturaleza humana. Encontrar el amor siempre implica antes un encuentro con uno mismo. Es decir, un descubrimiento sincero y humilde de quienes somos.
El hombre alcanza su libertad sólo y tan sólo si afirma su propia identidad. El que se niega a sí mismo, niega la verdad. Quien niega la verdad, se convierte en un esclavo de sus fantasías, de sus ilusiones, de sus propios engaños. No hay camino feliz para aquellos que no saben a dónde ir.
El conocimiento de sí mismo es la primera búsqueda amorosa que debemos emprender. Quien se conoce se reconoce digno, valioso y llamado a ser fiel a su propia esencia, es imagen y semejanza de su Creador. Esa es la verdad más íntima. No hay alma más bella que aquella que anda en la Verdad.
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Este poema a partir del amor, aborda la importancia de un corazón honesto y la necesidad de una vida íntegra con nuestra interioridad. Vivimos en tiempos de superficialidad y de apariencias, promovidos por la falta de autoestima y la pérdida de un sentido. En tiempos donde nos exponemos bajo las máscaras, las redes sociales y las tendencias. Queremos que nos amen por lo que mostramos sin entender que el amor busca conocer lo que es. Esto no solo nos priva de ser amados, nos mantiene lejos de nuestra vida interior.
Esta vacía actitud que Poe ya presenciaba en su época y que tantas angustias y frustraciones ha causado se sana con este principio: conocerme de verdad y quererme de verdad. Ser honesto con mi ser, y así, llegar a ser honestamente amado. “Sólo lo que ahora eres, has de ser, y aquello que no eres, jamás serás”: esta es la visión trascendente que debemos asumir, aunque la historia nos termine tildando de malditos.