4 formas de honrar a tu cónyuge

Durante nuestra preparación para el matrimonio, el sacerdote que nos acompañaba nos hizo caer en cuenta de un detalle muy importante del rito: el compromiso principal de los cónyuges no es el amor, sino la fidelidad. Esta se vive en todo momento y circunstancia, y también se expresa en el amor y el respeto que tenemos el uno por el otro: “Yo, N., te recibo a ti, N., como esposo (o esposa) y me entrego a ti, y prometo serte fiel…”.
Esta palabra, “fiel”, aunque pequeña, tiene grandes implicancias respecto de cómo debemos vivir nuestro matrimonio, porque la fidelidad no se limita solo a “no sacar los pies del plato”, sino que para ella resulta fundamental reconocer y valorar todas las dimensiones de la persona a quien voluntariamente le he dado mi vida. Mi cónyuge es de quien yo mejor debo pensar, a quien voy a entregar mi más alto respeto, trato y admiración, y de cuya dignidad tengo que ser el más leal guardián. Es reconocer la inefable bendición que es el otro en mi vida y no escatimar esfuerzos para entregarme cada día más.
Esto se pone en práctica de muchas formas; principalmente manteniendo una relación con el Amor mismo (nadie da lo que no tiene), pero ta