¿Debemos elegir con el corazón o con la mente?

La dicotomía entre la mente y el corazón es algo por lo que todos en algún momento pasamos. Pero acá está el quid de la cuestión: no es en verdad una dicotomía, ¡es trabajo en equipo! Parece que el corazón y la mente están siempre inmersos en una eterna lucha y que nunca se ponen de acuerdo. Uno dice blanco, y el otro dice negro. Y en medio estamos nosotros, que no sabemos a quién hacerle caso. Como ocurre con esos semáforos en mal funcionamiento, que activan la luz de pare y avance al mismo tiempo, no saber a cuál responder puede terminar en tragedia.
Lo loco es que, cuando se trata de relaciones interpersonales, sabemos perfectamente lo que debemos hacer; o por lo menos somos conscientes de lo que nos conviene. En estos casos, la mente nos da avisos de advertencia siempre, pero resulta muy difícil ignorar los impulsos que nos arroja el corazón. Gestionar lo que sentimos a través de nuestra mente es imprescindible para obtener como resultado lo que merecemos, y que ello nos conduzca a felicidad.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de corazón y mente?